Miro a través de la ventana de mi apartamento hacia los dos lados de la calle; no hay ninguna señal de Joan. Con un sentimiento extraño me dirijo a la cocina y me recargo en la mesa de centro. Le doy una mirada preocupada al reloj de péndulo en la pared blanca enfrente. Son las cinco y diez, pero Joan había dicho que pasaría a recogerme faltando veinte para las cinco. Usualmente él llega incluso antes de lo dicho, sin embargo, no hay señal de él.
Antes de que mi mente pueda empezar a preguntarse por la razón de su tardanza el teléfono suena desde la sala, dejando un eco en todo el lugar. Me dirijo hasta el lugar sin ganas de contestar la llamada pero mi cuerpo se mueve prácticamente solo.
-¿Si?
-¿Abie Johnson?
-Con ella
-Señorita Johnson, encontramos este teléfono en la billetera de un paciente que en este momento se encuentra en urgencias. Queríamos saber si usted conoce o tiene algún parentesco con Joan Miller.
Siento que el aire escapa de mis pulmones al escuchar el nombre y trato de decir algo pero el dolor en mi pecho me impide completar una idea coherente.
-¿Señorita? ¿Sigue ahí? –Trato de hacer un sonido para que ella lo note –Si lo conoce por favor diríjase al hospital central en la...
Tiro el teléfono antes de que la persona pueda terminar de darme las indicaciones, cojo mi bolso listo en el sofá de la sala y salgo por la puerta lo más rápido que puedo sin detenerme a verificar si se me olvida algo. Siento el frio golpear fuerte en mi rostro y un sonido agudo en mi oído me impide escuchar los carros pasar frente a mí y los gritos de los niños en el parque de al lado.
Empiezo a correr lo más rápido que puedo sin mucho cuidado de ver las personas y los autos a mí alrededor. Después de dos cuadras siento un dolor en mis piernas pero me obligo a continuar porque el dolor psicológico siempre será peor que el dolor físico.
Luego de tres cuadras más estoy enfrente de un conjunto de torres color blanco, la cantidad de gente y el sonido de las ambulancias hacen que todo se sienta muy confuso y me quedo en la entrada observando a la gente pasar a mi lado.
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-Entonces, ¿te gusta la vista? –Me pregunta Joan al estar en la cima del One Wolrd Trade Center
-Es impresionante –le digo sonriendo, acercándome a el ventanal hecho en vidrio que va desde el piso hasta el techo y observando la vista de Manhattan.
Siendo diciembre las luces en las calles proyectan algunos colores, pero de los edificios solo se ven luces blancas de los interminables pisos de oficinas alrededor. En ese momento la preocupación de estar lejos de casa en una cuidad desconocida desaparece totalmente. Solo importa el momento y la persona que se encuentra a mi lado. Miro a Joan, quien está perdido en la vista con una sonrisa, me mira y su sonrisa se va desvaneciendo pero toma mi mano apretándola un poco
-¿Miedo a las alturas? –Le pregunto
-No –responde sonriendo de nuevo, le doy una expresión confundida y el respira profundamente –Te amo. –Dice serio
-Yo también te amo
-Mi miedo es que digas que no –dice susurrando pero antes de que pueda responder el continua –Abie... me gustaría poder decir todas las cosas que pasan por mi cabeza en estos momentos, pero creo que no tendría coherencia –ríe suave y yo le sonrío
-¿Qué quieres decir?
-Quiero decir que eres lo mejor que me ha pasado en la vida y no puedo con la idea de que no estés a mi lado
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My First Stories To Cry About
Ficción GeneralEsta es una recopilación de historias que he escrito a través de lo años y que no quiero dejar en el olvido.