30. Ambición.

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NARRADOR SALÓN DE JUNTA REAL

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NARRADOR
SALÓN DE JUNTA REAL

El salón de juntas del palacio está impregnado de una tensión palpable.

El rey, se yergue frente a la larga mesa de roble: 

—Algún valiente que sea capaz de decirme qué carajos sucedió anoche.

Sus ojos escrutan a cada uno de sus subordinados, buscando signos de traición o lealtad.

—He de admitir que aunque el trato de mis brujas hacia tus puras no es el mejor, Padre. Pero jamás sería capaz de ocasionar semejante estupidez. Primero las asesinaría yo misma antes de que alguna quebrante tu ley.

El silencio es finalmente roto por la voz de Destiny, firme y autoritaria. 

—Yo jamás pondría mi duda en ti, Hija.

Destiny asiente en gratitud hacia su padre, el rey.

—Sin embargo, me gustaría escuchar una declaración voluntaria antes de pedirle a mi hija que traiga a sus brujas.

Los subordinados del rey se disponen en la sala con una mezcla de rigidez y cautela. Los nobles de alto rango: Evan y Kaphar se sitúan a ambos lados de la mesa, en una disposición que denota su importancia y cercanía al poder, aunque mantienen una distancia respetuosa del trono.

—Yo opino que se empiece buscando a quien alertó a los guardias —dice Kaphar que trata siempre de buscar la aprobación de su padre— Aunque sería más fácil llegar a una conclusión si el Príncipe estuviera presente… ¿Dónde está?.

De pronto, las puertas del salón se abren dejando ver al joven Príncipe vestido completamente de negro, con anillos de oro en sus dedos y así mismo, en su garbadina, el broche del escudo de Ambrosine forjado en oro.

Entra con seguridad en cada paso hasta su puesto al lado de Destiny, que se intrigaba por su ausencia.

—Disculpen mi retraso —habló mirando al rey únicamente.

—¿Algún asunto pendiente que atender, Príncipe? ¿Uno más importante que la muerte de diez puras?  —cuestiona un consejero haciendo a Chademín mirar serio a Dorian.

Esos consejeros, siempre tratando de hacerlo quedar mal. Buscando cualquiera de sus errores para recalcarlo y humillarlo aunque Dorian se les adelantara en ello.

—No se preocupe, Sir. Valion, el príncipe de seguro estuvo muy ocupado anoche —intervino Destiny mirando al consejero.

Dorian la miró con cautela sabiendo que en cualquier momento ella le arrojaría una acusación, la cual no tardó en llegar:

—Díganos, majestad, ¿Qué hacía en el palacio mientras todos estábamos en el jardín? Justo en el momento en que esas Puras escaparon.

Esas palabras hacen dudar a todos los presentes, incluso a su padre: el Rey que creía todo lo que su hija decía.

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