El día siguiente al enfrentamiento, Elara se encontraba ansiosa mientras caminaba por los pasillos de Hogwarts. Aunque había intentado olvidar la forma en que Tom Riddle la miraba, su mente seguía atrapada en esos ojos oscuros, llenos de intensidad y misterio. El eco de su voz resonaba en su cabeza, y la confusión entre admiración y temor se enredaba en su cuerpo.
Cuando entró al aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, el ambiente era distinto. La atmósfera estaba cargada de expectación, y sus compañeros de clase parecían nerviosos, lo que era producto del acontecimiento de ayer. Tom, con su habitual elegancia, se movía entre los pupitres, corrigiendo las tareas de los estudiantes. Cuando su mirada se encontró con la de Elara, un escalofrío recorrió su espalda. Era como si pudiera leer sus pensamientos, como si cada latido de su corazón resonara en el aire.
- Rosier, al finalizar la clase, ven a mi oficina. - ordenó Tom con una voz que dejaba poco lugar a la duda.
Elara asintió, sintiendo cómo el peso de la anticipación se posaba sobre ella. Mientras los demás estudiantes se dispersaban, su mente divagaba entre la esperanza y el temor. Sabía que había algo oscuro en la forma en que Tom la miraba y era inquietante, pero también sentía una extraña atracción hacia él. Era un dilema que la atormentaba.
La clase concluyó, y Elara, con el corazón latiendo con fuerza, se dirigió a la oficina de Tom. La puerta estaba entreabierta, y al cruzar el umbral, fue recibida por un olor a pergaminos y tinta, así como la cálida luz de la chimenea. El interior era un reflejo del propio profesor: elegante y algo inquietante. Los estantes estaban repletos de libros antiguos y artefactos mágicos, y un gran escritorio ocupaba el centro de la habitación, cubierto de documentos y lo que parecían ser cuadros con sus amigos de sus años en Hogwarts.
- Siéntate. - dijo Tom, sin levantar la vista de los pergaminos que tenía frente a él. Su tono era firme, pero había algo en su voz que hizo que Elara se sintiera tanto intrigada como nerviosa.
Ella se acomodó en la silla opuesta, sintiendo que el espacio entre ellos se cargaba de tensión. Tom finalmente alzó la mirada y la observó, sus ojos penetrantes examinando cada rincón de su ser. - Como castigo quiero que corrijas estos pergaminos de los cursos de primer año - dijo, señalando una pila de documentos. - Es importante que entiendas la calidad del trabajo que se espera de nuestros estudiantes.
Elara asintió, sintiéndose algo decepcionada. Había esperado que el castigo fuera más... personal. Pero, al mismo tiempo, su corazón palpitaba al saber que pasaría tiempo a solas con él. Comenzó a revisar los pergaminos, sus dedos temblando ligeramente al pasar las hojas. Cada vez que levantaba la vista, se encontraba con los ojos de Tom, que la observaban atentamente, como si estuviera evaluando cada una de sus reacciones.
Mientras corregía, la tensión en la habitación se hacía palpable. El sonido de la pluma rasguñando el pergamino era casi ensordecedor en el silencio que reinaba. A veces, Tom se acercaba para mirar lo que estaba haciendo, y su cercanía hacía que Elara contuviera la respiración. Su presencia era abrumadora, y una corriente de electricidad parecía fluir entre ellos.
- ¿Qué piensas de su trabajo? - preguntó Tom de repente, rompiendo el silencio. Su voz era suave, casi seductora, pero a su vez oscura y Elara se sintió atrapada en su hechizo.
- Creo que algunos estudiantes no toman en serio las Artes Oscuras - respondió, intentando sonar segura. - Hay mucho potencial perdido en su escritura.
Tom se inclinó hacia ella, su rostro tan cerca que Elara podía sentir el calor de su cuerpo. - Y tú, Elara, ¿crees que tú eres diferente? ¿Ves el potencial en ti misma?
El corazón de Elara se aceleró. - Sí, profesor. Siempre he tratado de dar lo mejor de mí y creo que en definitiva se ve reflejada mi perseverancia y ambición en mis notas, aspiro a ser premio anual.
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Teacher's pet || Tom Riddle TERMINADA✔️
FanfictionLo que parece ser una conexión profunda es en realidad una obsesión malsana. Tom, con su atractivo oscuro y su obsesión enfermiza, ve en Elara más que una alumna, convirtiendola en su mayor posesión. Cada elogio, cada gesto, se entrelazan con un con...