...del fin

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-¡JORGE!- la voz penetró en su mente y tiró de él con fuerza. 

Abrió los ojos de golpe y se encontró tirado en el suelo del tren con sus amigos a su alrededor. 

-Al fin. Mírame, ¿Estás bien? 

-¿Y...y el señor?- farfulló.

-¿Qué señor? 

-El...- se sentía mareado y las manos le ardían- el que me atacó.

-Jorge nadie te atacó. Te pusiste pálido de golpe y empezaste a arañarte las manos mientras farfullabas cosas. 

-Había un tío en esos asientos que me ataco- se incorporó de golpe señalando el asiento dónde había estado el señor para descubrir que sus manos estaban llenas de arañazos y sus uñas prácticamente no existían, dejando un hueco sangriento en su lugar.

Sus amigos se miraron preocupados entre ellos. No entendió porqué. Sabía que al señor no se lo había imaginado, lo había visto claramente. ¿Verdad? Una de las chicas le bajó el brazo con el que señalaba y le obligó a echarse. 

-Estate tranquilo ¿vale? Los médicos están esperando en la siguiente estación.

-No necesito un médico- protestó sintiéndose cada vez más incómodo.

-Jorge por favor.

El tren se paró en una estación.

-Maldita sea, no necesito un médico- gritó incorporándose de nuevo y empujando hacia atrás a la chica y haciendo que todos retrocediesen al mismo tiempo dando la impresión de que  habían sido empujados a la vez. 

Sin pararse a pensarlo y tratando de ganar tiempo, se tiró hacia la puerta por la que llegaban dos sanitarios. Estos, que no se lo esperaban, se cayeron al suelo y el chico salió corriendo por el andén. 

Oía gente llamándolo. Pero no le importaba. No le importaba nada. Estaba seguro de que si había visto al hombre. 

-Me están gastando una broma- pensó- una de muy mal gusto.

Saltó los tornos y escuchó como sus amigos le llamaban a voces. Los ignoró y salió a la calle. No sabía dónde estaba pero no le importaba. Tan solo sentía la imperiosa necesidad de alejarse de todos, de todo. 

-Ven hacia mí chico. 

La voz resonó clara en su cabeza y una imagen borrosa se empezó a formar en ella. Sin saber muy bien como, empezó a ser guiado. Empezó a reconocer su entrono y acabó en unas obras que llevaban un tiempo paradas. Se coló con facilidad en ellas y se paró a escuchar. No oía nada, si quiera a sus amigos tras de él. 

Su mente comenzó a mostrar imágenes. Vio como una sombra se formaba  a su espalda y un brazo iba hacia su cuello. Sin pensarlo, saltó a un lado y miró el sitio. Una forma sombría, que parecía alquitrán en constante movimiento se despegaba del suelo, formando la  extraña imagen de un hombre sin rasgos y cuyo cuerpo se derretía. 

-La veo- pensó- no me la imagino, la veo. 

La forma avanzó un poco. 

-¡¿Qué quieres de mi?!- le gritó el chico. 

-Dámelos, tus ojos ¡DÁMELOS!

Una nueva imagen apareció en su cabeza a su izquierda. Saltó de nuevo y observó como una nueva imagen, más parecida a un zombie  se formaba. De un momento a otro eran siete las figuras que le rodeaban. 

-Dámelos- decían una y otra vez con sus formas dispares  y voces chirriantes tratando de confundirlo. 

Retrocedió un poco y una barra de metal cuadrada chocó contra su pie. Sin pensarlo dos veces la cogió y amenazó a los seres. En respuesta dos más aparecieron y se tiraron a por él. 

Golpeó al primero haciendo que su forma explotase en pequeñas volutas de humo. El segundo le arañó la cara, pero el chico con un revés lo apartó de sí y clavó la barra por la espalda del ser. Este, lo salpicó con una sustancia cuya pestilencia le hizo querer vomitar. 

-No me pueden decir que me estoy imaginando esto- pensó- es demasiado real como para estar imaginándomelo. 

-Eres absurdo chico, esos ojos serán nuestros por mucho que luches.

 Otra figura se lanzó a por él. Tenía los brazos y las piernas desproporcionados y corría torpemente. El chico que se sentía más rápido y fuerte que de costumbre, tuvo el tiempo y la agilidad para  colarse entre sus brazos y clavarle la barra bajo la cabeza. 

-¿Porqué? - preguntó acabando con otra criatura más- ¿Porqué quieres mis ojos? 

Una risa estridente llenó el lugar  la figura que parecía un fantasma  le atravesó, dejándole el cuerpo frío y un terror inhumano en el cuerpo. 

-¿Quieres saberlo? Te lo diré, de igual manera morirás- el chico con gran esfuerzo por controlar sus nervios golpeó hacia el fantasma, el cual a pesar de ser atravesado sin daños desapareció- eres un portal para los nuestros y si nos hacemos con tus ojos podremos acceder a tu plano del mundo.  

-¿Quieres matarnos a todos?

La risa se volvió a escuchar.

-Quizás solo quiera jugar con ellos, como juego contigo.

Todas las figuras restantes se lanzaron a por el, pero todas eran muy torpes. Extrañado, acabó con todas ellas en simples golpes que retumbaban como si tuviera diez veces su fuerza habitual. Se encontró solo en las obras y dejó caer la barra, agotado. 

-Bien hecho chico, acabas de acabar con todos. 

Algo se encendió en el y su vista del entorno cambió. Horrorizado observó lo que acababa de hacer y escuchó a la voz riéndose. 

-Y ahora, tus ojos. 

Una nueva forma empezó a formarse y el miedo se apoderó de el como nunca antes lo había sentido. Pero ver lo que acababa de hacer por culpa de lo que quiera que fuese lo que le hablaba le enfureció. 

-Buena suerte con eso- dijo destrozando sus ojos. 

La voz chilló descontenta y el chico sintió como el suelo desaparecía de sus pies. Luego, dejó de sentir en absoluto. 



Al día siguiente en Konjul Mall, en la construcción de los edificios nuevos varios grupos de emergencias observaban el espectáculo más macabro que verían en todas sus vidas. Entre este espectáculo, dos inspectores discutían. 

-Fue Jorge Daimas y se acabó, no hay más explicación. Le dio un brote psicótico y ya está. 

-Ya esta no. Vamos a ver piensa un poco. Yo entiendo que el chico se volvió loco. Entiendo que llegó aquí, se vio acorralado y atacó. Puedo entender que en algún momento se sacase los ojos. Dejo de entender cuando veo que hay cadáveres de siete críos y dos sanitarios destrozados total y absolutamente- dijo señalando a su alrededor dónde el cadáver más normal era uno al que le habían atravesado la cabeza desde abajo- Joder que hay uno partido por la mitad y otro que tiene todas las costillas hechas papilla literalmente y el chaval que yo sepa no era Hulk- el otro hizo un gesto con los hombros sin saber que decir- y ya no entiendo eso. ¿Cómo coño lo explicas tú? Enserio dímelo porque joder yo no veo forma humana  de que  lo pudiera hacer él.

El otro inspector miró hacia dónde señalaba el otro aún a sabiendas de lo que se iba a encontrar. Cinco pisos más allá, en una viga de metal, normal y corriente totalmente roma, de alguna manera había un chico sin ojos atravesado por el estómago con la expresión de satisfacción mas macabra de la historia. 

Sin respuestaWhere stories live. Discover now