Capítulo 6: La batalla final del viejo lobo...

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La hoja, de hielo, brillaba al sol. Los ojos violetas observaron cómo la espada se alzaba en alto. No podía oír los vítores de la multitud, los gritos de Sansa y Cersei, ni siquiera la risa enloquecida de Joffrey.

Lo invadía una rabia profunda y una necesidad desesperada de encontrar una solución a esta locura. Nunca antes había tenido un plan, y uno de sus planes acababa de fracasar. Sabía por qué.

Miró fijamente a Joffrey, pero no era sólo el rey niño rubio quien arruinaba sus planes. Se dio cuenta de que la culpa era de su propia arrogancia. No había fracasado en nada hasta ese momento.

Los ojos de Naruto se iluminaron con un resplandor mágico, y dio un paso adelante, con el anillo chamuscado en la mano mientras bramaba con una voz llena de poder: "¡Ser Ilyn, detenga lo que está haciendo!".

El verdugo se paralizó, la espada se le escapó de las manos y golpeó el suelo con un sonoro tintineo. Se hizo un silencio absoluto, sin que nadie en la multitud se atreviera a emitir sonido alguno.

Ned levantó la cabeza y miró a Naruto con los ojos muy abiertos, igual que sus hijas, pero con esperanza en sus ojos, esperando que hiciera lo imposible y salvara a su padre. Joffrey retrocedió un paso cuando el hechicero caminó hacia él con ojos llameantes. Por un momento, pensó que estaba en presencia del extraño, su hilo de vida casi ensartado hasta el final, pero no fue así. Naruto se limitó a sujetarle el brazo con fuerza, sus ojos llameantes se clavaron en Joffrey antes de que desaparecieran en un abrir y cerrar de ojos, siendo ahora de nuevo estanques violetas.

Su Alteza, me gustaría que pensara bien esto. Podría llevarnos a una guerra que no podemos permitirnos, y le estaríais dejando escapar mucho más fácilmente de lo que se merece. Enviémoslo al paredón. "Pasará frío, hambre y correrá el riesgo de ser asesinado por uno de sus 'hermanos' simplemente por ser un antiguo señor". Naruto pudo ver que sus palabras estaban surtiendo efecto. Sus ojos verdes conspiraban. Quería castigar al hechicero por su falta de respeto, pero estaba disfrutando con lo que estaba escuchando. "Este pequeño acto de bondad no sólo te granjeará el favor de los campesinos, sino de los señores de todo el país. Imagina el asombro con que hablarían de ti. Joffrey el Galante y Justo, Joffrey el Rey Sabio".

Naruto soltó a Joffrey, pero éste no se movió. El rey león miró a los ojos del hechicero y vio que ya no llameaban. Se quedó callado mientras pensaba en el consejo de Lord Sauron.

Naruto, Sansa, Cersei e incluso el pueblo de Desembarco del Rey esperaban con la respiración contenida el veredicto de Ned Stark. Lord Sauron retiró la mano y dio un paso atrás mientras el malvado Rey conspiraba. Sus ojos se cruzaron brevemente con los del otrora orgulloso Señor de Invernalia, asintiendo tan sutilmente que el hombre casi no se dio cuenta.

Estaba haciendo todo lo posible por cumplir su palabra, lo que dio a Ned la esperanza de que mantendría a salvo a sus hijas.

Joffrey finalmente se decidió. Accedería a la petición de su más viejo amigo, por ahora.

"Mis conciudadanos de Desembarco del Rey. Lord Sauron me ha ofrecido una vez más su sabio consejo. Hoy no habrá ejecución". Como era de esperar, la gente pequeña no estaba contenta con esto, y lo dejaron claro, callándose cuando Joffrey levantó la mano, una idea sádica ya formándose en su cruel mente. "¡No os preocupéis! Vuestro deseo de sangre será declarado. Tendrá lugar un torneo mucho más sangriento y mortífero de lo que jamás hayáis visto. Un gran espectáculo para vosotros, el pueblo".

Aclamaron ruidosamente.

Joffrey sonrió malvadamente ante los aplausos y los gritos que gritaban su nombre, diciéndose a sí mismo que así es como debería ser siempre.

Naruto - La Casa SauronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora