★CAP 2★

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-CAPITULO 2- "¿Por qué sigo viva?"







-El agua era densa y oscura, envolviendo a Marina en una negrura que no tenía fin. Se sentía suspendida en un vacío frío y eterno, como si hubiera caído en el abismo del propio océano. Pero a pesar de la presión que parecía hundirla más y más, seguía respirando. El pánico la consumía; su cuerpo luchaba por moverse, pero no podía. *¿Estoy bajo el agua?* pensó. ¿Cómo era posible que siguiera viva?









-De repente, una luz tenue comenzó a filtrarse a través de la oscuridad. Una corriente suave la arrastraba hacia la superficie. Con cada segundo que pasaba, sentía como si algo estuviera tirando de su cuerpo hacia arriba, pero no era una fuerza amable. No era el agua la que la movía, era el templo... o algo dentro de él.









-*¿Por qué sigo viva?* Esa pregunta resonaba en su mente una y otra vez, mientras trataba de entender qué había pasado. Recordaba haber caído, el tirón en sus pies, el grito de Iván, y luego... la oscuridad. Pero ahora estaba aquí, flotando en una dimensión que no reconocía, entre el borde de la vida y la muerte.









-Finalmente, sus ojos se abrieron de golpe. El aire frío y salado la golpeó con fuerza, y se dio cuenta de que ya no estaba bajo el agua. Estaba tumbada en la arena, empapada y temblando, pero viva. Las estrellas titilaban sobre su cabeza, y el rugido del mar había vuelto a ser el susurro familiar que siempre había conocido.









—Iván...— murmuró, intentando incorporarse, pero su cuerpo estaba débil, como si hubiera estado a punto de perder la vida. Miró a su alrededor, pero no había señales de su amigo. Ni rastro de él, ni del templo que había emergido del mar.









-*¿Qué pasó?* Se preguntó, su respiración agitada. El templo, las criaturas, la tormenta... todo parecía haber desaparecido como si nunca hubiera ocurrido. Solo el océano permanecía frente a ella, sereno, como si nada hubiera perturbado su calma.









-Marina se levantó con dificultad, sus piernas tambaleantes por el esfuerzo. Todo estaba en silencio, un silencio demasiado profundo. Caminó lentamente por la orilla, llamando a Iván, pero no había respuesta. Cada paso la hacía sentir más aislada, más desconcertada.*¿Por qué sigo viva?* El pensamiento seguía atormentándola. Sabía que debería haber muerto. Había caído al agua, y algo la había arrastrado. Pero en lugar de la muerte, algo la había devuelto. *¿Qué quiere de mí?*









-Entonces, escuchó un susurro a su espalda. Giró rápidamente, su corazón dando un vuelco.

 Pero no había nadie. Solo el eco de la voz que antes le había hablado desde las profundidades.

—Has sobrevivido porque aún no conoces tu destino... pero el mar siempre cobra sus deudas.—









-Un escalofrío recorrió su espina dorsal. Esa voz... ¿la misma del templo? ¿O era el océano mismo que le hablaba? La realidad parecía disolverse a su alrededor. Sus manos temblaron mientras intentaba apartar la arena pegada a su ropa, pero una sensación extraña la invadió. Su piel se sentía diferente, más fría... más húmeda de lo normal.









-Corrió hacia la orilla, el agua cristalina reflejaba su rostro bajo la luz de la luna. Se agachó, temerosa de lo que vería. Y entonces lo notó. Su piel, que siempre había sido cálida y rosada, ahora tenía un brillo extraño, una tonalidad plateada. Como si el agua salada se hubiera convertido en parte de ella. Sus manos, que antes eran normales, ahora brillaban débilmente bajo la luz de la luna.









"Marina" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora