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28 de Marzo de 1928

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28 de Marzo de 1928

La oficina de Lucifer estaba llena de papeles esparcidos por todas partes. El sheriff se sobó la sien, frustrado por la falta de pistas en el caso de un asesino en serie, de nuevo. En menos de dos semanas habían ya cuatro victimas con las mismas características.

─¿De nuevo?─Preguntó Lucifer, como si no fuera bastante obvio lo que sucedía.

─Sí, oficial. Otra víctima encontrada en el bosque. La cuarta en menos de un mes.

Lucifer suspiró y se levantó de su escritorio, estirando su cuerpo de proporciones pequeñas.

─Este tipo es un psicópata. Deja una sonrisa pintada en el rostro de sus víctimas y algunas extremidades desaparecidas. Pero no hay nada más. No hay huellas, no hay testigos, no hay nada.

Azrael se encogió de hombros. Conocía a una de las víctimas, y era un patán infiel con su esposa. Aunque no podía deducir si se lo merecía.

─Parece que disfruta del juego, oficial. Quiere que lo busquemos.

Lucifer frunció el ceño conociendo sabiendo esa misma información. ¡Claro que quería freirles la cabeza! No era como ese idiota anterior asesino que era muy obvio y la única razón por la que no lo habían atrapado antes era porque se la pasaba huyendo. No, no, no. Este era mucho peor.

Pero el tenia un plan. Siempre tiene uno. Por eso es que es tan bueno en su trabajo.

─Quiero que averigües los expedientes de las víctimas, deben tener un patrón. Un asesino siempre debe tener motivaciones porque es demasiado astuto como para hacerlo solo porque si.

Azrael asintió y se dirigió hacia la puerta.

─Y no involucres a Adán en esto.─Dijó Lucifer, tomando las llaves de su auto.─ Es muy escandaloso y solo meterá terror en los habitantes. No queremos eso, ni sus mierdas de dramas.

Azrael asintió sin cuestionar nada y salió de la oficina.

Lucifer dió un suspiro mientras la cerraba debido a que había tenido suficiente con su jornada laboral y saludó vagamente a resto de sus compañeros de trabajo para dirigirse a la entrada del edificio. Pensó en que tenía preparado para hoy luego del trabajo y sonrió.

La entrevista que iba a tener con aquel muchacho, Alastor. Había conversado con el en aquel festival y resultó ser todo un personaje bastante interesante, y para ser un joven de veintícuatro años, era bastante maduro para la edad que tenia y no decía incoherencias. Vox había tenido razón, no siempre encontrabas personas interesantes en ese pueblo.

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