Esperanza y Desesperación

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Narro yo:
Lina y Marco se sentaron en la sala de espera del hospital, con la incertidumbre carcomiendoles el corazón. Las niñas, Melisa, Perla, Esmeralda y Liliana, habían despertado de su coma, pero seguían sin recordar nada. Los doctores les habían explicado que el trauma del accidente había afectado a su memoria, dejándolas con amnesia.

Doctor Kim:  어려운 경우입니다. 아이들은 큰 정신적, 육체적 충격을 받았습니다. 기억이 돌아올 수도 있지만, 그렇지 않을 수도 있습니다. (Es un caso complejo. Las niñas sufrieron un gran impacto emocional y físico. Es posible que sus recuerdos regresen con el tiempo, pero también es posible que no lo hagan.)

Marco: 어떻게 해야 할까요? (¿Qué podemos hacer?) —preguntó, con la voz llena de desesperación.

Lina: 기억을 되찾을 방법이 없을까요? (¿No hay forma de ayudarlas a recordar?)

Doctor Kim: 최선을 다하고 있습니다. 하지만 법적인 문제도 고려해야 합니다. 아이들은 가족이 확인되지 않았고, 병원에 무기한으로 머무를 수 없습니다. (Estamos haciendo todo lo posible. Pero también tenemos que considerar la situación legal. Las niñas no tienen familiares identificados, y no podemos mantenerlas en el hospital indefinidamente.)

Marco: 무슨 말씀이신가요? (¿Qué quiere decir?)

Doctor Kim: 입양 기관에 보내야 합니다. (Tendríamos que enviarlas a un hogar de adopción.)

La noticia cayó sobre Lina y Marco como un jarro de agua fría. La idea de que esas niñas, con sus ojos llenos de miedo y confusión, fueran enviadas a un lugar desconocido les llenaba de angustia.

Lina: 아니요, 입양 기관에 보낼 수 없습니다. (No, no podemos dejarlas ir a una casa de adopción.)

Marco: 우리가 뭔가 해야 합니다. (Tenemos que hacer algo.)

Lina: 우리가 입양하면 어떨까요? —dijo, con un brillo de esperanza en los ojos.

Marco: 정말 그렇게 생각해? (¿Estás segura?)

Lina: 네. 우리는 그들을 혼자 두고 갈 수 없습니다. (Sí. No podemos dejarlas solas.)

Marco: 하지만... 우리는 아이를 가질 준비가 되어 있지 않아. (Pero... no estamos preparados para tener hijos.)

Lina: 상관없어요. 그들은 이제 우리의 딸과 같아요. (No importa. Son como nuestras hijas ahora.)

Marco la miró con admiración. Nunca había visto a Lina tan decidida.

Marco: 좋아요. 우리는 그들을 돕기 위해 최선을 다할 것입니다. (Está bien. Haremos todo lo posible para ayudarlas.)

Lina: 고마워요, 마르코. (Gracias, Marco.)

Con el corazón lleno de esperanza, Lina y Marco se acercaron al doctor Kim para hablar sobre la adopción.

Lina: 우리는 아이들을 입양하고 싶습니다. (Queremos adoptar a las niñas.)

Doctor Kim: 훌륭한 결정이네요! 하지만 입양 절차는 길고 복잡할 수 있습니다. (¡Eso es maravilloso! Pero el proceso de adopción puede ser largo y complejo.)

Marco: 기다릴 준비가 되어 있습니다. (Estamos dispuestos a esperar.)

Doctor Kim: 좋아요. 입양 절차를 시작하는 데 필요한 모든 정보를 드리겠습니다. (Bien. Les daré toda la información necesaria para empezar el proceso.)

Lina y Marco salieron del hospital con una nueva esperanza.

Lina:  "Marco, me siento tan aliviada.  No puedo creer que finalmente hayamos encontrado una solución para ellas".

Marco: "Sí, Lina.  Es increíble. Será un largo proceso, pero valdrá la pena.  Me alegra que hayamos tomado esta decisión juntos."

Mientras caminaban por la calle, Lina y Marco no podían dejar de pensar en las niñas. Se imaginaban a las cuatro pequeñas, ahora tan vulnerables, viviendo con ellos.

Lina: "Les daremos todo nuestro amor."

Marco: "Y haremos todo lo posible para que sean felices."
Mientras Lina y Marco se dedicaban a la ardua tarea de iniciar el proceso de adopción, la mansión de Meliodas se convertía en un mar de dolor. Los días se habían convertido en una agonía interminable para los padres y hermanos de las niñas desaparecidas. La incertidumbre y la desesperación se apoderaban de sus corazones.

Meliodas, Ban, King y Zeldris se reunieron en la sala principal de la mansión, sus rostros reflejaban la profunda tristeza que los consumía. La noticia de la explosión del avión había llegado a sus oídos, y la confirmación de la muerte de sus hijas, hermanas y amigas les había destrozado el alma.

Elizabeth, Diane, Gelda e Ilein se acercaron a sus esposos, tratando de brindarles consuelo, pero las palabras se les atascaban en la garganta. El dolor era demasiado profundo, demasiado real.

Los niños, Tristan, Lancelot, Elías y Daniel, se aferraban a sus padres, sus pequeños cuerpos temblaban con la angustia. La pérdida de sus hermanas era una herida abierta que no paraba de sangrar.

En medio de la profunda tristeza, la sirvienta Nadja, con la cara pálida por la sorpresa, se acercó a la sala.

Nadja: “Señores, hay varios periodistas en la puerta. Dicen que quieren hablar con ustedes sobre la tragedia.”

Las palabras de Nadja resonaron como un trueno en la habitación. Todos se miraron con incredulidad. ¿Cómo podían los periodistas saber sobre la muerte de las niñas? ¿De dónde habían sacado esa información?

Meliodas, con la voz llena de rabia, se levantó de su asiento.

Meliodas: “¿Cómo se atreven a hablar sobre la muerte de nuestras hijas? ¡No tienen derecho a invadir nuestra privacidad!”

Ban, King y Zeldris se unieron a su furia. El dolor y la indignación los consumían.

Elizabeth, Diane, Gelda e Ilein trataron de calmar a sus esposos, pero era en vano. El dolor era demasiado fuerte.

Los niños, al escuchar las palabras de los periodistas, rompieron en llanto. La imagen de sus hermanas, de sus amigas, se les vino a la mente, y la tristeza los inundó.

Meliodas, con el rostro desencajado, se dirigió a la puerta.

Meliodas: “Vamos a ver qué quieren.”

Al abrir la puerta, la furia de Meliodas se intensificó. Los periodistas, con sus cámaras y micrófonos, se abalanzaron sobre él, bombardeándolo con preguntas.

Periodista 1: “¡Señor Meliodas, ¿puede confirmar la muerte de sus hijas en el accidente?”

Periodista 2: “¡¿Qué medidas tomará para evitar que esto vuelva a suceder?!”

Periodista 3: “¡¿Cómo se siente después de esta terrible tragedia?!”

Meliodas, con los ojos llenos de ira, se enfrentó a los periodistas.

Meliodas: “¡Ustedes no tienen derecho a hablar sobre esto! ¡Nuestras hijas no son un espectáculo para su morbo!”

Los periodistas, sin inmutarse, continuaron con sus preguntas, ignorando la furia de Meliodas.

Meliodas, al límite de su paciencia, se preparó para atacar.

Meliodas: “¡Voy a destruir ese aeropuerto! ¡Por su culpa, mi hija y las demás niñas murieron! ¡No se aseguraron de que el avión estuviera en buen estado! ¡Pagarán por su negligencia!”

Ban, King y Zeldris, con los ojos llenos de odio, se unieron a Meliodas.

Elizabeth, Diane, Gelda e Ilein, con el corazón roto, trataron de calmar a sus esposos, pero era en vano. La furia de Meliodas era imparable.

Los niños, al escuchar las palabras de sus padres, se aferraron a ellos con más fuerza. La imagen de sus hermanas, de sus amigas, se les vino a la mente, y la tristeza los inundó.

Los periodistas, al ver la furia de los padres, se retiraron rápidamente, dejando a Meliodas y sus amigos con la sensación de que la justicia aún no se había hecho.

La tragedia había dejado una profunda cicatriz en sus vidas, pero la furia de Meliodas y sus amigos además de la tristeza de los niños prometían que la memoria de las niñas nunca se desvanecería.
Que pasará?????
😱😱😱😱

NUNCA DEJARE DE AMARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora