Las oscuras entrañas de Urheim, la vasta ciudad subterránea que alberga a los últimos vestigios de la humanidad, permanecen en un silencio opresivo. La gente se mueve en las sombras, siempre con la sensación de estar al borde del abismo, conscientes de que el más mínimo error podría significar la destrucción de todo lo que conocen. Fuera de las enormes murallas que protegen la ciudad, acechan los Dvergar, criaturas gigantescas que surgen de las profundidades y arrasan con cualquier cosa en su camino. Para los habitantes de Urheim, el miedo a los Dvergar es tan constante como el aire que respiran.
En este mundo sombrío, Aki, un joven soldado de la Orden de los Vigilantes, se prepara para su turno de patrulla. Aki es un chico de 18 años que lleva el peso de su pasado como una carga invisible. Siendo solo un niño, perdió a toda su familia en un ataque de los Dvergar que devastó parte de la ciudad. Esa pérdida lo marcó profundamente, dejándolo con una mezcla de rabia, culpa y un sentimiento constante de insuficiencia. A pesar de entrenarse con dedicación, siempre ha sentido que no es lo suficientemente fuerte como para pertenecer realmente a la Orden. No es ni el soldado más hábil ni el más valiente, y constantemente se pregunta si está realmente preparado para defender a Urheim.
Mientras ajusta las correas de su armadura y revisa su equipo, una presencia familiar llena el cuarto. Serge, su mejor amigo y compañero en la Orden, entra con una sonrisa relajada y despreocupada, como si la amenaza de los Dvergar fuera un problema distante. Serge es todo lo contrario a Aki: alto, fuerte y siempre seguro de sí mismo, es conocido por su habilidad en combate y su optimismo inquebrantable. Desde que eran niños, Serge ha sido el apoyo de Aki, siempre dispuesto a protegerlo. Aunque no lo dice abiertamente, Serge considera a Aki como un hermano pequeño, alguien a quien proteger a toda costa.
—"¿Estás listo, hermano?" —dice Serge, lanzándole una mirada a Aki mientras se ajusta el casco. Su tono es despreocupado, pero sus ojos muestran un entendimiento profundo de la situación.
Aki suelta un suspiro mientras mete su lanza de resonancia en la funda que cuelga de su espalda. —"Listo, aunque no sé si me acostumbro a estas patrullas en las profundidades. Hay algo en estos túneles que siempre me pone los pelos de punta."
Serge sonríe, dándole una palmada en el hombro. —"Vamos, Aki. Lo tienes todo bajo control. Hemos pasado por cosas peores, ¿no? Además, con Tessa al mando, estaremos bien."
Como si sus palabras la invocaran, Tessa, la líder de su escuadrón y amiga cercana de ambos, entra en la habitación. Alta, atlética y con una expresión de acero, Tessa es la imagen perfecta de una guerrera experimentada. Aunque solo tiene unos años más que ellos, es una veterana de la Orden y ha visto más batallas contra los Dvergar de las que se atreve a contar. Su mirada dura oculta una tragedia: Tessa perdió a su hermano mayor en una misión fallida contra los Dvergar años atrás. Desde entonces, ha jurado proteger a quienes la rodean, especialmente a Aki y Serge, quienes se han convertido en su nueva familia.
—"Deja de distraer a Aki, Serge. Tenemos trabajo que hacer." —dice Tessa con una sonrisa apenas perceptible mientras revisa su propio equipo. Su tono es serio, pero hay un toque de calidez en sus palabras que solo se reserva para sus amigos más cercanos.
—"Sí, comandante," —responde Serge con una sonrisa burlona antes de volverse hacia Aki. —"Ves, ni siquiera ella está preocupada. Solo una patrulla más."
Pero Aki no está tan seguro. Los rumores en Urheim han crecido en las últimas semanas: los Dvergar han estado atacando con mayor frecuencia, y la última patrulla que fue enviada a los túneles más cercanos al Anillo Oscuro nunca regresó. Nadie sabe qué está ocurriendo en esos túneles, pero todos en la Orden saben que algo está cambiando. Aki siente una opresión en el pecho, una sensación de que esta misión será diferente.
El equipo de Aki, Serge y Tessa está asignado a patrullar cerca del Anillo Oscuro, una de las zonas más profundas y peligrosas de Urheim, donde los túneles son antiguos y casi inexplorados. A medida que descienden más y más hacia las profundidades, el ambiente cambia. Las luces de sus linternas apenas parecen penetrar la oscuridad densa que rodea el lugar. El eco de sus pasos es lo único que rompe el silencio sepulcral.
—"Esto no me gusta," —murmura Serge mientras levanta su lanza de resonancia. —"Demasiado silencio para mi gusto."
Tessa asiente, pero no dice nada. Mantiene su mirada fija en los túneles más adelante, siempre atenta a cualquier señal de peligro. La tensión en el aire es palpable.
Aki, por su parte, no puede dejar de sentir una extraña conexión con el lugar. Hay algo en la oscuridad que le resulta inquietantemente familiar, aunque no sabe por qué. Mientras caminan, siente un cosquilleo en la nuca, una sensación de que algo los está observando. Entonces, lo ve: en una de las paredes del túnel, ocultas bajo capas de polvo y roca, hay inscripciones antiguas.
—"Mirar esto" —dice Aki, deteniéndose de golpe y señalando los grabados.
Serge y Tessa se acercan, ambos observando las extrañas figuras talladas en la roca. Son símbolos que ninguno de ellos reconoce, figuras humanoides junto a colosos gigantes, pero no parecen estar en conflicto. En lugar de eso, las figuras humanas y los gigantes parecen estar en comunión, casi como si estuvieran conectados de alguna manera.
—"¿Qué es esto?" —pregunta Tessa, frunciendo el ceño mientras pasa la mano sobre las inscripciones. —"No he visto nada como esto antes. ¿Será de alguna civilización antigua?"
—"Parece que los humanos y los Dvergar... ¿coexistían?" —murmura Serge, confundido.
Aki no puede quitar la vista de las inscripciones. Siente un tirón en su interior, como si esas figuras y esos símbolos estuvieran conectados a algo profundo dentro de él. Pero antes de que pueda procesarlo completamente, el suelo comienza a temblar.
—"¿Qué...?" —comienza a decir Serge, pero el sonido ensordecedor de un rugido lo interrumpe.
De las profundidades de los túneles, emergen tres Dvergar, gigantescas criaturas de piel gruesa y ojos brillantes que parecen perforar la oscuridad. Se mueven con una agilidad que no corresponde a su tamaño, como sombras vivientes. Su presencia es imponente, y el aire a su alrededor parece volverse más pesado. El eco de sus pasos hace vibrar las paredes.
—"¡A las posiciones!" —grita Tessa, desenvainando su lanza de resonancia.
El equipo se prepara para el combate, pero el miedo se apodera de ellos rápidamente. Los Dvergar no son como los humanos; son pura fuerza destructiva, capaces de arrasar con cualquier cosa en su camino. Serge y Tessa pelean con la ferocidad y la coordinación de veteranos. Tessa, siempre en control, lidera el ataque, mientras Serge se mueve con rapidez, blandiendo su lanza y atacando con precisión. Uno de los soldados del equipo, Thom, no tiene tanta suerte; un Dvergar lo atrapa antes de que pueda reaccionar y lo aplasta sin piedad. Aki, paralizado momentáneamente, observa la brutal escena, su corazón acelerándose mientras su mente se queda en blanco.
El miedo lo inunda, y aunque intenta luchar, no logra igualar la ferocidad de sus compañeros. Mientras un Dvergar se abalanza sobre él, levantando su brazo gigantesco para aplastarlo, Aki siente algo extraño en su mente, como un destello repentino. Por un breve instante, todo parece ralentizarse, y sin saber cómo, Aki esquiva el ataque con una agilidad que nunca antes había experimentado. El movimiento fue instintivo, como si su cuerpo hubiera reaccionado antes que su mente. La criatura golpea el suelo, levantando una nube de polvo, pero Aki sigue de pie.
El combate continúa ferozmente. Tessa y Serge logran derribar al último Dvergar, sus lanzas de resonancia emitiendo un sonido agudo cuando impactan contra la piel endurecida de las criaturas. La victoria llega, pero a un precio: Thom yace muerto, y la mente de Aki sigue enredada en lo que acaba de experimentar.
Con el combate terminado, el equipo se queda en silencio, recuperando el aliento mientras miran los cadáveres de los Dvergar. Aki, sin embargo, sigue observando las inscripciones en la pared. Algo dentro de él ha cambiado. No sabe qué significa, pero sabe que no es coincidencia que esas figuras y símbolos lo hayan atraído.
Fin del capitulo 1.

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Echoes Abyss
FantasyRelato de ciencia ficción y fantasía oscura en un mundo donde la humanidad ha sido forzada a vivir bajo tierra, en una ciudad llamada Urheim, tras el colapso de la civilización en la superficie. La trama sigue a Aki, un joven soldado que pertenece a...