🌸T2 - Capitulo 2🌸

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El nacimiento de nuestra pequeña híbrida no cambió el deseo ardiente que Minjeong y yo sentíamos la una por la otra. De hecho, parecía que la intensidad entre nosotras crecía día tras día. Las noches y los días se fusionaban en una constante necesidad de estar juntas, de explorar cada centímetro de nuestros cuerpos como si no hubiera fin.
Todo comenzó la noche después de que nuestra bebé se durmió profundamente. Minjeong, siempre traviesa y llena de energía, se deslizó en la cama junto a mí, con una sonrisa juguetona dibujada en su rostro.
—Rina... —susurró mientras su dedo recorría lentamente mi brazo—. He estado pensando... llevamos días ocupadas cuidando de nuestra pequeña, pero tú y yo tenemos cosas pendientes..
Mis ojos se encontraron con los suyos, llenos de deseo y determinación. Sabía exactamente a qué se refería, y no había ninguna duda en mi mente. Sonreí, dejando que la tensión entre nosotras creciera.
—¿Pendientes, eh? —respondí, fingiendo no saber a lo que se refería.—Sí, muy pendientes —murmuró, acercándose a mí y mordiendo suavemente mi labio inferior—. Y no pienso dejarte escapar, Rina.
Minjeong no perdió el tiempo. En cuestión de segundos, sus manos suaves pero firmes ya estaban en mi cintura, quitándome cualquier barrera entre nosotras. Su piel caliente contra la mía provocaba una corriente eléctrica que recorría mi cuerpo. Me sentí como si estuviera bajo su hechizo una vez más, completamente a su merced.
Las primeras horas de esa noche fueron una mezcla de susurros entrecortados, gemidos ahogados y movimientos que parecían infinitos. Minjeong siempre sabía exactamente cómo tocarme para hacerme perder la cabeza. Mi cuerpo respondía a cada una de sus caricias, a cada beso que dejaba en mi piel.
Pero eso no fue todo. La noche se extendió hasta el amanecer, y ni una de las dos parecía dispuesta a detenerse. Nos habíamos entregado por completo a la pasión, moviéndonos juntas en una sincronía perfecta. Era como si no pudiéramos saciar nuestra necesidad de la otra, y cada vez que pensábamos que nos habíamos agotado, algo en nosotras volvía a encender el fuego.
Minjeong, con su energía inagotable, tomaba el control de nuestros encuentros, pero también me daba la libertad de reclamarla como mía. La sensación de poder y rendición mezclados me hacía temblar de placer. Sus pequeños gruñidos, sus garras que se aferraban a mi piel, y esa mirada felina de puro deseo hacían que cada momento fuera más intenso que el anterior.—Rina... —jadeaba Minjeong entre besos—. No pares... metemela mas... quiero sentirte más... cada segundo..


No podía resistirme a su súplica. Mi cuerpo reaccionaba a su pedido sin pensarlo, dándole todo lo que me pedía y más. Las horas seguían pasando, y perdimos la noción del tiempo. Para cuando el sol comenzó a iluminar nuestro cuarto, aún estábamos envueltas la una en la otra, nuestras respiraciones entrecortadas y nuestros cuerpos temblorosos por el agotamiento y el placer.


El día siguiente fue más de lo mismo. Apenas tomábamos descansos para comer o para cuidar de nuestra pequeña antes de que Minjeong me arrastrara de nuevo a la cama, con la misma necesidad que la noche anterior. No había palabras, solo miradas cargadas de lujuria, susurros entrecortados y movimientos constantes que nos mantenían al borde del clímax una y otra vez.Cada vez que pensaba que ya no podía más, Minjeong me sorprendía. Era incansable, su energía parecía renovarse a cada segundo. Me tomaba con fuerza, sus colmillos afilados volvían a dejar marcas en mi piel, reclamándome como suya una y otra vez. Y yo, completamente rendida, me dejaba llevar por el placer, por el calor que llenaba cada rincón de mi cuerpo.


—Rina, quiero que me hagas tuya de nuevo.. —decía con esa voz ronca que tanto me encendía.No podía negarme. Nos entregamos a esos deseos durante días, olvidando el mundo exterior, olvidando todo excepto el deseo que ardía entre nosotras. Cada beso, cada toque, cada penetración era una promesa de más. No había límites, solo el constante anhelo de sentirnos más cerca, de perder el control juntas.


El tercer día, el agotamiento físico comenzaba a hacer mella en mí, pero Minjeong seguía igual de juguetona. Me reía, entre jadeos, mientras ella me arrastraba de nuevo a la cama, con esa expresión traviesa en su rostro.—¿No te cansas nunca? —pregunté, intentando recobrar el aliento.—Nunca de ti, Rina —respondió, besando mi cuello—. Podría pasar así toda la vida, y aún querría más...


Y así lo hicimos. Durante días, Minjeong y yo no hicimos más que darnos mutuamente placer, explorando nuevas maneras de sentirnos conectadas. La conexión entre nosotras era profunda, y aunque nuestros cuerpos estaban agotados, nuestros espíritus seguían buscando más.Cada día y cada noche eran un ciclo sin fin de pasión, donde solo existían nuestras respiraciones entrelazadas, los gemidos de placer que llenaban el aire, y los latidos rápidos de nuestros corazones, que seguían el ritmo de nuestro deseo.


Finalmente, una tarde, después de días sin parar, Minjeong y yo nos recostamos juntas en la cama, exhaustas pero satisfechas. Nuestras manos estaban entrelazadas, y las sábanas estaban completamente desordenadas por las incontables horas de amor que habíamos compartido.
—¿Lo ves, Rina? —susurró Minjeong, con una sonrisa en los labios—. Te dije que teníamos cosas pendientes.
Sonreí, agotada pero completamente feliz, y la besé suavemente en los labios.—Y aún así, siempre querré más de ti —respondí, abrazándola con fuerza.
Nos quedamos así, en silencio, disfrutando de la paz después de días de entregarnos a nuestros deseos más profundos. Pero sabíamos que no sería la última vez. Nuestro deseo nunca desaparecería, y siempre encontraríamos el tiempo para perdernos la una en la otra, sin importar cuántos días o noches pasaran.....

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Mi gatita adorable 🌸 Winrina G!P (ADAPTACION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora