prefacio.

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notita: chingada madre se que dije que no iba a escribir más nada pero esta idea a estado en mi cabeza desde que comencé mi tesis (que no tienen nada que ver) pero aún así debía sacarla. Ya soñé dos veces con ésto y nonono necesito compartirlo jesucristo. Algo diferente, nunca había trabajado con este tema jajaja.

Antes de conocerte, antes incluso de que yo llegara a este mundo, ya te conocía

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Antes de conocerte, antes incluso de que yo llegara a este mundo, ya te conocía. Recuerdo la primera vez que te vi, aunque en realidad no era una visión en el sentido convencional. Era más bien un destello en la penumbra de mis pensamientos, una presencia que se hacía palpable en cada rincón de mi ser. Estabas allí parado, a la distancia, como un sueño que se niega a desvanecerse al despertar.

Tu cabello negro azabache caía en ondas suaves alrededor de tu rostro, como si la oscuridad misma se hubiera tejido en una forma humana. Tus ojos, dos rubíes ardientes, me observaban con una intensidad que me hacía sentir expuesto, como si pudieras ver hasta lo más profundo de mi alma. No había temor en mí; quizás era la fascinación lo que me mantenía cautivo. Una belleza sobrenatural que parecía desafiar las leyes de la naturaleza y la lógica. ¿Cómo podría temer a algo tan magnífico?

A medida que pasaban los días y las noches, esa imagen se repetía en mis sueños, convirtiéndose en un eco constante en mi mente. Aunque sabía que eras un vampiro de pura sangre, una criatura de la noche, no podía evitar sentirme atraído por ti. La gente habla de los monstruos que acechan en la oscuridad, pero tú eras diferente. No eras un simple depredador; eras un enigma, un ser que existía más allá de lo que mis ojos podían comprender.

A menudo me preguntaba: ¿Quién eras tú? La respuesta se me escapaba, como arena entre los dedos. Te veía en el silencio de mis pensamientos, en las sombras que danzaban a la luz de la luna. A veces creía escuchar tu voz, suave como un susurro y cargada de promesas. En aquellos momentos, el miedo se desvanecía, dejando solo curiosidad y deseo.

Sombras de medianoche | HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora