cap 2

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El segundo día de trabajo comenzó con la misma energía nerviosa del primero. Sofía llegó puntual, con la sensación de que hoy sería más relajado, aunque todavía tenía mucho por aprender. Mientras se dirigía hacia su escritorio, Rudy le hizo un gesto rápido desde su oficina.

—Sofía, ven. Quiero que conozcas a dos personas clave para la banda —dijo, sonriendo con esa tranquilidad que siempre tenía.

Cuando entró a la sala, se encontró con dos personas que ya estaban sentadas en una pequeña mesa de reuniones. El primero era Luis, un chico alto, con el cabello castaño y muy flaco, casi como si el viento pudiera llevárselo con un soplo. A su lado, una chica un poco más baja que Sofía, de cabello ondulado que caía sobre sus hombros de manera despreocupada. Su nombre era Regina.

—Ellos trabajan en marketing —explicó Rudy—. Luis y Regina son responsables de toda la estrategia digital y las campañas de The Warning. Son parte del equipo con el que trabajarás bastante de ahora en adelante.

Luis se levantó rápidamente y le extendió la mano con una sonrisa amistosa.

—¡Hola! Soy Luis, un placer conocerte. ¿Listos para sumergirnos en la locura del rock?

—Sofía, el placer es mío —dijo ella, sonriendo, sintiendo que su energía era contagiosa.

Regina la saludó con una sonrisa más tímida pero igualmente cálida.

—Hola, soy Regina. Vas a ver que aquí siempre estamos corriendo, pero nos divertimos mucho —dijo, su tono amable y relajado.

La mañana pasó volando entre presentaciones, reuniones y pequeños chistes que Luis no paraba de hacer. Sofía se sentía cada vez más cómoda. El equipo parecía un grupo unido, y aunque apenas los conocía, la bienvenida había sido mejor de lo que esperaba.

Al final de la jornada, mientras recogían sus cosas, Luis, con una expresión traviesa, les lanzó una propuesta.

—¿Qué les parece si vamos a comer? —dijo, mirando a Sofía y Regina—. Hay un restaurante cerca que me encanta. Además, hay que celebrar que tenemos a una nueva integrante en el equipo, ¿no?

Sofía miró a Regina, que parecía un poco indecisa, pero luego sonrió.

—Claro, suena bien. Hace tiempo que no salimos a relajarnos después del trabajo —dijo Regina.

Sin pensarlo dos veces, Sofía aceptó. Un rato con sus nuevos amigos le sonaba perfecto después de un día de tanto trabajo. Así que los tres salieron del edificio, riendo y caminando hacia el restaurante cercano que Luis recomendaba tanto.

Cuando llegaron, encontraron una mesa en una esquina del lugar, que estaba moderadamente lleno. Sofía se acomodó entre Luis y Regina, mientras revisaban el menú.

—Este lugar tiene las mejores hamburguesas de la ciudad, se los prometo —dijo Luis, emocionado mientras escaneaba la carta.

—Espero que tengas razón —respondió Sofía, con una sonrisa.

La conversación fluía sin esfuerzo. Luis tenía una habilidad innata para hacer sentir cómodos a los demás, y Regina, aunque más callada, también se iba abriendo poco a poco. A mitad de la cena, Luis dejó caer una confesión sin mucho preámbulo.

—Chicos, tengo algo que contarles —dijo, inclinándose un poco hacia adelante en la mesa, como si fuera a revelar un gran secreto—. Soy gay.

Sofía soltó una pequeña carcajada, no porque fuera una sorpresa, sino por la manera en que lo dijo, como si estuviera contando algo dramático.

—Eso es genial —dijo ella—. Y, bueno... yo también.

Luis se quedó en silencio por un segundo, mirándola con ojos abiertos como platos, y de repente, se levantó de su asiento.

—¡Somos de la misma comunidad! —gritó, tan fuerte que todo el restaurante se volteó a mirarlos.

Regina, que estaba tomando un sorbo de su bebida, casi escupe el agua. Se llevó las manos a la cara, completamente roja, como si deseara que la tierra se la tragara en ese momento. Sofía, por su parte, no podía parar de reír. Luis seguía de pie, con los brazos en alto, completamente ajeno a las miradas incómodas de los demás clientes.

—¡Luis, siéntate, por favor! —suplicó Regina, cubriéndose la cara con las manos—. ¡Nos están mirando!

Luis finalmente se sentó, todavía riéndose, mientras Sofía trataba de recuperar el aliento. El resto de la noche continuó con más risas, chistes y la sensación de que había encontrado a dos personas con las que podría contar en esta nueva etapa de su vida.

Al final, mientras caminaban de regreso hacia sus autos, Sofía se dio cuenta de que trabajar en The Warning no solo significaba estar rodeada de música increíble, sino también de gente auténtica con la que podría compartir más que solo proyectos laborales.

Y aunque su primer día con Luis y Regina había terminado con algunas miradas incómodas en el restaurante, Sofía sabía que esta amistad sería especial.

Mi jefaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora