𝚜𝚎𝚒𝚜

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Ella sabía que este momento en su vida llegaría, su mujer se lo había dicho justo el día en que había nacido su pequeña princesa, pero definitivamente no sabía que sería tan pronto.

Coño e la madre, su bebé apenas tenía 16 años.

Respiró profundo y cerró los ojos antes de tocar la puerta de Rosé con los nudillos, esperando un par de segundos hasta que el rostro de su hija apareció en cuanto la puerta se abrió.

—¿Mami? – preguntó la rubia, su teléfono en la mano mientras fruncía el ceño con curiosidad al ver a su madre ahí.

Hyoyeon definitivamente no estaba lista todavía para aquello.

—Jennie está buscándote. – dijo con amargura, cruzándose de brazos al ver cómo su hija luchaba para no sonreír. — Hija, ¿por qué esa carajita buscándote a ti y no a Lisa?

Rosé ladeó la cabeza, confundida, ante la pregunta de su madre. — Lisa está con Chu ¿no? – la mayor asintió. — Jen dijo que estaba aburrida y que vendría para que habláramos un rato.

Hyoyeon volvió a fruncir el ceño, no conforme con la respuesta dada por su hija. Aunque bueno, tal vez eran los celos tóxicos de su madre de los que tanto hablaba su mujer, pero la realidad es que ella solo estaba cuidando de su bebé, excesivamente, pero cuidandola al fin y al cabo.

—¿Qué no tiene más personas con las que hablar?

—Maaa.

—Solo estoy preguntando. – la mayor se encogió de hombros y levantó las manos, fingiendo inocencia. — Rosie, si sabes que el diablo sabe más por viejo que por diablo ¿no?

—Maaaamáaaaaaa. – se quejó la rubia, sabiendo a lo que se refería su madre. — Para que estés tranquila nos sentaremos en las escaleras del porche y ya.

Rosé le dió un pequeño beso en la mejilla a su madre antes de ir a recibir a la mejor amiga de su hermana. Hyoyeon simplemente la miró irse y dejarla sola en el pasillo de las habitaciones, recordando todas las veces que ella había hecho la misma vaina de carajita.

Ella solo le pedía a Dios que el karma no le pegará tan fuerte.

➪➪➪➪➪

Jennie levantó una bolsa que llevaba en la mano en cuanto Rosé salió, le sonrió y se encogió de hombros.

—¿Qué llevas ahí? – le preguntó la rubia, sentándose en el primer escalón y dejándole un espacio a la mayor.

—Tenía ganas de chuchear. – respondió, abriendo la bolsa para sacar unos Ruffles, Pirulines y chocolates. — Agarra lo que quieras y come.

Rosé tomó un Ruffles y comenzó a comer, mirando a los niños de la terraza persiguiendose unos a otros. No sabía cuando tiempo habían pasado ambas en silencio, pero ella ya se había terminado su Ruffles y Jennie había comenzado a arrancarle las hojas a las matas de su abuela.

—¿Quieres morir? – le preguntó de repente, llamando su atención y logrando que dejara de dañar a la pobre planta.

—No, ¿por qué?

—Le estás dañando las matas a mi abuela. – Jennie de inmediato soltó el pedazo de hoja que tenía y comenzó a sacudirse el pantalón, haciendo a la rubia reír. — Cobarde.

—¿Vas a juzgarme? Tu abuela me da miedo. – confesó. — Una vez me agarró de la oreja porque había hecho que Lisa se sentara sobre un hormiguero. – Rosé rió al verla llevarse la mano libre a la oreja y hacer una mueca. — Ese día las dos terminamos hinchadas, a tu hermana se le hincharon las bolas y a mí la oreja.

Rosé comenzó a reír a carcajadas y Jennie no pudo evitar sonreír, mirándola durante algunos segundos antes de negar con la cabeza a la vez que soltaba una risita que se fue apagando al sentir su teléfono vibrar en el bolsillo de su pantalón.

—Tu hermana está loca

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—Tu hermana está loca. – dijo, guardando el teléfono en su bolsillo para evitar que Rosé viera la conversación.

—Disculpala, mamá la dejó caer de chiquita.

—Ah sí, de seguro fue eso. – Jennie echó ambos brazos hacia atrás, recargando el peso de su cuerpo en ellos. — Ve, Rosie, ¿a ti nunca te habían dicho que eres burda e bonita?

El halago sorprendió a la rubia, quien no pudo evitar sonrojarse, causando la risa de Jennie. La mayor se felicitó a sí misma internamente.

—No le vayas a decir a tu hermana que te dije eso o va a castrarme. – pidió, acercándose a Rosé para susurrarselo al oído. — Pero sí, no estoy jodiendo, tú tas burde bonita.

—Ah, vaina, ya deja pue. – se quejó la menor, echándose aire a la cara para tratar de aliviar el repentino calor que había sentido. — Una pregunta.

—Una respuesta. – Rosé rodó los ojos al verla sonreír con burla.

—¿Por qué Lisa no quiere que me junte mucho contigo?

—Porque soy una mala junta. – respondió Jennie, encogiéndose de hombros. — Ay, Rosie, tú me ves así. – se señaló a sí misma. — Echando vaina, haciendo reír a los demás, ayudando a quien lo necesite y a quien no, pero yo tengo mis vainas malas que son las que justamente hacen que Lisa no quiera que esté cerca de ti ni por casualidad. – suspiró. — Y la entiendo, solo está cuidándote.

—Sí, lo entiendo, pero ¿cuidarme de su mejor amiga? No es... – se quedó en silencio, organizando sus ideas. — ¿Excesivo?

—No, creeme que no. – sonrió con la lengua entre los dientes. — Así que ponte pilas, chamita, no pongas a pararle bola a quien te diga vainas bonitas nada más pa calentate esa oreja. – levantó la mano para pellizcar la oreja derecha de la menor, soltandola casi de inmediato. — Yo ya me voy, así que dale pa dentro antes de que venga tu mamá por quinta vez.

Y no era mentira, en todo ese rato en el que ambas estuvieron hablando de cualquier güevonada, Hyoyeon había salido unas cuatro veces nada más para ver qué estaban haciendo y de qué estaban hablando, lanzando comentarios impertinentes para avergonzar a su hija cada vez que veía a Jennie muy cerca de ella.

—Hablamos después, Rosie. – se despidió la mayor después de ver a la rubia entrar a su casa por completo.

Yeye le había escrito para invitarla a beber en el callejón y hacia allá se dirigía. Había planeado echarse a perder ese sábado y nada se lo iba a impedir, después de todo, se había dado cuenta que lo necesitaba después de la calentura que le había dado la noche anterior.

Necesitaba tomar una decisión y que mejor manera de hacerlo con la mente nublada por el licor un par de porros de Mari.

Aquello podía salir o muy bien o muy mal.

Bueno, el que tenga miedo a morir, que no nazca.

𝙿𝚘𝚗𝚝𝚎 𝚙𝚒𝚕𝚊' - ᶜʰᵃᵉⁿⁿⁱᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora