Empaca tus palabras en maletas de porcelana
Y rómpelas a martillazos de plomo y lana.
Borra el violín de tu melodía,
Serán los tambores el amanecer de tu día.
Mata de hambre tus colores
hasta que no queden ni el nombre de tus amores.
Mil olores de infancias vividas
se irán con las ventiscas enemigas.
Se presentarán frente a tus ojos nuevos símbolos
que al filo de una bala fantasma tendrás que recordarlos.
Morirá el sol de nuestras mentes afables,
remplazado por nubes de grises sables.
Bajo nuestros pies la tabla de marfil
donde se expone nuestra memoria senil.
No temas, no nos entendrán,
pero cuando a alguien haya que culpar, ahí nos juzgarán.