La invitación de Sukuna

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La secundaria Jujutsu High era un hervidero de energía juvenil, donde las clases aburridas chocaban con la euforia de la adolescencia. Los pasillos vibraban con risas, pasos apresurados y charlas sin fin sobre cualquier cosa menos los exámenes.

Entre este caos estudiantil, Satoru Gojo, estudiante de último año, destacaba como siempre. Su risa contagiosa resonaba en la cafetería, rodeado de su grupo habitual. Para él, la vida en Jujutsu era simple: ser popular, romper las reglas y siempre estar en control.

Pero esa tarde algo rompió la monotonía.

– ¡Chicos, atención! – Itadori irrumpió en la cafetería, su sonrisa brillante prometía algo grande.

Maki lo miró, cruzando los brazos.

– ¿Es necesario que grites cada vez que hablas?

– ¡Lo conseguí! – Ignoró el comentario, inflando el pecho de orgullo. – ¡Sukuna va a organizar la fiesta de Halloween en mi casa el próximo viernes!

El nombre de Sukuna, hermano mayor de Itadori y leyenda de las fiestas, cayó como una bomba en la mesa. Los murmullos y sonrisas emocionadas no se hicieron esperar. Todos sabían lo que una fiesta de Sukuna significaba: caos, diversión y mucho, pero mucho alcohol.

– ¡Al fin algo emocionante! – exclamó Nobara, soltando su tenedor. – El año pasado nos quedamos sin Halloween. Este año hay que romperla.

– Definitivamente. – Maki sonrió de lado. – Y ya sabemos lo que eso significa.

– Disfraces. – Sugirió Megumi, entrecerrando los ojos con un leve interés.

– Y premio para el mejor disfraz o disfraces. – Añadió Nanami, siempre el más pragmático del grupo.

Satoru, que había permanecido en silencio hasta ese momento, intercambió una mirada con Suguru Geto, su mejor amigo de toda la vida. Pese a que últimamente las cosas entre ellos no habían sido como antes, Halloween siempre había sido su excusa perfecta para hacer las paces, o al menos fingir que todo estaba bien por una noche.

– ¿Qué decís, Geto? – Satoru inclinó su silla hacia atrás, apoyando las manos detrás de la cabeza. – Vos de Ghostface y yo, tu víctima. Nos ganamos el premio fácil.

Suguru arqueó una ceja, con esa sonrisa torcida que solía usar cuando le daba vueltas a una idea.

– ¿Ghostface? Es un clásico. Pero te aviso, tenés que parecer una víctima creíble. Nada de cancherear como siempre.

– ¿Por quién me tomás? – Replicó Satoru, soltando una risa. – Podría hacer que cualquiera sienta lástima por mí.

Las risas estallaron en la mesa, pero Suguru mantuvo su mirada fija en él, un brillo misterioso en sus ojos. La tensión sutil entre ellos era palpable, algo no dicho, pero siempre presente. Como si esta fiesta, este disfraz, fuera más que un simple juego.

A lo largo de la semana, las conversaciones giraron alrededor de la fiesta. Los rumores sobre los juegos y las travesuras que tendrían lugar en la noche de Halloween corrieron por la escuela, elevando las expectativas. Verdades incómodas, retos humillantes, y las inevitables botellas giratorias prometían que nadie saldría ileso.

– Necesitamos un poco de diversión y locura para esta fiesta. – Dijo Satoru, sonriendo mientras pensaba en las posibilidades. – Además, ya dejaron en libertad condicional a Sukuna, hay que aprovechar.

– Pero, ¿qué hizo exactamente? – Nobara arqueó una ceja.

– Supuestamente trajo sustancias ilegales al colegio para vender.

Bajo la Máscara [AU SUGUSATO] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora