Las lágrimas se secaron, pero la marca quedó,
un surco profundo en mi alma, un dolor que se multiplicó.
He llorado tanto por ella, que perdí la cuenta,
cada lágrima una cicatriz, una herida que se abre de nuevo, que se agita, que se quema.
Mi corazón, un campo de batalla donde las emociones se enfrentan,
la lucha constante entre el amor y el dolor, un combate que me llena de tristeza, de agonía.
La amo tanto, que me duele, que me consume, que me daña,
un amor que se torna cruel, una pasión que me destroza, que me llena de melancolía.
El alma se desgarra con cada recuerdo, con cada imagen, con cada susurro,
un dolor que no se calma, una herida que no cicatriza, un vacío que me consume, que me destruye, que me envuelve.
He intentado olvidarla, he intentado borrarla de mi mente,
pero su esencia se aferra a mi alma, a mi corazón, a mi vida, a mi ser.
Intentar olvidarla sería como arrancar un pedazo de mi alma,
como negar una parte de mi esencia, como borrar la historia que me ha marcado, que me ha hecho ser quien soy, que me ha torturado.
Por más que me desgarre el alma, por más que me duela el corazón,
no puedo olvidarla, no puedo borrarla, no puedo dejar de amarla, aunque me consuma, aunque me destruya, aunque me haga sufrir, que me haga sentir vacío.
El amor, un tormento, una bendición y una maldición,
un dolor que se convierte en placer, una pasión que me llena de tristeza, un amor que me destruye, un amor que me mata.
Pero a pesar del dolor, a pesar de las heridas, a pesar de la tristeza,
no puedo dejar de amarla, no puedo dejar de pensar en ella, no puedo dejar de sentirla, aunque me destroce, aunque me destroce, aunque me destroce.
En el fondo de mi alma, sé que nunca la olvidaré,
que su recuerdo siempre estará conmigo, como una sombra, como un fantasma, como una tortura, que me acecha, que me llena de dolor, que me llena de angustia.
Pero también sé que la amo, que siempre la amaré,
que su recuerdo me llena de nostalgia, de melancolía, de pasión, que me hace vivir, que me llena de vida, que me llena de dolor.
Las lágrimas se secaron, pero la marca quedó,
un surco profundo en mi alma, un dolor que se multiplicó.
He llorado tanto por ella, que perdí la cuenta,
pero no puedo dejar de amarla, no puedo dejar de sentirla, no puedo dejar de pensar en ella, no puedo dejar de recordarla, aunque me duela el alma, aunque me destroce el corazón.
ESTÁS LEYENDO
El Dolor del Amor
PoesíaLa amo tanto que me duele, que me consume, que me daña, un amor que se torna cruel, una pasión que me destroza.