ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 1

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A veces las personas no saben enamorarse, hasta que encuentran un corazón apunto de desiquilibrase

"Apartamento 306" tarareaba un joven de cabello rosa mientras subía por las escaleras de manera alegre, sus dedos recorrían las paredes con pintura en mal estado que poco a poco se desgarraba cuando el joven pasaba las uñas por ahí.

Llego al objetivo y toco la vieja puerta de color verde oscuro que llevaba un pequeño cartel de color casi dorado con el número "306". Un chico alto, azabache y con un lunar en la parte inferior de la nariz, abrió la puerta con una mirada cansada.

— Sunoo —Exclamó cansado— ¿Qué haces aquí tan tarde?

— Tengo mucha energía, juguemos un videojuego, si?

— Ahora es tarde.. —Se paso una mano por el rostro.

— Solo uno, Hoon. —Hizo un pequeño puchero abultando así sus mejillas rosas.

— Solo uno —Rodeó los ojos— no puedo creer que siga aceptando jugar contigo a estas horas —Murmuró mientras se adentraban al apartamento.

— Lo siento, no es mi intención molestarte, pero eres el único que juega conmigo. —Habló mientras sus ojos exploraban el apartamento como si buscase un tesoro y a la vez sus dedos jugaban con el empaque del videojuego.

—¿Qué videojuego trajiste?

—Uno de carrera, ya sabes.

— Bien. —Abrió la puerta de la habitación.

— Ah, cierto. —Saco una pequeña caja de cigarrilos de su bolsillo.

— ¿Cigarrillos? —Miró la cajita— lo necesitaba, gracias.

— No es nada, solo recordé que te ayudaba cuando te estresas. —Jugo con las mangas de su sueter— No es raro?

— ¿Qué es raro?

— Consumes algo que te podría dañar la salud solo para sentirme mejor, eso es malo.

— No importa, Sun. —Dio pardes palmaditas en la cabeza al más bajo —Ya juguemos.

Y así fue como se la pasaron jugando durante una hora y media. Sunoo perdía fácilmente y no por que era malo en eso, solo era por su falta de concentración, ya sea por los botones del control, las risas de Sunghoon o los gráficos del juego. Sunoo se terminó yendo a su casa cerca de las una de la mañana, pero no importaba, se divirtió mucho.

Era una costumbre ir todas las noches al apartamento 306 para poder jugar con Sunghoon un rato y calmar la demasiada energía que acumulaba. Se escabulle de su tía sabiendo que al día siguiente le espera un sermón. Pero, tampoco importa, si estaba con Sunghoon entonces significaba que estaba en casa.

Al día siguiente; Kim Sunoo desayunaba yogurt con fresas mientras colgaba sus pies de arriba hacia abajo y jugaba con la cuchara dentro del plato.

Su tía; una mujer de complexión media, cabello negro amarrado y ojeras, desayunaba frente a el sin emitir ningún ruido, hasta que dejó caer la cuchara dentro del plato causando un ruido que Sunoo ya sabía que significaba.

— Kim sunoo.

— Si? —Levantó la mirada de su plato.

— Se que ayer saliste por la noche, a donde fuiste? —Arqueó una ceja— Con Sunghoon?

— Si.. —Respondió bajo.

— ¡Te dije que no andarás por ahí a altas horas de la noche! —Se levantó de la mesa con el ceño fruncido.

𝘗𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳 𝘢𝘮𝘰𝘳, ú𝘭𝘵𝘪𝘮𝘰 𝘢𝘥𝘪ó𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora