Eran las seis de la mañana, y a causa de que el sol estaba dando directamente en mi rostro, no pude evitar despertarme, aun habiendo intentado evitarlo tapándome con la manta, acabé sin poder continuar durmiendo y me levanté de la cama. Lo primero que hice, fue correr las cortinas, para que el sol no le diese a Yori y así al menos ella pudiese continuar en su mundo de sueños. Cogí mi bata y me la puse, para después salir de la habitación.
Aun que ya estábamos casi a mediados de la primavera todavía refrescaba, por lo que debía abrigarme, al menos por las mañanas. Cogí mi móvil, el cual estaba sobre la mesa, y después me dirigí hacia la cocina, donde me preparé el desayuno, el cual no tardé mucho en terminar de comer.
Estuve por unos minutos sin saber qué hacer, simplemente levantándome y sentándome por los asientos de casa, hasta que inesperadamente mi móvil sonó, y aunque ponía que era un número desconocido -Probablemente puesto obligatoriamente de esa forma-, respondí.
-¿Estás despierta? -La voz me resultaba un tanto familiar, pero parecía ser que estaba siendo forzada a poner otro tono, cosa que me desconcertaba y provocaba que no pudiese reconocerla bien.
-Supongo que no respondo dormida. -Una pequeña risa sonó tras el móvil, la cual pude reconocer, cosa que provocó que en mi rostro se formase una sonrisa.
-Vístete y sal fuera de casa. -Antes de que yo pudiese responder, colgó.
Sin pensarlo mucho hice lo que me dijo y me fui a vestir, aun que no sabía muy bien el por qué le estaba obedeciendo, puede que fuese por curiosidad, o a para qué engañarme, porque quería verle. Después de que terminase de prepararme salí, miré a mi alrededor, avancé unos pasos y ya mi vista alcanzó a verle. Tal y como pensé, era WooHyun, éste estaba apoyado en su coche mirando hacia un lado, y yo empecé a caminar hacia él. Cuando se percató de mi presencia, dejó de apoyarse en el auto y sonrió nada más verme, cosa que provocó que yo hiciese lo mismo.
-Ya estoy aquí.
-Has sido rápida, ven. -Tras eso, tomó mi mano, me llevó hacia el otro lugar del auto, abrió la puerta y hizo que entrase en él, todo seguido, él fue hacia el asiento donde se encontraba el volante, se sentó, arrancó el coche y me miró.
-Estás siendo secuestrada, durante el día de hoy serás solo para mí. -Al oír esas palabras, pude notar que mi rostro se enrojeció levemente, cosa que hizo que mis manos se fuesen hacia mis mejillas y mi rostro voltease hacia el lugar contrario de él.
Empezó a conducir, y el trayecto se estaba haciendo largo. Durante todo el viaje estuvimos en silencio, por momentos dirigía mi mirada hacia él, realmente estaba un poco nerviosa por no saber a dónde me llevaba, pero a causa de que confiaba en él, ese nerviosismo no contenía preocupación.
Después de que pasó por lo menos hora y media, el coche se detuvo, y él al fin volvió a mirarme y a la vez sonreír.
-Ya hemos llegado, pero no mires, cierra los ojos. -Llevó una de sus manos sobre mis ojos, para asegurarse de que no viese mientras hablaba. -¿Los tienes cerrados? -Asentí con mi cabeza, él alejó su mano y pude escuchar cómo bajó del auto. Unos segundos después, abrió la puerta y me ayudó a bajar, colocando una mano a cada lado de mi hombro, de esta misma forma, me condujo hacia un lugar el cual todavía no podía ver.
-Ya puedes mirar. -Lentamente abrí mis ojos, y pude ver un hermoso paisaje... Estábamos en el campo, y todo a mí alrededor estaba lleno de flores, todas de distintos colores. A causa de mi sorpresa, volteé un poco mi rostro para verle algo curiosa, mostrando en mi expresión cierto desconcierto a causa de que no entendía bien qué era lo que estaba pasando. Él me miró, sonrió de una forma dulce y me abrazó por la cintura desde la espalda, de una forma delicada.