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                                                                                             ELLLIE

Mierda, mierda, mierda, mierda... Ahora no, él no. Pensaba que a estas alturas se habría largodo del pueblo. Para colmo, estaba buenísimo. Pelo castaño, ojos verdes y qué decir de sus abdominales... Joder Ellie, céntrate. Y Thor... estaba enorme también, dios como amé a ese perro. Tanto como amé a Thiago. ¿Qué sería de su vida ahora? Hacía mucho que no sabía nada de él... Pero fue mi decisión y no la puedo cambiar. Sin poder controlarlas, las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas. Me senté en el descampado. Aquel descampado me traía tantos recuerdos... Joder ya volvía a llorar. Pero no podía controlarlo. Lloré hasta que no tuve más lágrimas que soltar. Tenía que rehacer mi vida, lo necesitaba. Y el primer paso era hacer como que nada había pasado. Me levanté más calmada y me fui de aquel sitio tan nostálgico para mí. El piso que compré estaba al lado así que fui caminando. Me tiré en la cama y me dormí unos segundos después.


Abrí los ojos y miré la ventana... Me levanté de golpe al ver que ya se había hecho de noche.

Normal, si no duermes más de dos horas

Me estiré perezosamente y salí de mi casa. Le había prometido a mamá que iría a verla, no me apetecía, pero... Llegué antes de lo que había pensado. Recé porque estaba sola y tocó el timbre. Me abrió, ilusionada por mi vuelta. Me hizo pasar y más recuerdos volvieron a golpearme. Olía a canela y té.

- ¿Quieres té y galletas? Son tus favoritos, cariño – me disgusta

- Sí, claro – asentí

Surpiré por fin al ver que estaba sola.


Dos horas después, salí de allí. Me alegraba volver a ver a mi madre después de tanto tiempo, pero a la vez sabía que ella, aunque no lo admitiera me miraba con lástima por todo lo que me había sucedido. Odiaba que me miraran así, porque hacían que recordara y reviviera todo eso. Necesitaba una distracción. Lo llamé sin pensarlo dos veces.

-Hola, Ellie – me respondió con voz seductora

- Necesito que vengas – dije simplemente

- Estoy allí en 15 minutos – colgó

"Así me olvidaría de todo", pensé.

Pero no de él

Cállate estúpida conciencia.

Fui a vestirme provocativa, al fin y al cabo, a eso iba. Me había vuelto dependiente al sexo para olvidar mis problemas, que no eran pocos. Supongo que no tendría que ser así, pero me daba igual. Ya estaba rota por dentro. Le envié mi ubicación y me senté en el sofá a esperarlo. Se llamaba Evan, lo conocí un día que volví al pueblo a recoger unas cosas. El vivía en un pueblo cercano. Ese día tenía muchas cosas en la cabeza y una cosa llevó a la otra. Acabé en su casa y desde ese día es mi distracción. De vez en cuando huía de Londres para irme con él. Se había convertido en mi mejor amigo/ con derechos y era una de las pocas personas que conocían mi secreto. Tocaron el timbre y di un respingo, me había asustado el cabrón. Abrí con una sonrisa seductora.

-Hola ne- lo corté con un beso y tiré de su camisa. El cerró la puerta tras de sí y puso sus manos en mi cintura. Se separó un segundo para hablar.

- Luego me cuentas – susurró agitado

Asentí rápidamente y lo volví a besar. Tiré de su camisa y acabó en el suelo, al igual que toda su ropa.

Después de media hora, estábamos tirados en la cama, exhaustos.

-Jo...der, si... que estabas... estre...sada – suspiró

- Fui... a visitar a mi madre. Me miraba... con pena. Sabes como odio eso, pero por lo menos no estaba mi padre.

- Joder pues sí – me giré para mirarlo

- ¿Sí qué? –

- Que sí que mejor que no estuviera tu... - pensó lo que iba a decir unos segundos – progenitor –

- Si, mejor – me coloqué como estaba antes, bocarriba.

- ¿Has vuelto a hablar con él? – me preguntó y me tensé de inmediato

- Ni muerta – se quedó callado - ¿Podrías quedarte? – Asintió

- ¿Hoy tampoco vas a poder dormir? –

- Llevo unos días de mierda, no he dormido más de 2 horas – dije pasándome las manos por la cara

- Tienes que hacerte ver, Ellie. Ya es demasiado – dijo con preocupación

- Lo sé, es solo que sé perfectamente por qué – lo miré significativamente – Y no creo que lo olvide jamás. Ni con ayuda – suspiré.

Tenía ganas de llorar, pero nunca lo hacía delante de la gente. ¿En qué momento había pasado de ser excesivamente alegre a... esto?


Hacía tres horas que a Evan le había vencido el sueño. En cambio, yo seguía sin pegar ojo. Por la noche solo daba vueltas por el piso, miraba por la ventana y por la frustración acababa llorando. Ahora me encontraba en el suelo, en posición fetal y apoyada en la pared. Era como si me hubiera pasado ayer. La veía con tanta claridad... No dejaba de preguntarme, ¿por qué? Por qué el destino había sido tan cruel conmigo y con... Se me estrujó el corazón con solo pensar en ella. Empecé a llorar sin poder evitarlo.


-Voy a estar bien, de verdad –

Estábamos en el portal, Evan no quería irse. Me había pillado llorando por... ella

- Entonces ya me voy, pero... - hizo una pausa – Intenta dormir algo –

Iba a asentir cuando detrás de él vi a Thiago. No me juzguéis por lo que hice. Necesitaba que se fuera y me quitara sus hermosos ojos verdes de encima. Hice una estupidez, sí, pero fue lo primero que se me ocurrió.

-Vale, pue- Se calló cuando le tiré de la camisa para besarlo desesperadamente. Thiago abrió los ojos como platos cuando lo vio. Evan me cogió la mejilla y vi un destello de, ¿decepción? Cruzar la mirada de Thiago. Finalmente se fue, justo cuando Evan me apartó.

- ¿A qué ha venido eso? – sonaba confundido

- Olvídalo –

- ¿Quién estaba atrás? –

- Olvídalo – zanjé molesta 

Dime que me quieresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora