Obliviscere Materiam.

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James estaba sentado en la sala de su casa, observando la chimenea arder lentamente. El calor del fuego no lograba derretir el hielo que sentía dentro de su pecho. Todo había comenzado a desmoronarse desde que Venus se había escapado de casa. La preocupación, la culpa y el miedo lo consumían. Sabía que era su culpa, que había fallado como padre, como protector. Y ahora, su familia estaba rota.

Regulus había intentado calmarlo, pero nada parecía aliviar el peso que sentía. Harry estaba afectado, aunque intentaba esconderlo. Sirius y Remus también estaban tensos, incapaces de hacer algo más que esperar. Pero James sabía que esperar no era suficiente. Necesitaba hacer algo.

En un arranque de desesperación, James subió al ático, donde Regulus solía guardar sus libros antiguos y peligrosos. Aunque había jurado no tocarlos, la situación había cambiado. Comenzó a revisar los tomos polvorientos, buscando alguna solución, cualquier cosa que pudiera corregir el caos que había desatado. Pasó horas entre las páginas, hasta que finalmente encontró lo que buscaba.

Obliviscere Materiam.

El hechizo estaba escrito en tinta oscura, las palabras apenas legibles, pero el poder detrás de ellas era palpable. Era un hechizo prohibido, uno que no solo borraba recuerdos, sino que alteraba la realidad misma de la persona a la que se aplicaba. Las memorias se reescribirían, los hechos cambiarían, y las emociones quedarían moldeadas de acuerdo a la nueva versión de la realidad.

James lo leyó una y otra vez, tratando de convencerse de que esto era lo correcto. Si podía borrar los recuerdos de Regulus y Harry sobre Venus y hacerles creer que siempre había sido hija de Barty y Evan, todo sería más fácil. El dolor desaparecería. La confusión cesaría. Sería como si Venus nunca hubiera sido parte de su vida.

Esto es lo mejor, se dijo a sí mismo, mientras cerraba el libro y bajaba las escaleras con la decisión tomada.

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Esa misma tarde, James fue a buscar a Regulus. Lo encontró en la sala, mirando por la ventana con una expresión perdida en su rostro. Sabía que su hermano estaba sufriendo por la desaparición de Venus, pero también sabía que este dolor era temporal. Pronto, Regulus olvidaría todo.

"Reg," dijo James, tratando de mantener su voz firme. "Necesito hablar contigo."

Regulus giró lentamente, sus ojos oscuros reflejando la preocupación. "¿Qué ocurre, James?"

James tomó aire profundamente y, antes de que pudiera arrepentirse, sacó su varita. "Lo siento," murmuró, y con un movimiento rápido, conjuró el hechizo "Obliviscere Materiam"

La magia fluyó desde la punta de su varita, envolviendo a Regulus en un suave resplandor. Sus ojos se entrecerraron y luego se quedaron vacíos por un momento. James mantuvo su concentración, visualizando en su mente una nueva realidad. En esta, Regulus nunca había conocido a Venus como su hija. En cambio, siempre había creído que ella era la hija de Barty y Evan.

Cuando la luz se desvaneció, Regulus parpadeó, confuso. "James... ¿de qué estábamos hablando?"

James guardó su varita rápidamente y sonrió con un esfuerzo considerable. "Nada importante, Reg. Solo quería asegurarme de que estabas bien."

Regulus asintió distraídamente. "Estoy bien, sí... solo estaba pensando en Barty y Evan. Venus es una chica increíble, tienen mucha suerte de tenerla."

James sintió una punzada de culpa en su pecho, pero la ignoró. "Sí, mucha suerte," murmuró antes de apartarse.

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Luego, fue el turno de Harry. James subió a la habitación de su hijo, donde lo encontró leyendo uno de sus libros de Quidditch favoritos. Harry levantó la vista y le sonrió débilmente.

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⏰ Última actualización: Oct 19 ⏰

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