Capítulo I.

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Lazos de Sangre


La majestuosa Mansión Black, ubicada en las colinas de una región mágica remota, resplandecía con su habitual elegancia severa, pero aquella noche la magia parecía concentrarse más intensamente sobre sus muros antiguos. El aire era fresco, perfumado por las flores de los jardines y los hechizos protectores que siempre mantenían la mansión segura. La entrada principal, adornada con un par de grandes puertas negras con el escudo de la familia Black, recibía a los invitados más ilustres del mundo mágico. Aquella noche, solo las familias de sangre pura tenían el privilegio de estar presentes.

Dentro, el salón de fiestas brillaba con luz cálida. Las velas flotaban bajo un techo encantado que mostraba un cielo estrellado sin una sola nube. Las túnicas de los magos y brujas presentes oscilaban entre tonos oscuros y sofisticados, tejidos con hilos de plata y oro, reflejando el estatus y poder de las familias. Los Black eran los anfitriones, conocidos no solo por su poder, sino por la pureza impecable de su linaje.

En la habitación principal de la mansión se encontraba Regulus Black, un hombre de porte imponente, vestía una túnica negra de terciopelo adornada con bordados en plata que recorrían el borde de su capa hasta sus hombros, donde las insignias de su familia relucían. A su lado, su esposo Magnus Black, de rostro afilado y mirada penetrante, lucía una túnica similar, aunque con detalles más sobrios. Magnus había sido el gestante de su hijo, Heeseung, quien había nacido unos meses antes de aquella noche. Sin embargo, ni Magnus ni Heeseung estaban presentes en la fiesta; en lugar de ello, Regulus había optado por asistir solo, manejando las negociaciones que sellarían el destino de su familia.

Un poco más lejos en una mansión igual de antigua que la Black, los Prince preparaban su partida Lucian Prince, el patriarca, destacaba con su túnica azul oscuro-decorada con detalles plateados que simulaban runas antiguas, que tomando su bastón se preparaba su aparición. Detrás de él, caminaba con molestia y elegancia su esposo, Marius Prince, el gestante de su hijo, Sunghoon, nacido poco tiempo después de Heeseung. Marius, a diferencia de Magnus, estaba visiblemente molesto vestido con una bata de seda color ocre que le cubría hasta los tobillos, por haber sido obligado a quedarse en casa con el pequeño Sunghoon, ya que su estado tras el parto aún no era ideal para eventos sociales.

—Deberías estar aquí, con tu familia, Lucian —había insistido Marius antes de que partiera—No es justo que me quede en casa después de todo lo que he pasado con el embarazo.

Lucian, con su habitual calma y serenidad, lo había calmado con una mano en el hombro.

—Marius, querido, tú sabes que aún no estás en condiciones de asistir. La poción fue difícil para ti, y Sunghoon aún necesita cuidados. Prometo que en el próximo evento seremos todos juntos.

Sin embargo, la ausencia de Marius y Magnus no impidió que el acuerdo siguiera adelante. Aquel era un momento crucial para ambas familias, un pacto que sellaría la pureza de sus linajes y garantizaría la estabilidad de su legado.

Regulus y Lucian se sentaron frente a frente en una sala privada del ala oeste de la mansión, decorada con retratos de los ancestros Black y un enorme tapiz de Slytherin colgado en la pared. Ambos hombres mantenían una postura relajada, pero la tensión en el aire era palpable. El tema que los había reunido era demasiado importante como para ser ignorado.

—Heeseung está sano y fuerte —comenzó Regulus, sirviendo dos copas de vino elfo oscuro, cuyo líquido se movía como sombras líquidas dentro de las copas—. Nació unos meses antes que tu Sunghoon. Magnus tuvo un parto difícil, como sabes. Estas pociones de gestación no son algo sencillo, pero él lo manejó con dignidad.

Contrato Matrimonial  - HeehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora