En el año 8319... un mundo donde la línea entre la ciencia y la leyenda se desdibuja, Jeongin, un humano sin marca de pertenencia, vive obsesionado con la historia de los vampiros. Su vida da un giro inesperado cuando se encuentra con Hyunjin, un va...
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Desde que era niño, Jeongin había estado rodeado de historias sobre vampiros. Su madre, con su voz suave pero firme, le contaba relatos de criaturas que se deslizaban por las sombras, seres malignos que se alimentaban de la vida de los humanos. Le hablaba de ciudades enteras que habían caído bajo el dominio de estos depredadores, donde la noche era un manto de terror y desolación. "Nunca te acerques a ellos", le advertía. "Son astutos, y su belleza es solo un disfraz para ocultar su verdadera naturaleza".
Sin embargo, ahora, tras haber sido mordido por uno de ellos, las palabras de su madre resonaban en su mente con un eco perturbador. Jeongin se encontraba en una encrucijada. ¿Era Hyunjin, el vampiro que lo había marcado, realmente un monstruo? O tal vez, como él mismo había comenzado a cuestionar, había algo más complejo en la naturaleza de estas criaturas.
Mientras reflexionaba sobre sus pensamientos, Hyunjin se acomodó en el sofá frente a él, cruzando las piernas con una elegancia casi felina. Jeongin lo observó, buscando respuestas en su expresión serena, pero también sintiendo una mezcla de confusión y miedo.
-¿Por qué quieres mi ayuda? -preguntó Jeongin finalmente, su voz temblando ligeramente. Había una chispa de desafío en sus ojos; no podía permitir que Hyunjin lo intimidara.
Hyunjin sonrió, pero su mirada era intensa, casi penetrante. -No eres igual a mi-respondió-. Pero tampoco eres un humano.
Jeongin frunció el ceño, incapaz de entender del todo lo que eso significaba. -¿Qué quieres decir con eso? -demandó, sintiendo cómo la tensión crecía entre ellos.
-Tienes un aroma peculiar -continuó Hyunjin, inclinándose hacia adelante como si cada palabra fuera un secreto revelado-. Tu sangre tiene un sabor distinto. Hay algo en ti que me llama.
Jeongin sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar esas palabras. La idea de que su propia esencia pudiera ser especial para un vampiro lo llenaba de inquietud. Sin embargo, antes de que pudiera procesar sus pensamientos, Hyunjin señaló hacia la pared detrás de él.
-Esa foto... -dijo con un tono de curiosidad-. ¿Sabes quien es esa mujer?
Jeongin se giró rápidamente hacia donde Hyunjin señalaba. Era un retrato antiguo de él y su madre, sonriendo juntos en un día soleado. La imagen evocaba recuerdos cálidos y felices, pero ahora también traía consigo una sombra de dolor.
-¿Qué tiene ella que ver con esto? -preguntó Jeongin, sintiendo cómo la preocupación comenzaba a apoderarse de él.
Hyunjin sonrió con malicia. -Ella trabajó para la primera casa durante mucho tiempo.
Jeongin sintió cómo su corazón se aceleraba. -¡No! Ella odiaba a los vampiros! Ellos mataron a mi padre, jamás trabajaría para unas bestias como ustedes...-exclamó, su voz llena de angustia y rabia.
Hyunjin asintió lentamente, como si estuviera sopesando las palabras de Jeongin. -Busqué bronce y encontré oro -dijo finalmente-. Tu madre no solo odiaba a los vampiros; también conocía sus secretos. Y tú... tú... Vas ayudarme.
