Capítulo 5: Energía Espiritual

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A la mañana siguiente, el rumor de que el nuevo discípulo del maestro Rhen se había caído al agua se extendió por toda la escuela. Un discípulo lo había visto desde su ventana y no pudo mantenerse callado. ¡Era, sin duda, un notición! No solo porque el nuevo era el punto de mira, sino porque había sido rescatado, ni más ni menos, por el discípulo de élite más popular del Clan del Fuego.

Kael estaba sentado en la mesa del comedor en completo silencio, removiendo el contenido del bol que tenía frente a él. Las palabras de su maestro seguían resonando en su mente. Le habían dado un toque de atención por lo sucedido; había roto las normas en su primer día. Aunque lo habían perdonado, alegando que desconocía aquellas reglas por ser nuevo, no podía dejar de sentir que ya había fallado.

El muchacho mantenía la mirada baja, consciente de que, aunque estaba solo en la mesa, todos lo observaban. Algunos discípulos que pasaban alrededor le clavaban los ojos con miradas juzgadoras y mientras otros pronunciaban alguna que otra grosería.

—¿Es cierto lo que dicen? ¿de verdad te caíste al agua? —preguntó Lyon con curiosidad, sentándose a su lado.

—No me caí. Me tiraron...

Lyon apenas pudo contener una carcajada. El rostro de Kael se enrojeció al instante, y desvió la vista hacia su bol de comida. Al parecer nadie se creía la historia de que un fantasma lo hubiese tirado. En un lugar como ese, fortificado y vigilado las veinticuatro horas del día, aquello era imposible. Por lo que Kael dejó de nombrarlo, temeroso de que la gente empezara a tomarlo por un loco.

—Perdona, perdona. Es que es irónico, ¿no? Justamente anoche preguntaste si alguna vez alguien había acabado en el agua, ¡y luego vas tu y...!

—¡Ay! Cállate, Lyon. No haces más que empeorarlo— dijo Lilí que acababa de llegar. Se sentó frente a los dos chicos con una expresión seria; le parecía muy injusto lo que estaba pasando.

—Bueno, Kael, mira el lado positivo: ahora eres popular.

Lilí rodó los ojos ante ese comentario y comenzó a comer su desayuno con mordiscos pequeños. Luego, observó a Kael y este le devolvió la mirada algo incómodo.

—Sé que no quieres hablar del tema. Pero, ¿es cierto que el famoso Xavian Wayn te salvó?

Así que ese era su nombre, Xavian Wayn, el discípulo de élite. Kael revivió los hechos en su cabeza y miró a un lado con cierta timidez. Carraspeó un poco antes de hablar.

—Sí. Aunque... se le notaba bastante... molesto.

—Normal, un alumno prestigioso del Clan del Fuego tirándose al Agua para rescatar a un idi... ¡Auch! — intentó decir Lyon, pero sus palabras fueron interrumpidas al recibir una patada de Lilí por debajo de la mesa.

—¡Qué envidia! —pronunció Lilí juntando sus manos—. A lo mejor debería tirarme al agua a ver si un chico así de guapo y apuesto viene a salvarme.

—Uy, ¿estás hablando de mí? —dijo Lyon, inclinándose ligeramente hacia ella con una sonrisa pícara, apoyando su cabeza sobre su mano.

—¡Ugh! ¡No, en absoluto! Preferiría ahogarme— Lilí frunció el ceño, completamente asqueada ante esa posibilidad.

Mientras los dos amigos se sumían en una discusión tan típica de las suyas, Kael comenzó a perderse en sus propios pensamientos. Sus ojos vagaron por el comedor, dándose cuenta de que la mayoría de los discípulos ya habían dejado de lanzarle miraditas incómodas. A pesar de ello, un escalofrío recorrió su espalda cuando sus ojos se toparon con el grupo de discípulos del Clan del Fuego, sentados a lo lejos, desayunando en silencio.

Bajo el velo del cielo inmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora