Capítulo cuatro

447 36 62
                                    

Horas antes

—Mierda... Dios santo, no debí excederme con la emoción—susurró para sí mismo el muchacho de los mechones claros tumbado sobre el suelo.

Al caer del tronco, el aire abandonó sus pulmones y sintió un fuerte dolor proveniente de su espalda.

La caída ni siquiera había sido desde una altura considerable, ¿por qué le dolía tanto entonces?

Más pronto que tarde obtuvo la respuesta, ya que llevando una mano justo debajo suyo fue que descubrió que había resbalado sobre una pila de ramas podridas.

—Ugh-se quejó removiéndose con cuidado en el sitio—. Lo que faltaba hoy era que me rompiera la espalda en dos.

Dijo aquello sin aliento, segundos después escuchó como su menor se aproximaba pero no llegó demasiado lejos puesto que terminó cayendo igualmente de forma aparatosa unos metros antes de llegar hasta él.

Realmente tuvo ganas de burlarse de TaeHyung por ese hecho. Que increíble que ambos tuvieran una suerte de mierda y ni caminar bien pudieran.

El comentario hilarante sobre la situación murió en su lengua cuando al levantar la cabeza y buscarlo con la mirada notó que el pelinegro se encontraba inerte sobre la tierra.

Abrió su boca preocupado y estuvo a punto de llamarlo cuando sintió como algo lo jaló bruscamente de los hombros.

De hecho, SeokJin sintió como unos dedos, sí, unos dedos, se aferraron de manera mordaz a aquella parte de su traje.

Quiso gritar, primeramente por el pavor que eso le causó, y segundo, para informar a Tae, a quien segundos antes aparentemente vio atontado tirado sobre las hojas secas. Pero no pudo hacerlo.

Algo, o más bien alguien, se lo impedía. Tenía una opresión en la boca, como si la estuvieran cubriendo fuertemente para que se le hiciera físicamente imposible hacer algún ruido.

Estaba aterrado.

Sacudiendo la cabeza de un lado a otro, intentó advertir al otro chico de lo que estaba sucediendo. Se sintió desesperado al percibir como lentamente comenzaron a jalarlo en dirección contraria, alejándolo de él; además su cuerpo se encontraba paralizado, por lo que sus orbes simplemente se movían con prepotencia y horror de un lado a otro en sus cuencas, viendo cómo poco a poco lo introducían aún más en el oscuro bosque sin que pudiera hacer algo al respecto.

Literalmente se sentía atrapado dentro de una fábula de horror, de esas que tanto disfrutaba narrar una noche cualquiera cuando intentaba asustar a algunos de los más chicos del pueblo. Ahora no era para nada divertido evidentemente.

Menos lo fue cuando giró su cabeza bruscamente de costado para intentar identificar a su atacante y no vio a nadie. Su corazón se aceleró ante eso.

Santa mierda.

A Jin se le ahogó un grito de espanto cuando a pesar de aquello que observó, o más bien que no observó, sintió claramente como lo pellizcaron en el brazo. Preso del pánico comenzó a mover su cabeza nuevamente, intentando mirar algo, lo que fuera estaba bien.

No era posible que estuviera siendo zarandeado gracias a la obra de... ¿Dios? ¿Un demonio?

Segundos transcurrieron hasta que escuchó una serie de graznidos y luego un montón de cuervos obstruyeron su campo de visión, rodeando lo poco que lograba ver de TaeHyung. Desde donde se encontraba ahora no lograba percibir ni la luz de la lámpara que había traído consigo.

Inevitablemente comenzó a rezar debido al miedo. Recordó a su madre y se sintió arrepentido por no hacerle caso a sus diversas advertencias.

"Deberías dejar de visitar ese lado del bosque Jinnie... Dicen que está maldito y que las ánimas salen a espantar. Que no las vieras todavía, no significa que no sean reales todas las historias que cuentan de aquel sitio, conoces lo que ocurrió allí"

El cadáver del novio |tkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora