Nunca Dijo Nada

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Ayer llegamos pasado las doce de la noche, ya que Pablo se resistía a dejar de jugar junto a su nuevo primo.

Ahora me encontraba vistiendo a un Pablo que estaba sentado mientras dormía.

Termine de ponerle sus campus, las cuales son sus favoritas y lo baje.

-Dada- dijo llorando.

-Eso pasa por no querer dormir, vamos- dije tomando su mano mientras le peinaba el pelo.

El lloraba y pataleaba.

Intente hacerme el duro, pero poco duró. Ahora estaba en mis brazos durmiendo.

Llame a Ferrán

-Buenos días Ferry.

-Buenos días enano. ¿Paso algo?

-¿Le podrías decir al mister que no podré asistir hoy?

-¿Le paso algo a Pablo? ¿Estás bien?

-Estamos bien, solo que no tengo con quien dejarle, Fer le toco turno todo el día.

-Si que eres Tonto, mi hermana lo puede cuidar.

-No, no. Yo le cuido, por un día que no vaya no me sacaran del equipo.

Del otro lado había un silencio, que duró unos minutos

-Venga cabezón, ella cuida muy bien a los bebés, Déjale aquí con Isma.

-De verdad Ferry, yo le cuido, solo dile eso al mister, yo le mande un mensaje, pero igual dile en persona.

-¿Que más tengo que decirte? Es tía en una guardería, venga Déjale aquí con ella y nos vamos a entrenar. Luego vamos a la playa.

Suspire y asentí, como si ferran me pudiera ver.

-Vale, hago su mochila y voy.

-Vamos. Isma lo conseguí.- dijo susurrando.

-¡Si! ¡Tio Eric viene Pablo!- grito una voz pequeña.

-Nos vemos, Ferry

-Nos vemos, enano- dijo riendo.

Deje a Pablo en el sillón rodeado de almohadas y subí a preparar su mochilita.

Agarre dos chándal, un par de zapas, un suéter. Un short azul y chanclas si se llegaban a meter a la piscina.

Una mantita con mi perfume.

Cerre la mochila, la puse en mi hombro y baje.

Agarre a Pablo y nos fuimos en el mini.

En el camino escuchábamos canciones en aleatorio

Al llegar un Mercedes blanco estaba estacionado fuera, pero no era de Ferrán, ni Eric, supuse que de la hermana de Ferry.

Al bajar Pablo fue corriendo a la puerta, la cual fue abierta a los minutos por Ismael.

—¡Paboo!— dijo el mayor, pronunciando mal a propósito, ya que a Pablo le gustaba.

El mayor abrazo al pequeño y yo agarre la mochila y cerre la puerta del coche.

Detrás de Isma estaba una chica...

—¿Bibi?— dijo Pablo, al ver que la chica que estaba detrás de Isma era su tía Sofia de la guardería.

Yo abrí la boca.

—¿Sofi?—Dije.

La chica río cuando vio que yo y Pablo reaccionamos de la misma manera.

—Hola Pablito, Hola Pedro

—¡Bibi!— dijo aferrándose a su pierna, por lo menos estaría en buenas manos.

—¿Ya estas más tranquilo?— pregunto burlón Ferran.

Entramos y deje la mochila de Cars en el sofa.

—¿Nos vamos?— pregunto Eric.

Pablo estaba abrazado a mi.

—Si, que vamos justos. Pedri, sueltale— dijo Ferrán

Yo siempre me aferraba a mi hijo antes de cada entrenamiento, viaje o partido.

Le comenze a dar besos con toda la cara y el reía.

—Venga Pedri, llegaremos tarde.

—mhm— dije mientras apretaba suave el cuerpo pequeño de mi hijo.

Escuche la risita de Sofi y solté a Pablo.

—Te mo— dijo el y dejó un beso en mi cachete.

—Te amo, Campeón.

Salí de la casa, confiando que había dejado en buenas manos a mi hijo, claro es ella quien lo está cuidando

—Ferrán.

—Sí, mi hermana trabaja en el jardín en el que va Pablo.— dijo obvio y leyendo mi mente

Yo sonreí como bobo, el me había escuchado varias horas hablar de esa chica y el muy hijo de puta nunca dijo nada.

La mejor mamá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora