3. El corazón dividido (parte 1)

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1. En la cafetería

La tarde en Buenos Aires se mostraba fría, pero en la pequeña cafetería del barrio, Edi sentía cómo el aroma del café y el murmullo de las charlas creaban un ambiente cálido. Las luces tenues proyectaban sombras suaves en las paredes de ladrillo expuesto, mientras él movía la cuchara lentamente en su taza. Frente a él, Jocelyn lo miraba con esos ojos que alguna vez lo habían desarmado.

Jocelyn:- Sabés, Edi, yo... no salí con nadie más. (Su voz era suave, como si temiera romper algo invisible entre ellos.)

Edi levantó la vista, sorprendido. Los ojos de Jocelyn parecían brillar con una mezcla de nostalgia y tristeza. Él se quedó en silencio, sintiendo el peso de sus palabras.

Jocelyn:- Te extraño. India y Silvestre también te extrañan. Es como si... como si nunca hubieras dejado de estar en mi vida.

El ruido de las tazas chocando en las mesas cercanas, el aroma del café recién molido, todo pareció desvanecerse por un momento. Edi sintió un nudo en el estómago. Pensaba en su vida actual con Vicen, pero también en los recuerdos con Jocelyn, en esos años compartidos y en los hijos que habían tenido juntos.

Edi:- Joce... yo... (No encontraba las palabras. Las imágenes de India y Silvestre inundaban su mente. Esos dos pequeños eran parte de él, siempre lo serían).

Jocelyn:- No te pido nada, Edi. Solo... solo quería que lo supieras.

2. En el departamento de Edi y Vicen

De regreso al departamento, el silencio era lo único que acompañaba a Edi. El aire de la noche se colaba por las ventanas, y las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos. Vicen estaba sentado en el sillón, mirando distraídamente un partido por la tele. Al notar que Edi entraba, dejó el control remoto a un lado.

Vicen:- ¿Cómo te fue con India y Silvestre, amor?

Edi:- Bien, bien... los pibes están enormes (Intentó sonar natural, pero Vicen notó la evasión en su tono).

Vicen:- ¿Y con Jocelyn?

Edi se detuvo un segundo. La mirada de Vicen era clara, directa. Sentía que le estaba ocultando algo, y eso lo inquietaba. Edi pasó la mano por su cabello, como si ese gesto pudiera aliviar la tensión que sentía en el pecho.

Edi:- Hablamos... de cosas.

Vicen:- ¿De qué cosas? (El tono de Vicen era calmo, pero había algo detrás de sus palabras que Edi no podía ignorar. Era como si buscara algo que no se atrevía a preguntar de manera directa).

Edi:- Nada importante, solo de... los chicos (La mentira lo hizo sentir incómodo, pero no podía explicarle todo lo que estaba pasando por su cabeza. No ahora).

3. Charlas frecuentes

Con el paso de los días, las visitas a Jocelyn y sus hijos se hicieron más comunes. Edi comenzaba a sentir una extraña comodidad en esos encuentros. A veces se quedaban horas charlando en la casa de ella, otras veces caminaban por la plaza con los chicos. Jocelyn le hablaba de lo mucho que lo extrañaba, de cómo había sido difícil para ella después del divorcio, y aunque Edi no decía mucho, había momentos en que algo en su interior se removía.

Vicen:- ¿Otra vez fuiste a lo de Jocelyn? (Lo preguntaba de manera casual, pero Edi sentía el peso detrás de las palabras).

Edi:- Fui a ver a los pibes, nada más.

Vicen no insistía más, pero Edi sabía que su pareja no estaba del todo cómodo con la situación. Había noches en las que Edi se quedaba despierto, pensando en Vicen durmiendo a su lado y en lo que Jocelyn le había dicho esa tarde: "Nunca dejé de amarte".

4. El corazón dividido

Una tarde, mientras caminaban por el parque con India y Silvestre, Jocelyn se detuvo y lo miró de manera profunda.

Jocelyn:- ¿Sabés? A veces siento que... todavía podríamos ser una familia.

Edi se quedó en silencio. Sabía que no podía negar lo que sentía por Vicen, pero también estaba el amor por sus hijos, la nostalgia de lo que había sido su vida con Jocelyn.

Edi:- Joce... yo estoy con Vicen. Lo amo. Formé una familia con él también.

Jocelyn:- Lo sé. Pero también sé que todavía tenés un lugar en tu corazón para nosotros. No te pido que me des una respuesta ahora... solo quería que lo supieras.

Esa noche, cuando Edi regresó al departamento, encontró a Vicen leyendo un libro en la cama. El peso de la situación lo golpeó con fuerza. Se sentó al borde de la cama, sin saber por dónde empezar.

Edi:- Vicen...

Vicen levantó la vista, con una leve sonrisa.

Vicen:- ¿Todo bien, amor?

Edi suspiró. No podía seguir con esa carga.

Edi:- Estuve pensando mucho en... en lo que siento por vos y...

Vicen lo miró, como si estuviera esperando que dijera algo más.

Edi:- Te amo, Vicen. No te quiero perder. Pero también me duele pensar en India y Silvestre, y lo que fue mi vida con Jocelyn. A veces siento que tengo el corazón dividido.

Vicen:- Edi, yo sé que tenés un vínculo con ellos que no puedo romper. Pero no quiero que te alejes de mí. Nosotros también somos una familia. Pensá también en Mateo y en los trillizos.

Edi sintió el peso de sus palabras. Sabía que estaba en una encrucijada, pero también entendía que debía tomar una decisión.

Cαʋαɳι X TαႦσɾԃα Oɳҽ-Sԋσƚʂ (Oɱҽɠαʋҽɾʂҽ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora