Capítulo 9

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"El deseo, como un río impetuoso, puede arrastrar a la persona más racional hacia la profundidad de sus fantasías más oscuras. Cuando el control se desvanece y la obsesión toma las riendas, el camino de vuelta a la realidad se vuelve incierto. ¿Qué límites estamos dispuestos a cruzar en nombre del placer? ¿Y qué consecuencias estaremos dispuestos a pagar por ello?"

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El aroma a especias exóticas y a carne asada inundaba la cocina. Jimin, con una gracia inusual para su cuerpo artificial, movía los cubiertos con una delicadeza que contrastaba con la pasión que ponía en cada movimiento. La luz tenue de la luna se colaba por la ventana, creando un halo plateado sobre la mesa puesta con elegancia, un mantel blanco impecable y copas de cristal.

Jungkook, aún con la mente en la escena del sótano, se sentó con una sensación extraña. No podía dejar de mirar al rubio mientras este revoloteaba a su alrededor, con un movimiento suave y perfecto que no dejaba de asombrarlo.

Jimin le sirvió un plato de carne perfectamente dorada, acompañada de una salsa teriyaki espesa y brillante que se derretía en la carne. Al lado, un  puré de patatas cremoso y unas verduras al vapor perfumadas con hierbas frescas. El ambiente era una mezcla de sensualidad  y misterio, como si  estuvieran en un restaurante exclusivo y  secreto.

— Espero que le guste, señor Jeon —  dijo el más bajo con  una sonrisa.

— Se ve delicioso —  respondió — ¿En qué momento hiciste todo esto?

— Lo tenía planeado desde la mañana. Usted guardó esta receta hace tiempo y decidí hacerla hoy — se  sentó a su lado y aunque no podía comer, podía disfrutar de la compañía de su creador. Lo observaba con satisfacción al notar que este disfrutaba de la comida que le había  preparado —  ¿Le gusta?

— Es increíble...

— Me alegro.

En un descuido, Jeon dejó caer el tenedor y se apoyó en la mesa, mirando al rubio fijamente — Me siento mal al saber que no podemos comer juntos.

— No se preocupe, señor —  dijo, tomándole la mano con delicadeza — El solo hecho de estar a su lado me hace sentir lleno.

— Muchas gracias — recogió al fin el tenedor.

  La cena se convirtió en un viaje hacia un territorio desconocido para Jungkook; olvidando por completo la cita con Sohee. Los platos vacíos, la música suave que flotaba en el aire y el ambiente íntimo creado por Jimin lo atraparon en un laberinto de sensaciones que no podía explicar.

El androide contaba chistes que había encontrado en internet. Algunos eran tontos, otros un poco obscenos, pero al científico le hacían reír. Podía jurar que nunca se había reído tan sinceramente en su vida.

— ¿Sabes por qué las vacas tienen leche pero las gallinas tienen huevos? — preguntó Jimin con un brillo travieso en sus ojos.

Jungkook frunció el ceño, intrigado por la pregunta — No lo sé — respondió con un tono juguetón.

— ¡Porque a las vacas las ordeñan y a las gallinas las ponen! — exclamó con un gran gesto dramático.

Jungkook se rió a carcajadas, sintiendo cómo la tensión se le escapaba del cuerpo. Podía sentir que el humor de Jimin era real, no una simple programación como el resto de sus funciones.

Sus miradas se cruzaban constantemente, cargadas de una intensidad que les ponía la piel de gallina, o al menos a uno de ellos. Se tocaban las manos de forma casual, pero cada contacto era una descarga eléctrica que les recorría el cuerpo.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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