Nuestro Mundo (Cupido x Sanderson) (Sanderson x Cupido)

Nuestro Mundo

El cielo de la Dimmsdale mágica estaba teñido de tonos rosados, un paisaje que combinaba bien con el romanticismo natural de Cupido. Él flotaba suavemente sobre la tierra, su arco en la espalda y una sonrisa en los labios. Pero hoy no disparaba flechas, no tejía amores ni forjaba conexiones. Hoy, había algo más importante en juego.

En su pequeña casa celeste, Cupido esperaba la llegada de alguien muy especial.

Un destello de luz brillante iluminó la entrada, y ahí estaba él: Sanderson, el anti-hada más ordenado y meticuloso que él conocía (de los pocos que conocía) una aura oscura ondeaba a su alrededor mientras se acercaba con pasos firmes, pero había una suavidad inusual en su mirada al ver a Cupido. Aunque tuviera sus Gafas, la mirada seguía allí.

— Llegas tarde, Sandy —dijo Cupido con una sonrisa traviesa, cruzando los brazos mientras lo miraba.

— Mi nombre es Sanderson —corrigió, aunque su tono no era tan severo como de costumbre—. Y he tenido que lidiar con algunos problemas. Problemas con Hadas. Parecen ser reencarnación del Caos-

Cupido soltó una pequeña risa, flotando hacia él. Sabía que Sanderson siempre buscaba el orden perfecto, lo cual era irónico dado que él, el dios del amor, representaba el caos emocional más puro. Tal vez por eso se complementaban de una forma tan extraña. Sanderson, con su amor por las reglas, y Cupido, con su pasión por romperlas.

— No puedes controlar todo, Sandy —dijo Cupido, mirándolo con afecto—. Incluso tú debes admitir que el amor es impredecible. Lo sabes, ¿verdad?

Sanderson soltó un leve suspiro, como si aquel hecho lo incomodara profundamente, pero no podía negarlo. Había algo en Cupido que lo atraía como ninguna otra cosa en su perfectamente organizado mundo.

— Lo impredecible puede ser... soportable, si se maneja correctamente —dijo Sanderson, evitando los ojos de Cupido por un momento—. Aunque debo decir que la forma en que tú lanzas flechas sin control desafía toda lógica.

Cupido rió suavemente y se acercó más, tocando el brazo de Sanderson con suavidad.

— Lo que hago no siempre tiene sentido, lo admito. Pero el amor no lo tiene que tener, y tú lo sabes mejor que nadie —susurró, acercándose a su rostro—. Lo que tenemos no tiene por qué ser ordenado para que funcione.

Sanderson, normalmente frío y serio, no pudo evitar sentirse desarmado ante esa mirada. Los anti-hadas no se suponía que sintieran cosas tan complicadas como el amor. Pero en su corazón, aunque nunca lo diría en voz alta, Sanderson sabía que Cupido había roto más que una regla en su vida. Había roto su implacable fachada.

— ¿Sabes lo frustrante que es para mí? —respondió Sanderson en un murmullo—. Sentir que algo tan irracional puede ser... importante.

Cupido sonrió y le tomó las manos. Él, que siempre había estado destinado a forjar amores ajenos, se había enamorado de la persona más metódica, calculadora y, para su sorpresa, la más vulnerable a sus encantos. Al igual que Cupido se volvió vulnerable ante Sanderson.

— El amor nunca será racional, Sandy. Pero lo es todo —le dijo con firmeza.

El silencio que siguió fue una pausa pesada, pero no incómoda. Sanderson miró a Cupido, midiendo sus palabras como si fuera a romper una regla invisible. Y finalmente, en un gesto que apenas era perceptible, asintió.

— Supongo que si voy a hacer una excepción... será por ti —admitió en voz baja.

Cupido sonrió triunfante, y en ese momento, su mundo caótico y el ordenado de Sanderson se unieron, no por las reglas del amor ni por las leyes que Sanderson tanto valoraba, sino porque, de alguna manera extraña, ambos mundos habían encontrado su equilibrio. Un equilibrio que, quizás, solo ellos podían entender.

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Este One- Shot fue hecho específicamente porque no me agrada la idea de que la relación de Cupido y Sanderson sea en base a un Contrato o por un Hechizo de Amor. Por ello quise presentarlo de otra forma.

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