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"Todos vivimos en la incertidumbre de día a día; en otras palabras, eres el héroe de tu propia historia".
Mary McCarthy

La ciudad de Seúl, ruidosa y abarrotada como siempre, adornaba el ambiente alrededor de aquel departamento en el piso catorce. En aquel piso vivía Kim Namjoon, a quien podríamos describir como un hombre de casi 29 años, alto y delgado, cabello corto castaño que combinaba a la perfección con su piel oliva, la cual siempre se encontraba acompañada por hoyuelos en ambas mejillas y unos ojos marrón oscuro.

Vestía de traje cuando tenía reuniones de trabajo y prendas holgadas de colores neutros cuando se encontraba en la comodidad de su casa. Le gustaba el café americano sin azúcar -de preferencia helado- y su olor favorito era el del bosque en tiempos de lluvia, en especial cuando visitaba a su madre en su hogar de la niñez al término del otoño.
Le intrigaba y a la vez le parecía fascinante el canto de los pájaros y su forma de comunicarse tan especial, su actividad favorita del día era mirar al cielo en busca de nubes con formas curiosas y su filme favorito era Interestelar.

En el pasado, solía vivir alejado de la ciudad, en un pueblo llamado Uisangbong-gil, dónde su única compañía era él mismo. Le divertía ver shows de TV antiguos, pero no le agradaba el uso de dispositivos móviles. Disponía de un casi nulo sentido del humor, pero era encantador y amable con la poca gente que frecuentaba, caballeroso y cortés cuando lo tenía que ser.

Muy a pesar de la cotidianidad de sus gustos y placeres, este hombre gozaba del privilegio de ser un científico graduado con honores, aclamado y reconocido en la ciencia por sus arduos estudios e investigaciones, por lo que sus tardes eran comúnmente ajetreadas, con dolores de cabeza y estrés.

Las largas jornadas de estudio e investigación y de mucho trabajo le impedían por completo tener horas libres, por lo que tener más de cuatro horas de sueño al día era casi como un milagro.

Se había mudado a Seúl por cuestiones de trabajo y no era de su completo agrado, pues Seúl es una ciudad caótica, que todos los días está llena de gente que va de aquí para allá, con edificios tan altos que impiden el paso de luz en su apartamento.

No salía demasiado a la ciudad (no es que antes saliera más igualmente), pero de vez en cuando recorría algunas zonas para familiarizarse con su nuevo hogar y solo lo suficiente como para pasar desapercibido por toda la gente que se encontraba en las calles.

No tenía familia, amigos o alguien que dependiera de él, así que su vida era relativamente tranquila, mejor dicho monótona y llena de complicaciones. Aunque sonará contradictorio.

Había basado el cien por ciento de su vida en su trabajo, en el orden que le entregaba esa vida.
Sin duda era demasiado trabajo, pero ese trabajo fue el que le entregó la llave para hacer del mundo un lugar considerablemente habitable.
No era un mundo perfecto con goce y alegría, pero si era medianamente funcional (para las condiciones de la Tierra) y eso parecía ser suficiente para todos.

Nunca se había visto a sí mismo como alguien que aportará demasiado, pues era un hombre de principios que creía fielmente en el poder del progreso en la humanidad, por ello nunca pensó en sus acciones como todo lo que tenía la humanidad para realizar un cambio, para él sus contribuciones a la ciencia eran solo un pequeño grano de arena.

La realidad era que no aspiraba a ser un redentor ni el salvador de nadie, aunque su naturaleza, de cierta forma, lo sugiriera.

Su biología dictaba que él estaba ahí para eso.

Kim Namjoon era doctor, matemático, científico y físico, de forma que destacaba del resto de personas. Y era por tales títulos que era reconocido por el resto de la población.

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⏰ Última actualización: Oct 27 ⏰

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el heteróclito del dr. kim (bts)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora