Ella sabía que no había hecho nada malo, pero todos la culpaban, sabía que fue engañada, que fue víctima del juego de otros, un juego que salió mal.
Tras no soportar más, y considerarse una cobarde por hacerlo, decide huir.
No tenía muchos recursos...
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El ambiente en la habitación era relajado, Mina estaba sobre la cama mirando hacia el techo mientras yo acomodaba las cosas dentro de mi maleta.
Eran las nueve de la mañana, estábamos vestidas y listas para salir con dirección a la casa de sus padres en unos minutos.
Pasamos las últimas dos horas hablando de sus padres, hermano e infancia. Fue lindo y divertido.
—y ellos se van a presentar pero no importa, mi madre se llama Sachiko y mi padre Akira, mi hermano es Kai, es un hombre gigante, incluso más que mi papá pero te aseguro que si nos une la sangre aunque nuestro parecido sea nulo.
Me miró con una sonrisa divertida que correspondí, sabía que estaba nerviosa, incluso ansiosa, pero por alguna razón traba de ocultarlo frente a mi.
No me molestaba, se lo horrible que puede ser afrontar el paso, yo ni siquiera lo he intentado pero solo pensarlo me hace temblar, en cambio ella está aquí, apunto de hacerlo. Ella es valiente, y mucho. Yo no.
Después de organizar todo y asegurarnos que nada nos faltará dejamos el hotel y volvimos a caminar entre las calles con nuestras maletas.
Desayunamos en un lugar cercano y yo me convencí aún más de que la gastronomía japonesa se podría posicionar como una de mis favoritas.
Mina decidió que quería ir caminando a casa, dijo que tal vez eso la ayudaría a calmar sus nervios. No funcionó, caminamos casi treinta minutos a paso lento y entre distracciones que sabía que eran causadas con intención pero no comenté nada, igual me gustaba verla hablar sobre todo y nada.
Y ella mantuvo su sonrisa hasta que giramos en una calle, lo supe de inmediato, está era su calle.
Su silencio se mezclo con pequeños temblores y sus manos jugando entre ellas sin parar, creí que iba a colapsar de repente así que la detuve y tome ambas manos entre las mías.
—Mina, tranquila.
—C-Chaeyoung...
No sabía que hacer así que solo me acerque a abrazarla. Jamás aprendí a manejar estás situaciones en mi misma y jamás fui tan cercana a alguien como para ver sus lados más vulnerables.
Pero no la quería así. Quería su sonrisa y tranquilidad.
—No sé si podré hacerlo.
—Puedes. Puedes hacerlo. Ya estamos aquí, diste el gran paso de subir a ese avión y venir hasta está calle, así que estoy completamente segura que puedes hacerlo.
—¿Y si me desprecian por haberme ido de repente?
Negué con una sonrisa, me separé solo un poco y tome su rostro en mis manos. Quería su mirada en mi.
