En cuanto abrí la puerta fui recibido por la niebla. La habitación se hizo más escalofriante en términos de tecnología. No sólo tenía una máquina de niebla, sino que había un murciélago en el techo que comenzó a dar vueltas en círculos. Que aterrador. Parecía que había una pista de noche de brujas en algún reproductor en la habitación pero no la vi. Me encaminé por unas ratas de juguete en el piso que se movían alrededor hacia la siguiente área. Alcancé la perilla y mi corazón se hundió hasta mis rodillas. No quería abrir esa puerta. Un sentimiento de terror me pego tan duro que apenas y podía pensar. La lógica me supero después de unos aterradores momentos, me sacudí el miedo y entre a la siguiente sala.
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La Casa Sin Fin
HorrorUna casa común y corriente. Nada en especial. O al menos eso es lo que creí.