KonoSuba: Un Cuento Sobre Este Hermoso Mundo... por Dknightodin

Cap1: Nuevos comienzos

Parte 1

Un par de días después, mientras estaba sentado en la sala de estar trabajando en un nuevo invento, Megumin se me acercó.

—Kazuma, Kazuma —dijo sonriendo orgullosa. Su expresión cambió rápidamente a una de asombro mientras miraba lo que estaba haciendo—. Oh, ¿qué estás haciendo ahora?

Levanté la vista de mi trabajo. "Ah, sólo algo más. De todos modos, ¿qué pasa? ¿Necesitabas algo?"

Megumin se sentó rápidamente a mi lado, aparentemente ignorando mi pregunta. "¿Qué es? Sé que es algo de Japón".

Sonreí levemente ante su nivel de fascinación. "Bueno, es algo que se llama 'microondas'; se me ocurrió hacer uno después de que la comida se enfriara hace un par de días".

—¿Microondas? —Megumin parecía confundida mientras intentaba descifrar el nombre y su relación con su función—. Entonces, ¿calienta cosas… usando ondas? —respondió con cierta vacilación.

Sonreí mientras la miraba con cierto asombro. "Sí, buena suposición".

Megumin sonrió infantilmente.

—Aún estoy tratando de entender el tema del elemento calefactor —dije, acariciando mi barbilla—. Dejando eso de lado —miré a Megumin—, ¿de qué querías hablar conmigo?

—Ah, oh… bueno —sonrió orgullosa una vez más—. Compré un terreno.

"Oh, compraste... ¿COMPRASTE TERRENO?!"

Al ver mi reacción, Megumin se apartó y sonrió nerviosamente. "Compré el terreno que rodea el castillo del Rey Demonio".

Levanté una ceja mientras me calmaba. "¿Por qué hiciste eso?"

"Kazuma, ¿no te acuerdas? El lugar está lleno de depósitos de manatita. Si podemos conseguirlos, entonces podría lanzar Explosión tantas veces al día como quiera".

Me di una palmada en la frente. Sabía que tenía que ser una razón muy infantil, pero no era del todo mala; adquirir una cantidad tan grande de manatita podría proporcionar un ingreso estable más allá de las invenciones.

—Bueno… ¿cuánto gastaste? O mejor dicho, ¿cuánto de mi dinero gastaste?

Megumin desvió la mirada mientras la miraba. "Un, mil millones..."

Me quedé boquiabierto mientras miraba hacia abajo con desaliento. Cuando volví a mirar hacia arriba, estaba frunciendo el ceño hacia Megumin y extendiendo lentamente mis manos hacia ella.

—Espera, Kazuma —dijo ella, deslizándose un poco más hacia atrás—. Hice un trato con Iris.

Me detuve. "¿Iris?"

Ella asintió. "Originalmente, el representante nos ofreció una división de 30:70 por la manatita y 1.500 millones por la propiedad de la tierra; obviamente iba a rechazar todo el trato, pero Iris logró darnos una división de 70:30 y reducir el precio a mil millones".

Seguía frunciendo el ceño hacia Megumin, pero me recosté y suspiré. "Deberías habérmelo dicho antes de hacer algo así".

Megumin bajó la mirada con genuino remordimiento. "Lo, lo siento, Kazuma. Quería que fuera una sorpresa".

Verla tan triste hizo que mi ira se disipara. "Bueno, fue una sorpresa... de todos modos, no hay nada que pueda hacer al respecto ahora". Crucé mis brazos y sonreí levemente.

Megumin sonrió y saltó hacia adelante, abrazándome.

—Supongo que toda la zona estará minada, ¿no? —pregunté, empujándola suavemente lejos de mí.