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TN :déjame sola -llorando-

Leeteuk :TN por favor suelta eso ,te estás haciendo daño

Tn :más de lo q me han hecho ,¡ESTO NO ES NADA !- se corta -

Leeteuk :TN por favor suéltala

TN :déjame ,déjame morir -gritando -

Las palabras de TN resonaron en el silencio del cuarto, cortantes como el filo de la navaja que aún apretaba con fuerza en su mano. Yesung, que hasta ese momento había estado observando la escena con un corazón encogido, no pudo contenerse más. Se acercó con cautela, su rostro lleno de preocupación.

"TN, por favor, bájala. Podemos hablar, resolver esto. No te hagas daño."

TN se encogió ante su voz, sintiendo un nudo en la garganta. No quería escucharlos, no quería que nadie la viera en este estado de fragilidad. En un arrebato de desesperación, levantó la navaja con más fuerza y se hizo una pequeña herida en su brazo

El grito de horror que salió de la boca de Yesung se mezcló con el sonido de la navaja impactando dañando su piel . Rose, que se había mantenido en silencio hasta ese momento, no pudo evitar gritar y correr hacia ella, abrazándola con fuerza.

"TN, ¡deja eso! ¡Ya basta! No lo hagas, por favor."

Rose intentó quitarle la navaja, pero TN se resistía, su cuerpo convulsionado por la desesperación y el dolor. Yesung, con la ayuda de Leeteuk, finalmente logró apartarla de ella, dejando caer la navaja al suelo con un golpe sordo.

Leeteuk, sin decir una palabra, tomó un botiquín de primeros auxilios que estaba en la habitación y se arrodilló junto a TN. Con manos firmes y delicadas, comenzó a limpiar la herida y a vendarla, sin dejar de mirarla con tristeza y preocupación.

TN, exhausta y dolorida, se acurrucó en el regazo de Rose, sollozando silenciosamente.

"Lo siento, no quería hacerlo, pero... no pude evitarlo." Su voz era apenas un susurro, quebrado por el dolor.

Rose la abrazó con más fuerza, tratando de calmarla. "No te preocupes, ya pasó. Estamos aquí contigo, te cuidaremos. Todo estará bien."

Leeteuk terminó de vendar la herida y se sentó junto a ellas. "TN, por favor, cuéntame qué te pasa. ¿Qué te ha hecho sentir así?"

TN lo miró a los ojos, con un dolor indescriptible reflejado en ellos. "No hay nada que pueda decir que justifique esto. No soy digna de su ayuda. No soy digna de nada."

Leeteuk suspiró, comprendiendo la profundidad del dolor que la consumía. "TN, eso no es cierto. Tú eres valiosa, eres especial. Lo que te haya sucedido, no define quién eres."

Su mirada se encontró con la de Yesung, que se encontraba en la puerta del cuarto, observando la escena con tristeza y compasión. En ese momento, comprendió que ella no era la única que estaba sufriendo, que sus palabras habían herido a todos.

"Lo siento, No tenía derecho a hacer esto, a lastimarlos a todos."

Yesung se acercó a ella, su rostro lleno de tristeza. "No hay nada que debas disculpar, TN. Todos nos equivocamos, todos cometemos errores. Lo importante es que estamos aquí para ayudarte, para apoyarte en este momento difícil."

Las palabras de Yesung, aunque llenas de bondad, no fueron suficientes para aliviar el dolor que TN sentía. En su interior, la oscuridad seguía aferrándose a ella, amenazando con consumirla por completo. Sin embargo, en ese momento, en ese lugar, rodeada de la preocupación de su hermano y amigos , sintió un atisbo de esperanza.

La esperanza de que, quizás, algún día, podría dejar atrás las heridas del pasado y encontrar la paz que tanto anhelaba.

TN :podrían dejarme hablar con Yesung a solas

Leeteuk :está bien tomense su tiempo

Narrador
Cuando salieron todos de la habitación se sentía el aire en la habitación ,era denso, cargado de la tensión que se había ido acumulando desde que Yesung entro y todos se fueron .Sus palabras, acusatorias y llenas de dolor, resonaban en el silencio, mientras Yesung la observaba con un corazón apesadumbrado. Su amor por TN era un torrente imparable, un río que se negaba a cambiar su curso, pero el beso que le había dado a Jennie, un error impulsivo, había sembrado una grieta en la confianza que tanto habían construido.

"No debiste hacerlo, Yesung. Me hiciste sentir... como si no importara." La voz de TN se quebró, sus ojos reflejando una mezcla de dolor y rabia. El reproche no era solo por el beso en sí, sino por la sensación de que su amor no era lo suficientemente fuerte para evitar ese desliz.

Yesung la observaba, con un nudo en la garganta que le impedía hablar. Su corazón se hundía con cada palabra que ella pronunciaba, cada lagrima que rodaba por sus mejillas. No encontraba palabras que pudieran justificar su acción, ni que pudieran calmar el dolor que veía en los ojos de TN.

"No entiendo, Yesung. No entiendo cómo pudiste..." Su voz se ahogó, y sus ojos se llenaron de lágrimas. Yesung se acercó a ella, su cuerpo lleno de un deseo que luchaba contra la culpabilidad.

La tomó por la cintura, atrajéndola hacia él. Su piel se rozó con la suya, y la electricidad recorrió su cuerpo. La tristeza en sus ojos se transformó en una intensidad que lo llenaba de un deseo ardiente.

TN lo miró con una mezcla de confusión y deseo. Sus ojos se encontraron, y en esa mirada, Yesung encontró una respuesta a su dolor. En esos ojos, vio la profundidad de sus sentimientos, la pasión que ardía en su interior, y la fuerza de su amor.

La tomó por el rostro, sus dedos recorriendo sus mejillas con delicadeza. Su mirada se posó en sus labios, en la forma de su boca, en el brillo que emanaba de ellos. No pudo resistirse más.

"TN..." murmuró, su voz ronca de deseo.

Y en ese instante, el tiempo pareció detenerse. El espacio entre ellos se llenó de una tensión palpable, de una energía que emanaba de sus cuerpos. Sus labios se encontraron, un contacto suave, un roce que desató un incendio en sus almas.

TN, sorprendida al principio, sintió como una ola de deseo la recorría. Respondió al beso con una pasión que lo envolvió por completo. Sus manos se aferraron a su cuello, sus dedos hundiéndose en su cabello, como si quisiera asimilar cada centímetro de su ser.

El beso se intensificó, lleno de pasión, de deseo, de un amor que buscaba una respuesta. Sus cuerpos se movían al ritmo de la pasión, como si se hubieran encontrado en un baile eterno, lleno de deseo y entrega.

La habitación se llenó de gemidos y suspiros, de un sonido que era la sinfonía de su amor. En ese momento, el dolor y el reproche quedaron atrás. Solo existía el calor de sus cuerpos, la intensidad de sus deseos y la fuerza de un amor que se negaba a ser destruido.

Al otro día

Continuara ....

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⏰ Última actualización: Oct 24 ⏰

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