Uno

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Max se estaba comportando extraño últimamente, saliendo muchas veces de la casa y regresando con unas cuantas cosas que no le dejaba ver a Checo y el omega comenzaba a sentirse intrigado por lo que el alfa podría estar comprando los últimos días.

—¿Sucede algo Maxie? —se atrevió a preguntar el pecoso, viendo cómo el alfa entraba a la casa con otra bolsa.

Max tragó en seco y negó, nervioso tratando de llegar a su habitación y evadir la mirada del pecoso, pero no lo logró, pudo notar como Checo lo miraba, con el entrecejo fruncido y analizándolo.

—Todo está bien pecas —susurró rezando por que el pecoso no hiciera más preguntas.

—¿Qué compraste? —preguntó tratando de alcanzar a su amigo y mirar dentro de las bolsas.

El alfa negó de inmediato y alejó su bolsa de Checo.

—No es nada —agregó de inmediato el rubio.

El omega entrecerró los ojos y miró a su amigo, sospechoso, algo estaba escondiendo Max.

—Vamos amigo. ¿No vas a decirme que has estado comprando? —dijo el omega suplicante.

Max apretó la bolsa en su mano, no podía resistirse a ese tono dulce del omega, no podía resistirse al omega en general y eso comenzaba a causarle molestias y pronto iba a causarle problemas con Checo.

—Sábanas —respondió sin poder resistirse.

El omega volvió a fruncir el ceño.

—¿Sábanas? ¿Por qué? ¿Hay algo malo con las sábanas de tu habitación? —cuestionó confundido.

Max negó despacio.

—No, yo...

—¿Llevas tres días comprando sábanas? —preguntó Checo, sonriendo.

—Si —respondió el alfa.

—¿Para qué quieres tantas sábanas?

—Yo... solo quiero tenerlas de reserva —mintió el rubio nervioso, esperando que su amigo se creyera eso y dejará de cuestionarlo.

—Mientes Maxie —susurró Checo divertido riendo—. ¿Qué vas a hacer con tantas sábanas? —volvió a preguntar.

"Quiero hacerte un nido." respondió el alfa de Max.

—Nada pecas, ya te dije —insistió el rubio en su misma postura.

El pecoso rio y rodó los ojos, divertido, negándose a seguir discutiendo con su amigo, era obvio que Max no iba a responder sus preguntas.

—Como sea Maxie —bufó alejándose del chico y continuar con las tareas que tenía.

Max suspiró aliviado y caminó rápido a su habitación.

La verdad era que Max había aceptado que estaba comenzando a sentir más que una amistad por su amigo.

Y por más que se regañara a sí mismo por los sentimientos que estaba desarrollando, no podía evitarlo, era como si el omega lo hubiera hechizado, no es como si sus sentimientos hubieran aparecido de un día a otro, sino que sólo se había dado por vencido a seguir negándose a lo que sentía por Checo y lo había aceptado, no sabía exactamente qué iba hacer, no es como sí pudiera aparecer frente a su amigo y decirle que estaba enamorado de él y que cada vez que lo veía su alfa quería lanzarse encima de él y reclamarlo como suyo, no, eso espantaría al omega.

Un nido para Checo | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora