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XX. Alαstor vs Lılıth

Lucifer se sentía cada vez más de mal humor, todo era culpa de Alastor y Lilith, siempre se la pasaban peleando por todo, cada que veía a Lilith su cabeza dolía horrible y cada que veía a Alastor su corazón dolía.

Michael lo venía a visitar una vez al mes, Jofiel una vez cada dos meses y Azrael se la pasaba frecuentemente en el infierno... Habían rumores de que el angel de la muerte andaba con un Goetia.

– Lucifer – Exclamó Alastor mientras entraba a la oficina del "ángel".

– ¿Qué quieres? – Pregunto el ángel con molestia, otra vez sentía ese dolor en el corazón y una rara sensación en el estómago.

– Ya se por qué estás así, la maldita perra de Lilith te hizo algo – Exclamó Alastor mientras se acercaba al rey para besarlo.

Quiso maldecir al demonio por su osadía pero el dolor en su corazón dejo de molestar, ahora solo sentía una sensación reconfortante y linda... Sin embargo una parte de él quemaba, quemaba como el mismo infierno, cualquiera en su sabo juicio se alejaría.

Sin embargo el estaba acostumbrado al fuego y quemarse, así que enrolló sus brazos al rededor del cuello del demonio más alto, necesitaba sentirlo mas cerca... Algo le decía que ese demonio le pertenecia lo cual es estúpidamente verdadero, todos en el infierno le pertenecen... Pero Alastor le pertenecia de otra forma, muy diferente a los demás.

¿Alastor es suyo o él es de Alastor? Sinceramente no lo sabía y no le importaba descubrirlo el solo necesitaba sentirlo, la forma en que Alastor lo tocaba y lo besaba como si le pertenecerá completamente. Podía sentir el aliento del demonio en su oído, podía sentir sus grandes manos pasando por todo su cuerpo.

– Alastor – Jadeo sin pensarlo, no podía pensar, su mente estaba en Alastor y en todo lo que hacía.

Siempre era Alastor, siempre lo necesitaba a él... ¿Quien es Lilith? Lilith no es nadie cuando Alastor está cerca... Le pertenece a Alastor, solo el puede tocarlo de esa forma... Solo el puede hacer que se sienta así.

– Alastor~ más fuerte – Lloriqueaba con cada golpe, con cada estocada... Solo eran ellos dos solo Alastor y Lucifer... Si mente daba vueltas se sentía completo.

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– Luci, cariño te estaba buscando – Exclamó Lilith con una sonrisa mientras se acercaba a Lucifer.

– ¿Qué quieres? Estoy ocupado – Murmuró el demonio con mal humor le dolía la cadera.

– Estaba pensando que tú y yo podríamos tener una hermosa cena y quizás algunas cosas más – Murmuró Lilith con una sonrisa mientras se acercaba de manera provocativa a Lucifer.

Lucifer solo la miro con asco mientras intentaba procesar las palabras ¿Algunas cosas más? No gracias.

– Quedé con Alastor para esta noche y las demás – Respondió el rey secamente mientras continuaba con sus pendientes del infierno.

– Pero Luci – Intento hablar Lilith pero Lucifer ya estaba cansado el hechizo que Lilith mantenía sobre el rey se rompió.

– Te dije que no Lilith, no quiero salir contigo, no quiero estar contigo, tu sola presencia me causa asco... Dejame en paz por una vez en tu miserable vida y existencia – Grito Lucifer con enojo mientras aventaba todos los papeles al suelo, estaba harto, odiaba a Lilith.

Los ojos de Lilith se llenaron de lágrimas mientras veía y escuchaba todo con incredulidad, Lucifer jamás se había comportado así con ella... Jamás le había gritado ni alzado la voz, sin embargo está vez era diferente, la estaba rechazando para siempre... Lilith no entendía cómo esto podía suceder se suponía que Lucifer la amaría y adoraría eternamente sin embargo ya no era así.

– Tus lágrimas no sirven conmigo, hazte el favor de irte así te ahorras la humillación de que yo te saque yo – Exclamó Lucifer con enojo mientras abría la puerta para que Lilith se fuera.

Lilith sintió que el aire la abandonaba cuando en el fondo se la oficina vio a la sombra de Alastor despedirse de forma burlona... Alastor le había ganado en su propio juego y dudaba poder recuperar a Lucifer.

Cuando Lilith salió de la oficina Lucifer se permitió respirar por fin podía hacerlo libremente, sintió como lo abrazaban por la cintura... Era Alastor, su simple presencia lo reconfortaba... Amaba a Alastor, se había enamorado de ese demonio.