FANTASMAS DEL PASADO - El reloj del tiempo

Pròlogo

La Luna brillaba en el cielo, el que estaba lleno de estrellas blancas como la nieve.
Un joven gato blanco con capa negra y botas corría por el Reino de Cristal.
En las calles todo era silencio, hasta que el gato se acercó a una gran casa.
—Abridme, Traigo noticias para el administrador— dijo el felino con voz sería.
Las puertas se abrieron y el animal entró a cuatro patas, con paso lento. 
    Dentro, subió las escaleras rápidamente, y toco a una puerta.
Esta se abrió.
Dentro un gato rojizo oscuro con un sombrero negro (el cual tenía una pluma) se giró a ver que pasaba.
—Bienvenido, Joven Combatiente. ¿Que noticias traes para mi hoy?— Pregunto el gato rojizo.
—Roble, hoy MediaLuna ha encontrado una sombra gris... Y le ha atacado.
Ha sido gravemente herida, y ahora nuestro Profeta le está curando— dijo él, Inclinandose.
—Oh... ¿Y no habéis visto que era..., Boots?— dijo Roble.
Boots negó con la cabeza.
—Solo MediaLuna lo ha visto... Pero no nos ha descrito nada más a parte que eso... Parecía.. Un.. Un... Un fantasma...— Maulló el Combatiente.
Roble asintió.
—Bien... Si no es nada más, te puedes retirar... Ya pensaré que hacer.— Ordenó.— Ah, y si hay otra noticia trae al Mensajero, que para algo esta— gruñó.
Boots asintió y se fue del Palacio, llendo directamente a las calles.
Al lado del pequeño pueblo, había un bosque grande y oscuro.
   Boots fue caminando hacia una cabaña que ponía en un letrero "Hechizos del Profeta"
Entró rápidamente, para ver cómo dentro un gato gris flojo de ojos lilas estaba examinando a una gata con media cara y cuerpo blanco y la otra mitad negra.
Esta tenía un Corte grave en la barriga, y le salía sangre del ojo.
—... Era gris... Y borroso...— estaba diciendo la gata, alarmada.— Era un fantasma... ¡Lo juro!—
—Tonterias, MediaLuna— maulló el felino gris.— los fantasmas no existen.—
Boots se acercó.
—Saludos, Hechicero Gris— Dijo el gato, inclinando la cabeza.— ¿Que tal se encuentra MediaLuna?—
—Mal— Le interrumpió la gata, de mal humor.
—Eso significa que esta mejorando— gruño el Profeta.— ¿Es así de quejica cada día en el refugio del Combate?— dijo fríamente.
Boots asintió, divertido.
—Si.. Ella es así... Pero ha sido valiente al no irse cuando vio al "fantasma"— maulló el gato blanco.
—Si, pero también fue una imbecil.
¡Podria haber huido y yo no tendría que usar mis hechizos con ella!— Bufo Hechicero Gris.
Boots suspiro y salio de la guarida, haciendole un gesto a MediaLuna de despedida con la cola.
Caminando por la calle, miro al bosque.
«¿Cuando saldrá el Escuadrón R
negro a explorar el terreno?» pensó, deseoso de salir ya.
Aunque primero tenía que salir el Escuadrón Blanco y el Escuadrón Gris.
Pero el ya quería irse.
Sin saber que hacer, se fue al Refugio de Combate a dormir.
Corrió a la Zona Negra y se acomodo en el almohadon con El Mixto.
                .           .          .

Al día siguiente Boots salió de la guarida.
El Escuadrón Negro estaba saliendo de la zona de descanso y se preparaba para lanzar un Pelotón de exploración.
El felino se unió a sus camaradas, saludando amablemente.
   El jefe del Escuadrón, Murcielago Afilado, se preparó para alzar al vuelo, pero un sonido le distrajo.
—Atrapados— dijo una voz.
  Parecía que venía de algún sitio.. Pero no se veía de donde.
Las puertas del granero se cerraron de golpe, y el Escuadrón Negro erizo el pelo, asustado.
Una sombra gris saltó por la ventana y entró.
—Atrapados... Todos...— repitió con voz grave.
Mixto saltó hacia el, desplegando las alas para alcanzarlo, pero le atravesó.
—¿que...?
—¡Es el fantasma!— Aulló Felino Blanco.
Todos empezaron a gritar.. Estaban encerrados.
«No.. Esto no puede estar pasando...» se dijo Boots.
«Soy el combatiente ministro del Administrador... ¡No puedo morir!»
Pero tampoco puedo dejar morir al resto...

Unas fauces abiertas llenas de sangre se abrieron en la boca de la sombra gris.
Tenía forma de gato, pero mucho más grande.
—¡Volad... Corred!— ordenó Murcielago Afilado.
Mixto saltó de la ventana y golpeó la puerta, intentando abrirla.
   El caos se desató en la Zona Negra, mientras el fantasma, con un saltó, atacaba a los gatos.
«¡No!»
Pero era muy tarde.
El daño ya estaba hecho.