Capítulo 1. Presentación.

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Diciembre 2014.

– ¿Selena? –preguntó una voz del otro lado de la puerta.

–Adelante. –dije mirando fija la puerta mientras se abría y dejaba ver a Demi. Sonreí como pude.

– ¿Nena, no piensas ir a casa hoy? –preguntó dejando un beso en mi mejilla y sentándose en la esquina del escritorio frente a mí.

–Aún no, debo terminar de escribir un par de cosas. –Suspire y ella negó. –Pero puedes irte si quieres, yo conduciré cuando termine.

Demi entre cerró sus ojos y dudo por un momento. –Bien. Pero, no te quedes hasta tarde, bueno, ya es tarde pero... tú sabes lo que quiero decir.

Reí y asentí. –Nos vemos luego. –Deje un beso en su mejilla y la acompañe hasta la puerta.

Ya de regreso en mi silla continué con la escritura que llevaba antes de ser interrumpida.

Como era de esperarse, a pesar de ser las 2:00 a.m., seguía de cabeza en el estudio de Hollywood Records. Mi vida social realmente se había expandido después de mi graduación de Julliard, conseguí entrar a Disney y grabar mi propia serie. "Los Hechiceros de Waverly Place". Había sido ese impulso en mi carrera. Ahora contaba con muchas cosas aunque siempre me faltaría algo, siempre estaría ese pequeño vacío que crecía con el tiempo, se volvía deprimente.

Ya han pasado cuatro años desde la última vez que vi a Harry en persona, que hable con él, que pude mirarlo cara a cara. Y aunque este chico había dejado su huella, su perfume, sus caricias y roces en mí, pude al final de todo, arrancar cada parte de él y alejarla de mí.

Mi voz había mejorado y junto con la serie, había firmado un contrato con la disquera Hollywood Records para grabar mis propios discos. Al principio fue difícil así que me unieron con unos chicos y armaron una banda. "Selena Gomez & The Scene". Creo que nunca me había sentido tan orgullosa de mi nombre. Hasta ahora llevaba cuatro álbumes, tres con la banda y uno de solista que me había llevado a mi primer número uno, que se había convertido en segundo lugar después del lanzamiento de mi más reciente disco "For You".

Tome mi bolígrafo y continué con el rápido deslizamiento por toda la hoja de la libreta amarilla, ahí estaban mis canciones, todo el material que podría usar para las letras o coros, quizás alguna estrofa de las canciones, guardadas y grabadas en hojas sueltas de una vieja libreta a la que siempre amenazaba con reemplazar. Tome una última bocanada de aire antes de dejar caer el bolígrafo sobre el escritorio, con el dolor de una mano recién usada excesivamente.

Cerré los ojos por un momento y sin darme cuenta de que a mi mente venían las imágenes constantes de mi vida pasada, lleve mi mano a mi boca para evitar soltar un sollozo.

«No otra vez.» pensé.

Tome la hoja y el bolígrafo, coloqué el serial en el borde del papel y lo deje caer dentro de mi cajón junto a las demás. Guarde la libreta en uno de los estantes detrás de mí y me moví a lo largo de toda la habitación en busca de mi bolso. Lo tomé y salí rápidamente de la oficina, casi corriendo llegué al aparcamiento subterráneo del estudio y mis manos comenzaron a temblar.

«No, no, aún no.»

Corrí lo más rápido que mis tacones permitían y el temblor se estaba expandiendo por todo mi cuerpo. Metí la mano en mi bolso hasta conseguir la llave. Joder. La había dejado caer.

Tuve que agacharme hasta quedar cerca del suelo y buscar las llaves debajo del auto.

Cuando conseguí tomarlas, el temblor iba por mis piernas.

«Joder, rápido.»

Introduje las llaves y me deje caer dentro del auto, mientras mi mano se movía realmente rápido hacia el compartimiento del copiloto y sacaba un frasco naranja, quite la tapa y con un movimiento de muñeca, pase la cápsula blanca de mi mano a mi boca, dejándola caer por mi garganta.

Al minuto siguiente el temblor había cesado. « ¿Quién lo diría? Selena Marie Gomez, con solo veintidós años de edad, tiene que medicarse para no caer como hoja en otoño.»

Después de tantas cosas en mi vida, comencé a sentir la presión de todo y tuve que ser hospitalizada durante tres día por un ataque de pánico, si, pánico. Mi psicoanalista después de horas de escucharme hablar y llorar, comprendió que debía mandarme píldoras que evitaran estos temblores, que con el tiempo se habían hecho más fuertes y menos frecuentes.

Suspire y tome las llaves del auto, girándolas, encendí el auto y salí del aparcamiento con la única finalidad de llegar a casa y dormir. Miré el reloj mientras el semáforo estaba en rojo.

3:45 a.m.

Por lo menos tendría cinco horas de sueño, eso, si lograba dormir y no despertaba sudada, gritando y agitada después de una pesadilla, algo que sucedía mucho últimamente.

El semáforo cambió a verde y avancé hasta llegar a casa. Frente al gran portón negro, pulse el botón que colgaba junto a las llaves del auto y el portón se abrió dejándome paso para estacionar. Avancé y volví a cerrar antes de bajar del auto. Demi ya había llegado y por la luz de su habitación encendida, algo me decía que aún no estaba dormida, estaba esperándome.

Sonreí. Camine desde el auto hasta la entrada de la casa y quite mis tacones tomándolos con la mano. Busque dentro de mi bolso. Joder, había dejado las llaves. Me moví entre las sombras de la noche hasta el auto y me giré al escuchar un ruido de una rama crujir. Dios. Suspire, era solo una ardilla. Abrí el auto y después de cinco minutos de búsqueda, no encontraba mis llaves. Cerré el auto y volví a las grandes puertas de madera en la entrada de la casa. Sabía que Demi no abriría a estas horas si llamaba al timbre así que la llame.

–Dems...

¿Te quedaste afuera no?– rio. –Ya voy.

Unos minutos luego, Demi abrió las puertas dejándome pasar.

–Sigue siendo extraño que la dueña de la casa deje sus llaves en todos lados menos donde deben estar. –Comentó graciosa cerrando la puerta.

Reí irónica y la fulmine con la mirada. – ¿Me esperabas?

–Sel, siempre te espero. –Me abrazó. –Ahora tú y yo amiga, vamos a dormir.

Me llevo del brazo hasta la habitación y se sentó en mi cama.

– ¿Te ha vuelto a...?

–Sí, hace unos minutos. –Confesé.

–Ya, eso es todo, no te dejaré sola ni un minuto más.

Reí. – ¿Ni en el baño?

Demi rió conmigo. –Em, no, no lo creo.

Suspire. –Está bien por mí.

Me quite la chaqueta y la camiseta, me deshice de mi pantalón y coloque una camiseta sobre mi cabeza para luego dejarme caer sobre la cama. Suspire.

–Buenas noches, Demi. –dije metiendo mi cuerpo bajo las sábanas. Demi sonrió y dio un beso en mi frente.

–Buenas noches, cariño.

Sin decir más, escuche la puerta cerrarse mientras caía en un profundo sueño.

«La pesadilla ha comenzado.»

N/A: ¡Como les prometí! estaba de buen humor por ser mi cumpleaños y decidí publicar.Espero les guste, de hecho, ya tengo el segundo capítulo y incluso el tercero -.- si les gusta... No se olviden de votar y comentar ;3

Tentación |H. S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora