Prólogo. El inicio: Un lazo perverso.

586 82 25
                                    

Milenne.

Moscú, Rusia.

Mis uñas golpean de forma insistente contra el cristal que tengo en mi mano, mientras que espero los nervios de punta, la información que he pedido corroborar y suelto un suspiro de exasperación.

¿Que tanto puede tardar la confirmación de un puto dato?

Cuando estoy a punto de perder la paciencia, la puerta de mi estudio se abre de golpe, rompiendo el silencio tenso que se había formado por mis propios pensamientos.

Printsessa— habla uno de mis hombres a mi espalda, asiento, esperando a que termine de hablar—, hemos encontrado la información que nos pidió.

Giro mi cabeza por encima de mi hombro, mirándolo.

—¿Dónde?— inquiero con la voz tensa por la ira—. ¿Dónde se encuentra ese bastardo?

—Vladivostok— responde.

Asiento, pero por su expresión, sé que no me ha dicho todo.

—¿Qué más?— inquiero en tono frío, mismo que me caracteriza en la Bratva—. Más vale que comiences a hablar, no querrás que te corte la lengua, ¿o sí?

Printsessa...bueno, verá...— suspira mientras tiembla del miedo ante mi mirada fija en él—. No es la única información que hemos encontrado— arqueo una ceja, y le hago una señal, para que continúe con sus palabras a la par que llevo el vaso de cristal hacia mis labios—. Verá...el señor, se encuentra en Vladivostok para casarse con la heredera de la familia Russell.

Detengo el vaso a medio centímetro de mi boca, mientras que proceso la nueva información y miro al hombre que se encuentra cerca de la puerta, esperando una reacción mía, sabiendo que soy la mujer más explosiva de la Bratva.

Inesperadamente, me encuentro completamente tranquila con los nuevos hechos y una sonrisa se forma en mis labios, cosa que asusta al hombre frente a mí.

—¿Cuándo?— inquiero en tono plano—. ¿Cuándo se casa el bastardo?

—M–mañana por la tarde, Printsessa— responde con los nervios en su tono de voz—. La ceremonia será a las seis, y la recepción a las ocho.

—Entiendo...— asiento de forma lenta—. Quiero que preparen a los demás, y habla al aeropuerto, diles que necesito el jet listo para despegar en el momento en que llegue— ordeno—. También, lleven un cargamento de armas extras, vamos a necesitarlas, así como los equipos de extracción.

Printsessa, ¿vamos...?

—Sí— respondo a su pregunta no formulada, antes de comenzar a reírme—. Lo haremos. Ve a hacer lo que te ordené, quiero que todo esté listo lo más pronto posible.

—Entendido, señora.

Se marcha y nuevamente, el silencio tenso reina en mi estudio antes de que lancé el vaso de mi mano hacia la pared.

—¡Bastardo hijo de puta!— grito con ira.

Sobre mi cadáver, ese bastardo va a contraer nupcias.

💙💙💙💙💙

Vaska.

Vladivostok, Rusia.

—Sean todos bienvenidos a celebrar la unión...

En el momento en que el sacerdote comienza con la ceremonia, mi mente se queda en blanco, mientras que mi mirada se mantiene en los ojos verdes de Kayleigh Russell, heredera a la mafia irlandesa, misma que pasará a mis manos en el momento en que la ceremonia termine.

Lazo PerversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora