Capítulo 19 : Comienza el laberinto

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Narra Alice
Zack se quedó en silencio por unos segundos que parecieron una eternidad, como si buscara la valentía necesaria para hablar. Vi cómo su mandíbula se tensaba, y de pronto, la máscara que siempre había usado se hizo añicos frente a nosotros.

-No soy el Zack que todos creen. No lo he sido desde hace mucho tiempo -murmuró, con la voz apagada, como si cada palabra le pesara toneladas-. Estoy cansado de ser ese chico perfecto, el que siempre sonríe, el que carga con las expectativas de todos. No sé cómo dejar de serlo sin decepcionarlos... sin perderme a mí mismo en el proceso.

El silencio cayó como una losa. Roger miró a Zack como si no lo reconociera, con los labios entreabiertos y los ojos oscuros de confusión. Nunca lo había visto tan desconcertado, como si su mejor amigo fuera un completo extraño.

-Pero... ¿por qué no me lo dijiste antes? -preguntó Roger finalmente, la voz rota por la mezcla de dolor y sorpresa.

-¿Cómo iba a hacerlo? -Zack se dejó caer hacia atrás, mirando al cielo estrellado, su respiración pesada-. Todos ustedes me ven como el tipo que tiene la vida resuelta. El capitán invencible, el chico que siempre tiene una respuesta para todo. Pero la verdad es que no tengo ni idea de lo que estoy haciendo. Estoy perdido. Y lo peor es que no puedo escapar de eso... porque no sé quién soy si dejo de ser "ese Zack".

Las palabras golpearon fuerte, como si cada una de ellas arrastrara meses, tal vez años, de presión contenida. Yo di otro paso hacia él, mi pecho oprimido por algo que no podía definir: ¿compasión? ¿Empatía? Tal vez las dos cosas.

-No tienes que ser perfecto con nosotros, Zack -dije, más suave esta vez, sentándome a su lado. El césped frío se sentía áspero contra mis manos-. Sé que no es fácil, pero estamos aquí. No te vamos a juzgar.

Zack dejó escapar una risa amarga, cargada de frustración.

-¿Y si me juzgan? -preguntó, mirándonos uno a uno-. ¿Y si descubren que no soy suficiente?

Roger sacudió la cabeza con fuerza.

-No eres tú el que tiene que ser suficiente para nosotros, Zack. Nosotros somos los que tenemos que estar para ti. Siempre.

Esas palabras parecieron romper algo dentro de Zack. Sus hombros temblaron, y por primera vez, lo vi bajar la guardia por completo. Sus lágrimas cayeron silenciosas, iluminadas por la luz pálida de la luna. No trató de esconderlas, no esta vez. Y nosotros tampoco miramos hacia otro lado.

Me di cuenta de que este momento, aunque doloroso, era el inicio de algo. Zack estaba rompiendo sus propias cadenas.

-No sé cómo dejar de fingir -susurró.

-No tienes que hacerlo de golpe -le dije-. Paso a paso, juntos. Lo que sea que venga, lo enfrentaremos contigo dijo Hannah inesperadamente

Zack asintió despacio, como si esas palabras hubieran prendido una pequeña chispa en su interior. Roger colocó una mano en su hombro, firme, un gesto silencioso que significaba todo.

Nos quedamos ahí un largo rato, sentados bajo el cielo nocturno, en ese campo vacío que había sido un refugio para Zack durante tanto tiempo. Esta vez, sin embargo, no estaba solo. Habíamos llegado a tiempo.

Y aunque las heridas de Zack aún estaban abiertas, su máscara rota esparcida entre la hierba, supe que íbamos en la dirección correcta. Esto no iba a ser fácil. Pero tampoco íbamos a rendirnos.

Y yo... tampoco lo haría. Porque, aunque no sabía lo que el futuro nos depararía, había algo que ahora tenía claro: no dejaría que Zack volviera a perderse.
Luego de un silencio que pareció ser interminable Zack tomó una bocanada de aire como si intentara inhalar toda la calma que el mundo le había negado. Nos quedamos en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos, hasta que, de repente, él rompió la quietud:

Ciudad Enigma ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora