Soshiro Hoshina era el vicecapitán de la tersera división de las fuerzas de defensa de Japón. tanto su hermano mayor como su padre eran Alfas dominantes, a excepción de el, quien había nacido como un Alfa Resesivo.
Desde su ingreso a las fuerzas de...
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Narro yo
En las habitaciones de la tercera división de las fuerzas de defensa se encontraba el vicecapitán favorito de todas terminando de arreglarse. Le habían dado el día libre, así que mientras se preparaba para salir a dar una caminata mañanera para despejarse, escuchaba las noticia en una pequeña radio que tenía a su habitación, Ya que no solía dormir ahí, no tenia mas que eso, simplemente se quedaba cuando tenia mucho papeleo que hacer y no podía regresar a su apartamento por terminar su trabajo.
Mientras se quitaba su pillama en medio de bostesos, dejaba sonar la radio.
-Reportero: Como siempre, nuestro país ha sido atacado por numerosos Kaijus este mes, en distintas zonas de Japón. Pero eso no es problema para nuestras fuerzas de defensa, que paresen mostrarce invensibles antecualquier amenaza-
-Reportera: Y como no hablar de sus capitanes??-
Reportero: Por supuesto, en cualquier progama nunca pueden faltar a nuestra querida Mina Ashido y su mano derecha, el visecapítan Hoshina-
Reportera: Por supuesto, gracias a ellos las perdidas son mínimas a la hora de algún ataque Kaiju
Reportero: En efecto, aunque a todo esto, nuestro querido vicecapitán sigue sin querer revelar a sus seguidores su jerarquía. Pero no cabe duda, su fuerza y personalidad es tal y como la de los Alfas dominantes
Hoshina, se quedó mirando al espejo, sus ojos se abrieron, mostrando un semblante frio y serio
Soshiro: Alfa Dominante?...– Soltó para si mismo mirando con recelo aquel envase de perfume para intensificar feromonas que se encontraba ya vacío – Si, como no– apretó con odio aquel objeto y se lo guardo en el bolsillo de su chamarra–
Tras eso, tomo un gorro de visera color negro y se lo puso, iba vestido lo más casual posible, no quería que la gente lo reconozca. Esa mañana en particular se había despertado más serio que de costumbre.
Camino hacia una oficina, al entrar vio a su amiga de lentes, quien al notar la presencia de su amigo lo recibió con una sonrisa
Okonogi: Vicecapitan, buenos días, que hace por aquí? –preguntó amable dejando a un lado el papeleo–
El oji morado se acercó a paso lento, una vez cerca del escritorio de la castaña dejó sobre la mesa el frasco de perfume.
