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No había pasado mucho desde que Jeonghan dejó a Seungcheol en su hogar. El pelinegro observó cada detalle, incluso el más pequeño, y solo halagaba el buen orden que tenía el sitio.

Decidió únicamente ir al cuarto de Jeonghan, no quería ser más entrometido de lo que estaba siendo. Abrió la puerta ligeramente; el cuarto no era el mismo de hace unos años, pero se sentía como en el que alguna vez compartieron momentos de amor y más.

Salió de la habitación para ir al baño a tomar aire; las emociones le habían llegado como una cachetada. Mirándose al espejo, no pudo evitar maldecirse, sintiendo cómo se bajoneaba más de lo que ya estaba; se encontraba más que acabado. Tomó varias bocanadas de aire antes de regresar al cuarto, dejando sus maletas lo más ordenadas posible y acostándose rápidamente con la misma ropa. El remordimiento y el sueño le habían ganado.

No contó cuántas horas había dormido, solo sintió una luz entrar por una parte de la ventana, haciéndolo removerse en la cama un poco, además de la incomodidad de sus prendas. Se levantó lentamente, organizando lo que había alcanzado a desordenar de la cama.

Se sentó en ella, mirando de nuevo el cuarto, pero ahora con una mejor vista gracias a la luz del día. Sentía su esencia, su calidez como quien era propietario, y llevó lentamente la mano al espaldar de la cama, tocando suavemente los pósters y fotos pegados, sintiendo su piel erizarse.

No tardó mucho en salir de la habitación y dirigirse al baño, notando que todavía no había nadie en la principal. Tomó una ducha ligera; quería salir lo más pronto posible de ese lugar, no quería incomodar a nadie y prefería tener un espacio "personal" en lo que constaba decir.

Salió del baño en toalla, sobresaltándose un poco al ver a alguien de espaldas en la cocina, preparando algo que olía a café y pan horneado. Escuchaba un silbido proveniente de esa espalda y notó su brazo alzado, suponiendo que estaba tomando esa bebida matutina.

- Jeonghan, qué bueno que hayas llegado, necesitaba mencionarte qu..-interrumpió al darse la vuelta al no ver a su hermano, encontrándose con alguien que no había visto en su vida. pero a la vez le parecía familiar-. ¿Tú eres?..

-Seungcheol, Choi Seungcheol -agravó su voz-.

-Claro.. ¿Eres conocido de Jeonghan o algo, que te veo aquí como si nada?

El otro lo miró algo serio; era la primera vez que se veían, y esa persona parecía poco cortés. Nunca había escuchado de él y apenas lo conocía. Amabilidad, por Dios.

-Soy alguien conocido.. del pasado -movió su pelo mojado con su mano, desorganizándolo-. ¿Tú eres Jun, no?

-Moon Junhui.

-No tienes su apellido...

-Somos medio hermanos, misma madre, pero diferente padre - alzó una ceja-. ¿Cuál es tu interés en ello?

- Solo pronuncie en voz alta, disculpa -puso los ojos en blanco ante la actitud del otro-. Solo estaré aquí hoy; no logre conseguir un hospedaje a la hora que llegue.

-Entiendo, un gusto Seungcheol-pronunció por última vez antes de desviar la mirada y tomar un sorbo de su taza de café.

-El gusto fue mío-dijo el pelinegro antes de regresar al cuarto para vestirse y retirarse del hogar-.

Junhui siguió tomando su café, esforzándose en recordar de dónde conocía a ese tipo.

>> Seungcheol,Seungcheol... ¿Donde mierda te conozco?

Soltó un suspiro algo sofocado, dirigiéndose al sofá con su taza, cayendo lentamente en él. De nuevo, procesó todo hasta saber de dónde conocía ese nombre, abriendo los ojos como platos mientras su mente evocaba sucesos como si de una película se tratara.

 De nuevo, procesó todo hasta saber de dónde conocía ese nombre, abriendo los ojos como platos mientras su mente evocaba sucesos como si de una película se tratara

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Junhui, recién llegado de la ciudad, se encontraba leyendo un libro algo aburrido, casi quedándose dormido, confirmando que lo suyo no era la lectura. Prefirió ir al baño para lavarse la cara a ver si lograba ahuyentar el sueño.

Al llegar a la puerta cerrada, estuvo a punto de abrirla, pero se detuvo al escuchar sollozos ahogados. Puso el oído en la puerta, preocupado, y la abrió de inmediato.

Vio a un chico castaño, pálido y débil, llorando con la parte superior recostada en el sanitario; parecía haber vomitado o estar a punto de hacerlo. No le importó que Junhui llegara, solo se oían sus llantos cada vez más intensos.

El otro se agachó para quedar a su altura, viendo cómo bajaba la cara mientras entre balbuceos intentaba decir algo. Junhui lo tomó suavemente de la mandíbula, obligándolo a mirarlo.

-No puedo, Junhui, no logro vivir sin él, me está matando. ¿Acaso hice algo mal? ¿Fui yo el tonto? Junhui, no entiendo, no entiendo por qué en vez de odiarlo me culpo a mí mismo... Quiero verme muerto, no aguanto tanta mierda.

Junhui solo vio los ojos del otro, hinchados y oscuros, sintiendo su corazón desgarrarse.

-Perdóname, hermanito - pronunció con voz quebrantada-. Lamento tanto haberte dejado tanto tiempo solo; yo debía acompañarte desde el principio.

- No es tu culpa, es la mía por haberme confiado en un hombre que solo me quiso para algo prohibido, para verme llorar... y aquí estoy, lo logró.

Pronunció por última vez antes de abrazar al otro y llorar más fuerte en su pecho. A Junhui no le importó y reforzó el agarre, a pesar de sentir su camisa empapada.

-¿Quién es el hijo de perra que te hizo esto? ¿Vive aquí en la ciudad?

-No..

-Jeonghan dime, debo matar a ese imbécil.

-Se llamaba Choi, Choi Seungcheol.

Suspiró. Ver al castaño en ese estado no lo reconfortaba, pero pelearse con aquel tipo tampoco serviría de nada. Solo miró a su hermano menor, arrepintiéndose de haberse alejado tanto tiempo cuando Jeonghan recién conocía la vida adulta.

-A partir de ahora, ese tipo está muerto para ti. Sus fotos se borrarán; no quedará ningún recuerdo de él. ¿Entendido?

-Junhui...

- Es lo mejor para ti; si se atrevió a tratarte así, no merece estar en tus recuerdos, ni siquiera por ser tu primer amor.

Pronunció por última vez antes de que Jeonghan soltara un suspiro, quedándose dormido poco a poco. Se notaba que el chico no había dormido en todo el día. Como si ese ser le hubiera dañado el alma, Junhui juró investigar quién era ese maldito sin que Jeonghan se enterara, acariciando el cabello del otro mientras él se acomodaba en su pecho como si fuera un niño pequeño.

𝐄𝐥 𝐚ñ𝐨 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞𝐣é 𝐦𝐢 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳ó𝐧.- J.GDonde viven las historias. Descúbrelo ahora