Finalmente, llegó el día en que la chica se sintió lista. Había practicado bajo el cielo abierto hasta que cada paso se sentía tan natural como el viento que la acompañaba.Con el corazón lleno de esperanza, emprendió el viaje hacia el castillo. El camino fue largo, pero su determinación fue más fuerte. Ya no era solo una chica que corría por los campos.
Ahora, era alguien que había encontrado su ritmo en la vida, alguien que sabía que el esfuerzo y la constancia podían llevarla más allá de cualquier límite.
Al llegar al castillo, las luces la deslumbraron. Todo brillaba como estrellas atrapadas en la tierra.
El príncipe la recibió con una sonrisa, y juntos, bajo el resplandor de las estrellas del castillo, comenzaron a bailar.
Los pasos que había aprendido con tanto esfuerzo la guiaron suavemente a través del salón, como si siempre hubiera pertenecido a ese mundo.
Y así, la chica y el príncipe encontraron su lugar, no solo en el castillo, sino en las historias que contarían juntos.
Porque a veces, las estrellas no solo están en el cielo, sino también en los corazones que sueñan con más.
Y fueron felices para siempre.
FIN
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¿Y que paso con el príncipe y la chica?
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Así acaba...
Las historias siempre terminan con un "y fueron felices para siempre"