𝐑ivals to 𝐋overs. ➳ 𝐒𝐇𝐀𝐃𝐑𝐄𝐄𝐍 ░⃟★

𝐌𝐢𝐫𝐚𝐧𝐝𝐨

Cree que no lo veo cada que lo hace.
Lo veo a la distancia, detrás de los árboles, observando cada movimiento, cada respiración. Mentiría si dijera que no me gusta, hace bastante nadie tenía su atención centrada en mi por tanto. Este pibe si que es consistente.
Hoy pasó lo mismo, fuí hacia la cueva, él me miraba a lo lejos como una sombra. Digamos que un humo negro con ojos blancos no es la cosa mas normal del mundo.

Me adentré hacia ella, mis orejas percibieron el ruido del aguacero junto a unos pasos de botas. Trate de restarle importancia a la situación, después de todo, si él queria mirarme mientras hacia mis cosas, no me molestaba. Aunque si era un poco raro que digamos.
Sentí su respiración sobre mi nuca en un instante, bajé mis orejas y me quedé inmóvil. Quise hablar, pero él se me adelantó.

— ya casi es de noche. —

— Lo sé. —

No hice ninguna pregunta aunque tuviera muchas, preferí no tocar el tema de porque mierda me estaba siguiendo, y seguí, picando y adentrándome más y más abajo en aquella mina. Él me seguía, pero con la mirada. Sentía sus pupilas grisaceas casi imperceptibles siguiendo cada paso que yo daba, todo estaba en silencio, lo unico que escuchaba eran sus respiraciones, y, aquella llovizna.
El viento comenzaba a elevarse, y a la vez, esa aguacero pasaba a ser tormenta. Me tapé los oídos al escuchar el gran trueno que hizo que un rayo cayera cerca de la zona. Rápidamente, sentí sus cálidos guantes apretar mis manos levemente, las cuales seguían tapando mis orejas. Estaba tratando de protegerme de alguna forma.
Puso una de sus palmas en la parte trasera de mi cabeza y me inclinó hacia el espacio entre su cuello y su hombro, recostandola ahí por unos minutos. No me negué, me sentí algo incómodo por el tacto, pero no me queje en absoluto. Solo solté algún que otro gruñido al escucharlo tararear, como si yo fuera un bebito.
Mis párpados se cerraron por unos minutos, los truenos habían parado, pero la lluvia no. Esta caía con todas sus fuerzas... parecía que una clase de granizo invadía las afueras de la cueva.

Los dos nos sentamos en el piso, prendimos una fogata y nos quedamos ahí, sentados como unos pendejos desamparados.
No hablamos mucho, solo algunos recuerdos viejos y chistes malos salían de nuestras cavidades bucales.

— ¿Pudiste arreglar mis anteojos? — tuve que sacar el tema de la nada, si soy sincero, realmente ya no aguantaba más usando una venda casi transparente en los ojos para que no me vieran. El asintió con la cabeza mientras sacaba algo de su maletín color marrón. Ahí estaban, mis hermosos lentes de sol.

Estaban mucho mejor que antes, sonreí de una manera un tanto lasciva. Mis manos se dirijeron hacia ellos, finalmente teniendolos entre manos, los admiré por unos breves segundos.

— Sacate eso, te pondré los lentes. —

Obedecí sin quejas. Desaté el nudo de aquella venda que me tenía harto y la apoyé a un lado, dejando que mis ojos brillaran por unos milisegundos al ver a tal ente con una sonrisa alegre. Nos quedamos en silencio otra vez. Agarró mis anteojos y me los puso con cuidado, dios, al fin volvía a mi realidad. Murmuré en voz baja un 'gracias' casi innescuchable, recibí un 'de nada' con la misma tonalidad de voz por parte del francés.
Él me acarició la mejilla de una forma un tanto dulce, me alejé entre gruñidos mientras el otro se reía a carcajadas. ¿Que le daba tanta risa? ¿Tenía algo en la cara o qué?, puse los ojos en blanco y bostecé con muchísimo cansancio. Me acosté en el frío piso de aquel lugar, ya había intentando irme, pero había recibido los suficientes zapes en la cabeza como para seguir intentándolo.

Entré en cierta parálisis del sueño. Estaba despierto pero no me podía mover ni abrir los ojos, tampoco hablar. Solo sentí que alguien levantaba mi cabeza y ponía una mochila blanda abajo de esta, me hubiera gustado decir algo, pero no podía.
Por suerte, esa parálisis acabó pronto y pude descansar en paz. Bueno, o eso creía.