Capítulo III

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Capítulo dedicado a -louismievangeline 

 Gracias por leer ♡

The other side of the story

"Me estoy muriendo"

Esas palabras seguían rondando en su cabeza aún después de haber abandonado el hogar del omega, martillaban en su ser con fuerza, oprimiendo su pecho y haciéndole imposible respirar correctamente, las lágrimas bajaban por sus mejillas sin que tuviera oportunidad de detenerlas.

No había nada que pudiera hacer para cambiar el destino del omega y todo gritaba que era su culpa, que era un mal alfa y no merecía ni siquiera una pizca de compasión. En su cabeza se reproducían miles de imágenes, recuerdos de su tiempo juntos, de sus promesas, de sus besos, de sus risas y todas terminaban en la misma imagen del omega demacrado que lo miraba con dureza desde el otro lado de la sala.

Mira a su alrededor, aún no había desempacado, no era una de sus prioridades. Su vista aun borrosa por las lágrimas se desvió hacia lo único que había sacado de su maleta, era una pequeña caja, que ahora podía considerar de sus mayores tesoros, sin temor a estar exagerando. Se acerca a esta, tomándola con sus manos algo temblorosas, debatiéndose si debería abrirla o si podía simplemente desecharla, después de todo, no tenía mucho caso conservarla.

Afirmó el agarre en esta, y se sentó al borde de su cama, acomodándola entre sus piernas. Durante su intercambio, notó que las cosas tal como las planeó con el omega no serían tan sencillas, pero siempre guardó la esperanza de que podría intentarlo.

-No se les permitirá conservar sus teléfonos con ustedes, durante el tiempo que permanezcan en las instalaciones, el acceso a redes sociales está completamente prohibido, son un distractor innecesario en el proceso de aprendizaje, estamos creando las mentes más brillantes del mundo.- Habló el hombre mayor a través del micrófono, parado en el centro del auditorio, recorriendo con la mirada a sus nuevos estudiantes. -Podrán hacer una llamada semanal a sus familiares, no mayor a 15 minutos.

Los sonidos de sorpresa e indignación no tardaron en llenar el lugar, siendo silenciados por los adjuntos supervisores, una vez pudo continuar, el hombre aclaró su garganta.

-Al ser nuevos, tendrán su primera semana de ocio, para que conozcan y se adapten a su nueva vida, tendrán tiempo de despedirse temporalmente de las personas que consideren necesarias, infórmenles de su nueva situación. No siendo más, pueden ir a sus habitaciones asignadas.

El rizado recuerda ese momento con tanta claridad, ni siquiera terminó de escuchar al hombre cuando ya planeó mil maneras de evadir las reglas, no eran muchas, pero esa en específico le parecía imposible de cumplir, le había hecho una promesa a su omega y debía cumplirla.

Por un momento pensó que lo había logrado, un cambio de celulares rápido cuando pasaron por los cuartos recolectando los dispositivos, aprovechaba las mañanas donde no había tanta supervisión y su roomie dormía para hablar con su omega, en cada oportunidad contestaba sus mensajes y aquellos eran los mejores minutos de su vida. Cuando estuvo a punto de ser atrapado, decidió que las llamadas diarias eran demasiado arriesgadas, así que disminuyó a solo dos, no era lo que deseaba, pero no tenía más opciones, además, no quería alterar a su omega mientras tuviera las cosas bajo control.

Al segundo mes era momento de cumplir su promesa.

-Te extraño.- Murmuró el omega con un puchero, estirando las mangas de ese suéter que estaba seguro le pertenecía, para cubrir sus manos. -No podré viajar.- Escuchó el tono lastimero del contrario y su corazón se rompió un poco, no sabía cómo arreglar esto.

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