Tregua

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La mañana siguiente comenzó con un aire distinto en la escuela. Jisung caminaba en silencio, con la vista fija en el suelo, inmerso en sus pensamientos.

No podía sacarse de la cabeza las palabras de Minho, el tono de su voz y la mirada cargada de frustración que le había dedicado.

Era como si una barrera invisible se hubiera levantado entre ellos, una barrera hecha de palabras no dichas y heridas invisibles.

Jisung llegó a su casillero, abrió la puerta de metal y comenzó a sacar sus libros, pero sus manos se detuvieron al recordar la expresión de Minho la noche anterior. Un nudo se formó en su pecho y apenas se dio cuenta de que alguien se le había acercado.

—¿Estás bien, Han? —La voz familiar de Chan sonó suave y cuidadosa.

Jisung levantó la vista y encontró la mirada preocupada de su amigo. Chan no tenía que decir mucho para que Jisung supiera que había notado su estado.

La expresión de Chan, siempre atenta y protectora, le daba una sensación de alivio, como si finalmente pudiera liberar un poco del peso que llevaba.

—Sí, solo... no dormí bien anoche —murmuró Jisung, sin mucha convicción.

Chan lo miró en silencio por unos segundos, notando la sombra en los ojos de Jisung y el cansancio que no podía ocultar.

—¿Seguro que solo es eso? —preguntó, inclinándose un poco hacia él para crear una sensación de privacidad en medio del pasillo lleno de estudiantes.

Jisung dudó por un momento, sus dedos jugueteando con la tapa de su libro. Finalmente suspiró, rindiéndose a la necesidad de compartir lo que sentía.

—Es Minho... —comenzó, sin saber exactamente cómo describir lo que había pasado—. Está tan absorbido por los estudios, Chan. No me malinterpretes, sé que es importante para él, pero... siento que nos estamos distanciando.

Chan asintió, escuchando en silencio. Entendía lo que Jisung estaba diciendo y podía ver la tristeza en sus ojos.

—¿Entonces? —insistió Chan, suavemente, dándole la oportunidad de abrirse más.

Jisung respiró hondo, tratando de no dejar que las emociones lo desbordaran en medio del pasillo.

—Intenté que tomara un descanso, que se despejara un poco... pero explotó. Me dijo que era egoísta por querer pasar tiempo juntos. Fue... difícil escucharlo decir esas cosas. Me recordó a cómo era antes, cuando llegué a su vida y casi no quería ni hablarme. —Jisung bajó la voz, susurrando—. No me gusta esa versión de Minho. No quiero que vuelva a ser el mismo de antes.

Chan frunció el ceño, comprendiendo el dilema. Sabía lo duro que Minho podía ser consigo mismo y cómo esa presión terminaba afectando a quienes lo rodeaban.

—Se preocupa mucho por el futuro, eso es cierto —respondió Chan—. Tal vez lo que Minho necesita no es que tú le pidas que se distraiga... sino que alguien más le recuerde que también puede tomarse un respiro.

Jisung alzó la mirada, sus ojos mostrando una chispa de esperanza.

—Eso pensé... que si tú, o alguien cercano, hablara con él, tal vez escucharía. A veces creo que, cuando soy yo quien se lo pide, lo ve como una distracción más que como algo positivo.

Chan asintió, comprendiendo su punto.

—Yo hablaré con él. Quizás pueda sugerirle que salgamos todos, o hacer algo que no lo haga sentir que está perdiendo tiempo —le dijo, dándole un suave golpe en el hombro para animarlo—. Deja que me encargue de esto, ¿sí?

¡Él no es mi Hermano!  | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora