Primer capítulo - {Rechazo a la dulzura}

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Iba cruzando por las distintas calles de mi pueblo. Mientras, miraba indiferente a la gente, que me observaba de un modo extraño. Supongo que es por la sangre que había en mi mochila, pero no le di importancia. Apareció un señor que me preguntó si estaba bien, le dije que sí, que era pintura seca, ya que la mochila se cayó en un barreno lleno. La excusa sonaba convincente dado que mi actitud siguió fría, así que el hombre se alejó. Que gente más aburrida, esa que quiere preocuparse por ti cuando no te conoce. Ese tipo de gente debería morir, aunque mejor no darle mucha importancia. Supongo que por perdonar a una persona no me arrepentiré, ¿cierto? El caso es que estaba llegando a mi casa, cuando me encontré con Rika, una chica de mi clase, muy amable con todos, pero demasiado empalagosa para mí. Tal dulzura es insoportable.

- ¡Te estaba esperando! - me dijo la joven.

- ¿Eh? ¿Para qué? - dije, pasando de lo que decía, inmerso en mis pensamientos.

 - ¡Tonto! Te dejaste tu libro de castellano y te lo he traído. - me respondió, con un tono enérgico que no la caracterizaba, y con las mejillas algo ruborizadas.

- Ah, ¿ en serio? Gracias... - dije, mientras recogía el libro y me lo guardaba en la bolsa. Por desgracia, no me percaté y se dio cuenta de la sangre. Fue entonces, cuando se alarmó, que se me ocurrió una buena idea, para que su cara llena de dulzura acabara teñida de un color rojo carmesí.

- ¿Es.. estás bien? - dijo, algo exaltada.

- Sí, aunque prefiero que vayamos a un callejón, quiero contarte un secreto. Espérame en el callejón de la calle Pescador en 5 minutos, que quiero dejar el libro en casa.

- Perfecto. Espero que no sea nada grave... - respondió la joven, cuya actitud era capaz de irritarme. Parecía algo preocupada, pero la verdad es que no me importaba. Esa mirada de preocupación iba a cambiar por una de terror. Tan pronto como dejé la bolsa en mi habitación, saludé a mi padre y a mi madre, y me dirigí hacia la cocina. Cogí un cuchillo bastante grande, creo de los que son para cortar la carne. Salí un momento y me dirigí hacia el callejón situado en una esquina de la calle Pescador. A los 5 minutos, llegué, y vi como ella me estaba esperando.

- ¿Cuál es el secreto que me querías contar? - me preguntó. Esas fueron sus últimas palabras. Corrí hacia ella y le corté la yugular. De la impresión no pudo gritar, y cayó al suelo, rodeada de su propia sangre. Pero no me parecía suficiente. Me cabreé al no haber podido observar la destrucción del corazón, así que, en un ataque de ira infrenable, empecé a cortar parte por parte su cuerpo entero. Empecé con los pies. Un corte limpio con ese gran cuchillo que amputó el pie derecho de un solo tajo. Lo mismo pasó con el pie izquierdo. Seguí por las piernas. Repitiendo mis acciones recientes, corté limpiamente de la rodilla hacia abajo, de lo que antes era su pierna derecha, e hice lo mismo con la pierna izquierda. Seguí cortando cada una de las extremidades de Rika con cortes limpios, con una sonrisa en mi rostro que supongo que para un humano normal expresaría mi locura. Pero yo no estoy loco. Sólo busco el modo de sentir la destrucción del corazón sin tener que experimentarla por mí mismo... Si estuviera loco, lo haría por placer, no por interés. ¿Cierto? Sí, cierto...

Después de haber hecho pedazos su cuerpo, la tiré al cubo de la basura. De ese modo, nadie sabría que había muerto por mí. Regresé a casa de mal humor al no haber podido notar nada, así que abrí la puerta y me fui a mi habitación. No era posible, no cabía en mi mente una razón por la cual no lo podía notar. ¿Por qué? ¿Acaso sólo lo notan las personas asesinadas? ¿Acaso no hay modo de que el asesino sienta su destrucción? No es justo... Yo... Aún no he hecho suficientes experimentos. Y no habré hecho suficientes hasta que no note esa preciada sensación que sólo posee la gente cuando muere a manos de otra persona. Quiero sentirla. NECESITO sentirla. Si no... Siento que perderé la ocasión de obtener la revelación de los secretos más grandes del mundo. Más grandes, oscuros, y siniestros... Sólo espero que nadie se de cuenta. Aunque supongo que no es tan difícil ser como los demás, no? Sólo tengo que esforzarme un poco en clase, hacer alguna broma y no matar a nadie en horario escolar. Seguro que podría soportarlo. Estaba en mi habitación, tumbado en mi cama, cuando se me ocurrieron un par de conejillos de indias, dos personas esperando vivir más tiempo, cuya vida se acortará gracias a mí...

" Gracias por leer éste capítulo ^^. Tengo pensado más o menos hacer así los capítulos, algo siniestros y con una muerte "algo dolorosa". Creedme, las próximas muertes que tengo pensadas no tienen nada que ver con éstas, tneiendo en cuneta que, por descripción, ésta ha sido más suave que la muerte del señor del primer capítulo. Bueno, no me enrollo más. ¡Nos vemos en próximos capítulos! ^^"  

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2015 ⏰

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La destrucción del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora