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Pov

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Pov. Hyunjin:

Desde que tengo memoria, las palabras de mi padre han resonado en mi mente como un eco incesante. Recuerdo sus ojos oscuros, llenos de una intensidad que podía ser tanto hipnótica como aterradora. Hablaba de los vampiros como si fueran dioses, seres superiores que habían caminado sobre la Tierra desde tiempos inmemoriales. "Desde el primer vampiro", decía, "han gobernado con sabiduría y fuerza. La humanidad, en su arrogancia, los ha desafiado y ha intentado erradicarlos, pero siempre han retrocedido ante el poder de la noche".

Me sentaba a sus pies, absorto en sus relatos de conquistas y guerras. Los humanos habían sido, según él, la causa de su sufrimiento, los responsables de su exilio y su oculta existencia. Pero luego vino el gran cataclismo, un evento que cambió el curso de la historia. En ese momento, los mismos humanos que habían tratado de destruir a los vampiros se encontraron en una situación desesperada. La civilización se derrumbaba y, en su desesperación, miraron hacia aquellos a quienes habían despreciado.

"cuando comprendieron que dependían de nosotros para sobrevivir. Los vampiros son la salvación y la condena de la humanidad. Merecemos gobernar, porque somos los verdaderos guardianes de este mundo". Sus palabras me envolvían como un manto cálido, alimentando una creencia que se había arraigado en mí desde la infancia.

Sin embargo, todo cambió cuando conocí a mi nana.

Era una mujer pequeña y frágil, una humana con ojos brillantes que parecían contener la sabiduría de generaciones. Me contaba historias que contrastaban con las de mi padre. Hablaba de amor y sacrificio, de luchas no solo por el poder, sino por la paz. "Los vampiros no son solo criaturas de la noche", decía con una voz suave pero firme. "Son seres que sienten, que aman y que sufren como cualquier humano".

Al principio, me resistía a sus palabras. ¿Cómo podía dudar de lo que mi padre había enseñado? Pero a medida que pasaban los días, me encontraba anhelando sus historias más que las grandilocuentes narrativas de mi padre. Ella me hablaba de la humanidad en su estado más puro: su vulnerabilidad, su capacidad para amar y para cambiar. Me enseñó que no todos los humanos eran enemigos; algunos eran aliados, luchadores por un mundo mejor.

Incluso así no le creía, hasta que lo vi por primera vez...

A el...

En su estado más puro y vulnerable.

En su estado más puro y vulnerable

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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Sombras de medianoche | HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora