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Cody estaba sentada en el borde de la cama, abrazando sus piernas mientras miraba por la ventana. El resplandor de las luces de la ciudad parpadeaba en la distancia, pero su mente estaba atrapada en otro lugar: Garrett. La frustración de su ausencia, ese vacío que se instalaba en su pecho cada vez que pensaba en él, no la dejaba en paz.
Con un suspiro, se dejó caer de espaldas sobre la cama. Miró al techo, sintiendo el latir de su corazón como un recordatorio de lo que estaba perdiendo. Pronto se levantó y comenzó a caminar por la habitación. De repente se detuvo frente al espejo, su reflejo mirándola con una intensidad que le causó una punzada en el estómago. Había un brillo en sus ojos, una chispa que solo Garrett parecía encender, y cada vez que él no estaba, esa chispa se apagaba.
Ahora era ella quien lo evitaba. Estaba enojada, dolida, y lo consideraba válido. No quería saber nada de él a través de mensajes de texto o llamadas. Lo quería a él, cerca de ella.
Mientras se peinaba distraídamente, las memorias de su tiempo juntos se infiltraron en su mente: las risas, la forma en que él la miraba, cómo la hacía sentir comprendida. Cada pequeño gesto de él, ahora distante, era un recordatorio de lo mucho que la dependencia que comenzaba a formarse la asustaba. “No puedo necesitarlo tanto”, pensó, apretando los dientes.
Finalmente, decidió salir a despejarse. Se puso un abrigo, sintiendo el frío del aire de la noche al contacto con su piel desnuda, por el short que llevaba puesto. Las luces de la ciudad titilaban en la distancia, y los murmullos de la vida nocturna llenaban el aire. Caminaba cabizbaja, casi meciéndose de un lado a otro, cuando su celular vibró en el bolsillo. Un suspiro escapó de sus labios antes de sacar el teléfono y ver el mensaje de Garrett.
"¿Caminando para evitarme?"
Una sonrisa involuntaria se dibujó en su rostro, al leer el texto. Pero esa sonrisa desapareció de inmediato cuando, al levantar la vista, lo vio. Garrett estaba a solo unos metros, apoyado contra un poste de luz.
Habían estado separados lo suficiente como para que la molestia de Cody aún ardiera, pero verlo tan cerca de nuevo reavivó la complicidad que siempre existió entre ellos. El deseo, el dolor, la atracción; todo estaba de vuelta.
—¿Decidiste aparecer después de todo? —dijo ella, tratando de mantener su tono firme, pero sabía que la emoción temblaba en su voz.
—¿Yo? —respondió Garrett, levantando una ceja con esa sonrisa irónica que tanto la cautivaba— Creo que eres tú quien me ha ignorado últimamente. Pero puedo entender por qué.
