Mayte asintió lentamente, lamentando la postura de Fernanda, ya que parecía que lo poco que quedaba entre ambas se rompía cada vez más. Se levantó despacio del sofá, y le indicó a Fernanda con un gesto que subiría a despedirse de las niñas. La mirada de la morena permaneció fija en algún punto invisible, distante, como si ya no pudiera verla.
Con cansancio, Mayte subió las escaleras, con el sonido de sus pasos resonando en la casa que ahora tenía una extraña sensación de vacío. Al llegar a la habitación de Paloma, tocó suavemente la puerta antes de empujarla con lentitud.
"No te vayas" suplicó Paloma, sentada en el suelo con las piernas cruzadas. Su expresión mostraba que estaba al borde del llanto, como si ese gesto fuera su último recurso para hacer que la bajita cambiara de opinión.
María estaba a su lado, callada, pero la forma en que movía los labios revelaba que compartía el mismo temor.
Mayte, se acercó y tomó la mano de cada una. Las sostuvo con cuidado, aferrándose a ellas para sentir la fuerza que necesitaba. "Escúchenme, por favor." Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas mientras la garganta se le cerraba un poco "Fernanda y yo... tenemos muchos desacuerdos, cosas que no hemos sabido resolver. Ambas necesitamos espacio para pensar y encontrar la manera de arreglarlo sin hacernos más daño. No les puedo prometer que no nos vayamos a divorciar, porque sería mentirles. Es una posibilidad..."
Las palabras se le quedaban atrapadas en la garganta. Sentía la voz de Fernanda resonar en su mente imposible de ignorar: "¿No me ves? ¡Aquí estoy, Mayte! No soy solo la mamá de tus hijas, soy tu esposa, carajo. ¿Cuánto tiempo más vas a ignorarme? Existo"
Mayte cerró los ojos por un segundo, tratando de respirar a través del nudo en su pecho. Quería decirle que lo entendía, que había tratado de estar bien, pero simplemente no podía."Que payasa eres. Estoy pasando por un mal momento, Fernanda. ¿Puedes entender eso? Estoy haciendo lo mejor que puedo... pero por más que trato de sentirme bien, no lo logro"
Sacudió la cabeza ligeramente, alejando esos pensamientos y volvió a enfocarse en las jóvenes frente a ella, que la miraban con desconsuelo, pero también con una madurez dolorosa para su edad.
"Sé que siempre lo hacen, pero esta vez necesito pedirles de manera especial... que cuíden a su mamá por mí, ¿sale?" pidió la bajita
Paloma, de inmediato dejó caer una pregunta sobre algo que la atormentaba:"¿Y a ti quién te cuida?"
Mayte se obligó a sonreír, aunque esa sonrisa no llegó a sus ojos. "Estaré bien. Me voy más tranquila sabiendo que ustedes estarán aquí para cuidar a su mamá"
"Podrías pedirle a la tía Isa que te acompañe" sugirió María, intentando ofrecer una solución, como si eso hiciera que la despedida doliera menos.
"Lo haré "prometió Mayte, acariciando el cabello de Paloma con delicadeza "Si durante la noche necesitan algo, cualquier cosa, llámenme. Si me necesitan, vendré enseguida.
"Lo que necesitamos es que no te vayas..." susurró Paloma, haciendo una sonrisa con sarcasmo
Mayte, apretó las manos de ambas por última vez y, sin saber qué más decir, las dejó con un beso en la frente. Luego salió de la habitación con el alma hecha trizas.
Bajó las escaleras nuevamente y al llegar a la sala, Fernanda seguía allí, inmóvil como una estatua. Parecía más cansada que enojada, como si llevara meses arrastrando una batalla emocional que no terminaba nunca.
"Que yo haya tomado la decisión de salir de la casa no significa que me duela menos" dijo Mayte con voz baja, mirándola de reojo "Quiero que entiendas eso. Las cosas no son como las crees"
ESTÁS LEYENDO
Todo (NO) acabó
RomantikMayte y Fernanda, han construido una familia juntas en medio de un mundo que no siempre comprendió su amor. Luego de dos hijas (María y Paloma), 15 años de relación y 13 años de matrimonio, nuestras protagonistas enfrentan una separación dolorosa. N...