Sueño de un destino

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Ha transcurrido ya un tiempo en el que, Zumo de Vidrio retorno a los escenarios con nuevas creaciones y uno que otro cambio. Uno de ellos fue Enrique, quien, se agrego un alias artístico a su nombre. En recuerdo a una amiga suya del colegio, la cual, poseía un apellido bastante llamativo,  decide él tomarlo como extensión a su marca registrada. Ya no quiso que se le llamara Enrique de Landázuri Izardui, sino, su sello recién, Enrique Bunbury.

Otro cambio aún más controversial ante los medios, fue la sustitución del nombre de la banda. Y es que, no es secreto  que el rubio había llegado a los zumos con ideas distintas a lo que originalmente fue. Sucedió una tarde en el estudio de grabación, sitio dónde, practicaban la canción "Héroe de leyenda".  Enrique bromeaba un poco con los demás, hasta que, se le salio la frase:

-"Nosotros somos los héroes, ¿por qué no nos cambiamos el nombre a HÉROES?"

En la sala se concentro al unisono.

-"¡Buena idea!"

Pero Juan lo había contemplado de forma incrédula, después de todo, la cabeza de aquel gran proyecto era él, ya tenia suficiente con el cambio tanto de estilo como de músicos, y recordar la difícil decisión de decirle adiós a los zumos pioneros, siendo estos sus familiares; mas ahora, querían despojarlo del nombramiento que, con pasión, bautizó años atrás.

El sentimiento de enojo fue temporal  pues su compañero Pedro, con quién tenía ya una sólida amistad, dio palmaditas en su espalda mientras intentó apaciguarlo. Valdivia solo se contuvo y regreso del trance con la agrupación, ofreciéndoles una sonrisa y comentando con facha más relajada.

-"Lo podemos discutir más tarde"

Total, ¿Qué más le podían quitar?, pensó en el instante.

Más tarde, saliendo del recinto, compartió Enrique animando a los demás.

-"Vamos a beber"

Asintieron y, como los roedores del cuento de Hamelin, los tres siguieron al rubio en fila. 

En un pequeño bar, dentro del mismo territorio madrileño, acompañaron sus tragos con un característico cigarro.
Parloteaban sobre la gira estatal próxima. Era claro que Bunbury tenía otras intenciones en esa salida improvisada y Juan lo percibió.
En el instante menos esperado, el vocalista llamo a la calma para recitar unas palabras.

-"¿Se dan cuenta que el silencio no existe en nuestro día a día? Cada vez nos callamos menos..."

Evidentemente el alcohol hacía efecto en su delgado cuerpo, el color rosa se apoderó de sus blancas mejillas. Lo miraron confundidos, sin embargo, permitieron terminar su inspirado discurso.

-"...Eso nos convierte en héroes..."

Pauso y dió un sorbo violento a la botella que tenía frente a él, tal que, el líquido se derramó sobre su barbilla. Luego del corto espectáculo, continúo.

-"...en héroes del silencio".

De repente, Joaquín, quien se hallaba a su lado le quitó la botella con el propósito de evitar que la estampará contra el piso por descuido. Él no bebió mucho esa noche y, como los demás, notó el estado devastador de su compañero. En automático y con torpeza, Enrique le arrebato el envase al otro, para dar un nuevo sorbo. En lo que los tres fijaban la vista en este ilógico tomo, Juan se llevó la atención de estos con un comentario.

-"Ese nombre suena bien"

Con sus labios curvados a modo de sonrisa, hizo que los acompañantes voltearan a verlo, incluso, el mismo Bunbury, quien reposaba su rostro entre sus brazos apoyados sobre la mesa.

En plena confusión, no sé les ocurrió otra cosa más que  brindar por el surreal show, aunque Valdivia no se le divisaba del todo convencido.

En la prisión del deseo [Enrique Bunbury x Joaquín Cardiel] (Cardazury)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora